jueves, 5 de marzo de 2015

INCOHERENCIAS 3


                                                 I

- Nos encontramos hoy, acá en la plaza central, lugar que hoy alberga a una de las más grandes concentraciones, de los últimos diez años. Lugareños de todas partes del país, han llegado a ofrecerle su apoyo al gobierno central, luego de los incidentes recientes, que han llevado la popularidad al actual gobierno a indices bajos, los más bajos de la historia de éste país. 
Ésta, era la introducción que el periodista hacía desde el lugar de los hechos. El lugar estaba abarrotado de personas; humildes, campesinos, indígenas, gente de pobreza extrema. 
Desde el set central de noticias, la chica del noticiero anunciaba un nuevo enlace, con su compañero en el lugar de los acontecimientos.
- ¡Volvemos contigo Pancracio!
- ¡Gracias Agripina! Pancracio se encontraba al lado de uno de los tantos manifestantes, éste, el manifestante, se encontraba un poco inquieto en el momento de la entrevista.
- ¿Señor? ¡Buenos días! ¡Estamos en vivo! _ ¡Canal 55, de la cadena noticiosa: Noticieros 555!
- ¿Diga patroncito? Dijo un manifestante, quien se veía muy inquieto, en su inquietud que le causaba estrés, no dejaba de observar hacía atrás de él, cosa que evidenció Pancracio, el audaz caza noticias.
- ¿Cuál es su nombre señor? 
- ¿Mi nombre siñor? ¡Me llamo Tancleto, para servir a usted y a la virgencita!
- ¡Señor Tancleto! ¿Sabe usted por qué está aquí, el día de hoy? El manifestante, se quitó el sombrero se rascó la cabeza canosa, sin dejar de ver hacía atrás.
- ¡La verdad, yo no sé! _ Yo vine, porque quería conocer la capital siñor...¡esta rechula!
- O sea, ¿qué usted no sabe que está pasando aquí, ni a que lo trajeron?
- ¡No siñor! Yo vine, como le dije por conocer y por que mi compadre me pidió que lo acompañara.
El manifestante ya en confianza siguió hablando.
- ¡Me dijeron, no te vayas a ir lejos del bus! _ ¡Aquel mire! señaló para atrás, lugar a donde miraba a cada rato. Y siguió con su confesión.
- ¡Pues, si estoy lejos de él y éste se va pa´ el pueblo ya me jodí, pues, me quedaría aquí perdido sin saber como regresar a mi pueblo, además sin pisto! _ Y, vine por qué me prometieron comida. ¿Usté no sabe a quihora van a dar la comida? ¡Me muero del hambre!
- ¡No, don Tancleto!, _ así, ¿qué usted vino por que lo trajeron y por comida? El manifestante, a quien solo le faltó brincar como el chavo, dijo.
- ¡Nos prometieron un plato con carne, arroz, frijolitos y como diez tortillas! Tragó saliva el pobre de Tancleto, notación de que tenía hambre. Luego dijo.
- ¡Imagínese yo tengo 60 años y nunca he comido carne, ni nada de lo que nos darán hoy aquí! 
- Además, ¡nos prometieron un vaso con Cola!, ¡ummmm! _¡Algo que jamás he probado y sino aprovecho hoy nunca la probaré! 
Pancracio no pudo evitar sentir un nudo en su estómago, que de inmediato pidió el cambio a la sala de redacción con Agripina.

Aclaración:
Ésta historia es pura ficción, y aconteció en un país cualquiera tercermundista, cualquier parecido con tú país, es puritita coincidencia. Triste y exagerada tal vez, pero encierra una cruda realidad. 
Las conclusiones son personales.


