miércoles, 6 de diciembre de 2017

Joven y con experiencia


Mientras ascendía quien ahora moría veía postrado sobre la cama de un hospital su inerte cuerpo, uno viejo y esquelético, con canas en su poca cabellera, tremendas ojeras y muchas manchas en su piel, consecuencias de la edad, cada vez se le hacía más borrosa la imagen del cuadro que ahora abandonaba y seguía con su viaje al más allá, lugar para donde todo aquel que recién muere tomará el mismo camino. 

Teniendo en cuenta de que en aquel extraño y misterioso lugar del cual, nadie antes, ha llegado y regresado, para contar en detalle cómo es, no daremos explicación alguna quedando a criterio de cada lector. Y suponiendo que allí no existe el tiempo, quién podría asegurar cuanto estuvo ahí. Yo me atrevería a decir que esto dependerá de como fue tu vida, si has llegado sin pecado alguno tu retorno será de inmediato; pero esto solo es una idea mía.

_¡Una parturienta, habrán paso que está a punto de parir!

Gritaba un para-médico quien llevaba a una mujer a punto de dar a luz, con la dilatación tal, que casi quien llegaba a este mundo se asomaba por ella.

_Por acá.

Dijo Lilly, la enfermera de turno, quien recibió a la señora, una madre soltera de pocos recursos económicos quien en breve daría a luz en el hospital general. A Lilly no le dio tiempo de avisar al médico de turno y ella asistió el parto, una vez con el recién nacido entre sus manos entró el residente ya solo a cortar el cordón que aún unía a madre e hijo, un varón. Entonces entro el Dr. Orantes, el pediatra y mientras el residente revisaba a la madre, el Dr. Orantes revisaba que el recién nacido halla llegado bien a este mundo.

_Es un lindo varoncito señora. ¿ya le eligió nombre? Dijo el Dr. Selman Méndez a su paciente, quien lloraba de felicidad.

Ya todo bajo control y con los dos sin ningún riesgo, se le entregó el bebe a su señora madre, este que llegó con mucho frío y mucha hambre se prendió del pecho de la señora y se calentó al tiempo que se amamantó.

_Bueno doña Gerturdiz, fue un gusto para nosotros haberle asistido en su parto, que estén bien y no olvide regresar a sus consultas tanto para usted como para su hijo.
_Dios les bendiga a todos, gracias.

Dijo Gertrudiz, de veinticuatro años, y salió del hospital general con rumbo a su hogar, el cual quedaba en un apartado lugar de la enorme ciudad, mientras viajaba, ella pensaba cómo haría para sobrevivir con su hijo, pero al verlo se llenaba de esperanzas y su amor de madre le daba fuerzas para saber qué hacer.

Tiempo después, madre e hijo, vivían humildemente pero con salud y amor.

_¡Chusito, ven que es hora de comer!
_¡Ya voy madre!

Chusito dejó sus juegos en el patio polvoriento y entró a su humilde hogar, se sentó para recibir sus alimentos, pero la madre lo reprendió.

_¿Te has visto esas manos?, las tienes negras, se va de inmediato a lavar.
_Esta bien.

Dijo Chusito y se dirigió con rumbo hacia la pila que estaba justo en el patio, se inclinó para sacar agua de la pila y al verse reflejado en ella, quedó por unos instantes privado, extrañado; quiso entender lo que le sucedía pero fue irrumpido por su señora madre, la cual, le gritó desde la puerta de la pequeña pieza.

_¿Ya te has lavado, que se te enfrían los frijoles?
_Ya voy madre.

Y regresó, se sentó a comer sus frijoles con huevos revueltos y su café con pan, olvidando el extraño suceso que recién le pasó en la pila, qué podría haber sido eso.

Otros años más adelante, un día en que Chusito regresaba de la escuela del barrio, pasó enfrente de una vitrina y al verse reflejado en ella regresó y se paró justo enfrente de ella, de nuevo al verse reflejado en ella, quedó otra vez privado, sumergido muy adentro de sí, pero otros muchachos de su edad y compañeros de él, le dieron alcance y lo abrazan con cariño, pero Chusito no regresaba de su introspección, por más que sus compañeros lo zarandeaban este seguía metido en él sin dejar de ver su reflejo sobre el vidrio de la vitrina.

_Oye Chusin ¿qué te pasa?, vamos que ya va a oscurecer y nos perderemos las caricaturas.

Chusito regresó de golpe de donde se encontraba y con tremendo dolor de cabeza caminaron con rumbo a sus casas, al llegar a casa le dijo a su madre que algo extraño pasaba con él y que por ahora llegaba con tremendo dolor de cabeza. Gertrudiz le dio un analgésico y preocupada más tarde habló con él, preguntando si necesitaba de médico para su problema que según dijo al llegar con aquel dolor de cabeza, pero él dijo a su madre que no, que eran bobadas nada más algo sin importancia.

Cuando Chusito llegó a la pubertad y desarrolló, tuvo otro encuentro con su interior, esta vez fue algo mucho más extraño que sus anteriores episodios, pero tampoco le dio la importancia de lo que estaba a punto de suceder, algo que cambiaría la vida de ambos para siempre.
Como todo puberto y pre-adolescente vivía jugando con su cuerpo para obtener placer. 

Un día uno de sus amigos, le contó a Chusito que había tenido su primer encuentro sexual y ambos entraron en todos los detalles, uno contando su experiencia mientras que el otro escuchando detenidamente. 

No pasó mucho tiempo para que a Chusito le llegara su turno en su primer encuentro carnal.
Este se encontraba teniendo sexo con su novia, la cual lo disfrutaba de tal manera que jamás lo habría imaginado, ella se venía una y otra vez, a penas era su segunda experiencia sexual, la primera solo fue debut y despedida, solo le robaron su virginidad y nada sintió más que el dolor inicial y una vez su amante adentro de ella terminó, así fue su primera experiencia; pero ahora con Chusito la chica disfrutaba de las mieles del sexo, pues el inexperto adolescente de ahora unos dieciséis años le hacía el amor como el más grande de los amantes, uno con tremenda experiencia en estos menesteres, le daba placer en extremo a su chica, otra adolescente de la misma edad, la cual casi desfallecía de placer y este se esmeraba en este arte del sexo, ni él se explicaba lo que le hacía a la chica, no se explicaba como era que sabía tanto del tema y lo disfrutaba de tal manera que cuando le tocó su turno de recibir su dosis de placer, este fue majestuoso, algo que nunca en su corta edad imaginó; ambos chicos quedaron cuasi desfallecidos sobre la cama, aún los dos jadeantes observando al cielo. Fue la chica que pudo hablar después de largos minutos intentando recuperarse.

_¡Waooo y recontra waoooo! ¿Chusito qué fue esto?, no imaginaba que fuera tan bueno, tan delicioso, casi me has matado.  

Chusito al escuchar la vos inmadura e infantil de su pareja reaccionó de tal manera que ni él ni ella sabrían explicar...

_¿Qué pasó, en dónde estoy? -Y vio a su amante- ¡Dios mío estoy en aprietos, estoy en un tremendo lío, he tenido sexo con una niña!, pero ¿qué sucede conmigo? ¿Quién diablos eres tú, acaso una prostituta joven?...


Continuará...



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