                                                    II

...¡Noticia de última hora, muere una de las mujeres más ricas del mundo. la señora Ricona, ha dejado una fortuna, que según fuentes de confianza, asciende a los 300 mil millones de dolares norteamericanos! 
Los periodistas daban la primicia en las más prestigiosas cadenas de televisión mundial. Encabezados de los más importantes periódicos del mundo, presentaban la noticia en primera plana. En la fotografía, la Señora Ricona y en sus brazos un pequeño perro, cocker ingles de color blanco con manchas cafés, que respondía al nombre de Waldo.
Días, después, los cazadores de noticias de farándula anunciaban en sus titulares tanto escritos como digitales, de que la cuantiosa fortuna de la señora Ricona, se la había dejado, como su único heredero; el heredero universal, en su totalidad, a su perro Waldo. 
Waldo, ahora era dueño de una de las mayores fortunas del mundo. 
El audaz reportero pancracio, voló hasta esa ciudad, lugar en donde vivía Waldo, el heredero universal de una enorme fortuna.
- ¡Gracias por el cambio Agripina! Dijo, el periodista internacional. Luego agregó.
- ¡Nos encontramos en la bella mansión, que en vida fuera, la casa de la señora Ricona y que ahora le pertenece a Waldo, el cocker ingles! 
Salió de una de las incontables puertas de la enorme habitación, el mayordomo de nombre Largura.
- ¡El amo Waldo, le atenderá en breve, siéntese por favor! Le dijo, Largura, con una vos profunda.
En unos minutos, Pancracio se encontraba en el jardín, entrevistando al heredero universal de 300 mil millones.
- ¡Nos encontramos, con Waldo, el cocker, heredero de una cuantiosa fortuna! Se dirigía al publico que observaba la entrevista vía satélite.
- ¡Gracias Waldo, por aceptar la entrevista! Waldo solo hizo una deferencia, con la cabeza.
- ¡Díga al publico que nos observa a nivel mundial! ¿Qué piensa,  que la señora Ricona le dejara tanto dinero? Pancracio colocó el micrófono en el hocico del perro millonario y, él, ésto contestó.
- Me parece Pancracio, ¡una grandiosa estupidez! Pancracio y la tele-audiencia se asombraron de la respuesta del can. Éste, prosiguió con su relato, aún con el asombro en cara de Pancracio.
- ¿Por qué dejarle tanto dinero a un perro, cuyo tiempo de vida no excede a los 15 años? Sí, esa fortuna no alcanzaría para gastarla en ese tiempo de vida que me queda. _Pienso que ese dinero lo debió de haber heredado o donado, a esa personas que viven en extrema pobreza en paises tercermundistas y que ahora mueren de hambre. _ ¡Con esa fortuna se pudo hacer, fuentes de trabajo, hospitales, educación, para que ellos salgan del hoyo en el que viven y que todos se hacen de la vista gorda! _ ¿Cuánta gente podría alimentarse con esa fortuna? 
- En cuanto a mi, ¡me jodió!, pues, mis tutores, los que me cuidan como no tienes idea, pues, mientras yo viva, ellos, vivirán en esta hermosa casa a mis expensas, por lo que para ellos, mi vida es sinónimo de confort y de llevar una vida plena y llena de lujos y que, cuando pueden se llevan algún objeto de varios miles de dolares, asegurando con ésto, su futuro, con la excusa de ¡cuidarme bien!
- ¿Sabes Pancracio?, yo habría sido feliz, con que me hubiera heredado, un hueso para enterrarlo en éste enorme jardín, poder llegar corriendo hasta donde se encuentra aquel bosque (suspiro Waldo) una pelota, para estar corriendo tras ella. _ Simplemente, desearía, ¡ser libre!, ¡alimentarme y llevar una vida normal de perro! _ Más con mi raza, ¿tú sabes, qué nos gusta correr a campo abierto? pero, eso ahora no lo puedo hacer. _ ¡Mira lo que traigo puesto! Le enseñó Waldo un collar, con joyas preciosas y un cordel negro, de cuero genuino, con destellos de oro, de varios quilates. _¡Ésto, -refiriéndose al cordel- es mi cárcel, pues, Largura, el mayordomo y los demás sirvientes, no me permiten correr libremente por éste campo enorme, porqué, podría lastimarme y entonces, ellos se quedarían sin trabajo y sin sus jugosos salarios.
- ¿Responde ésto a tus dudas?  Dijo Waldo, quien luego, recibió de Largura el cordón de cuero genuino con oro y se lo llevó hacía la enorme casa, una cárcel lujosa, para Waldo.
Pancracio, sintió que su cuerpo se erizó, pues, sabía que las sabias palabras del perro, eran una gran verdad, una fortuna desperdiciada por la envidia y falta de compasión, que existen en los corazones de los que han logrado amasar grandes fortunas, de las cuales, saben que ni viviendo diez vidas completas, podrán gastarse todo ese dinero y cuya misión, es seguir haciendo más dinero y evitar hacer caridad y donaciones a personas que mueren a causa del hambre. 
Mando al cambio y la transmisión terminó. 

        
...Casos y cosa, que solo se ven en el planeta tierra, personajes que domingo a domingo se dan golpes en el pecho, pero nada más y, se olvidan de aquello de; ayudar a tu prójimo, aquello de; anda y comparte amor, aquello de; compadécete de tu hermano, aquello de; "vende todas tus propiedades y reparte tus riquezas entre los pobres y entonces sígueme". 
Escuchamos y leemos la palabra, pero no la practicamos. Es una letra muerta, adentro de un libro vivo. Y, los que se encargan de recordar cada domingo lo que en éste grandioso libro indica, tergiversan lo ahí escrito y no ordenan, a llevar a cabo lo evidente... El amor.
Pues, si estoy equivocado, amor, sería sinónimo de conmoverme ante la desgracia de mi hermano y compartir con él, lo que para mí es poquito, pues, como digo: "Lo que para mi es poquito, para ellos es mucho"...  Y... "Un centavo es más que nada"                                    












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