miércoles, 31 de agosto de 2016

El Yate del amor


Navegando contra el viento, sintiendo en mi rostro la humedad salada, no detengo la velocidad pues, viajo con rumbo al amor, uno que me espera con desespero y no debo hacerle esperar, haciendo ondulaciones sobre aguas transparentes, veo en ellas; corales y especies que a mi lado tambien viajan, pues sienten en su ser, el amor que llevo solo para ti. 
El día es bello y propicio para amar a quien me espera; ahora quien desespera soy yo, quien siente tu palpitar, debo tener cuidado pues las aguas se ven tranquilas, pero pueden ser traicioneras, pues al ver y sentir la pasión que me empujan contra fresca brisa, sin duda les provoca celos. 
Mil islas como tú, vírgenes aun, a mis costados me ven pasar y ellas que aun siguen a la espera de ser conquistadas, de ser por alguien abusadas y dejar de ser lo que hasta ahora son, pobres islas desiertas de amor. 
En el horizonte un calcinante sol con una luz benigna para mí, no irrita mi piel, ni encandila mi vista, solo pre-calienta a mi ser, preludio de lo que el día será cuando llegue a donde espera mi amada mujer. 
Sobre mí, nubes blancas mecidas lentamente por un viento que no tiene prisa en pasar, pues seguro testigos desean ser, junto a ellas, gaviotas que me persiguen pero bien saben, que no soy barco pesquero, saben que soy yate del amor, como lo fue aquel crucero que lo llamaron: El Crucero del Amor, ahora ese soy yo, pero sin tripulación. 
Mientras acompañado voy, sé que solo estoy e imagino a una mujer depositada sobre blanca arena, ella se ha adelantado y en su piel se habrá pegado, no pienso discutir con ella, pues será blanca sábana para quienes solo desean amarse. 
Aprieto el acelerador, pues al igual que este motor, el mio tambien desea pronto a su destino llegar y como él, caliente por las revoluciones va, igual voy yo, revolucionado y acalorado de saber que sobre las arenas blancas, desnuda, sirena sin escamas, bañándose al sol, humedecida y caliente, pues el sol se adelantó y a su dorada piel ya acarició, sobre ella, las palmeras y cocales abanican sus largas y tropicales hojas, para bajar un poco a ese pegajoso calor que se siente en el trópico y en pleno verano.
En la proa, las olas se forman y dejan una estela que detrás de mí, un perfecto corazón forman, sobre ellas, delfines las brincan para no deformar la bella figura, la cual solo dura unos segundos, pues detrás del primer corazón pronto llega el otro; esto es un tzunami de amor. 
A pesar de que el viaje no es tan largo y que lo disfruto, me comen las ansias por a mi encuentro llegar, es la isla más lejana, pero tambien la más bella, con linda vegetación y una sola mujer, una que un día en estas aguas hallé y desde ese mágico día, cada semana a nuestro encuentro el deseo nos lleva, pero es el amor quien nos mueve. 
El mismo amor que ahora espera, el mismo amor que ahora a su encuentro me lleva, un día construiré una choza y ahí me mudaré para no separarme de ella jamás, ahí estaremos por siempre amándonos, es nuestro destino y lo haremos por siempre y para siempre. 
Creo que hoy la amaré hasta entrada la noche, pues ya hicimos una cita la luna y las estrellas, madrina y padrinos de un amor afuera de este mundo, afuera del ruido de la gran ciudad, afuera de amores banales, que solo buscan llenarse de placer con el que los atraiga, para mí, eso no va, lo mío es lo físico, pero tambien lo que vive en el alma, eso se llama amor.
Parece que solo me quedan dos islas más y llegaré, al final, en el horizonte ya se logra ver y como no verla, si su forma es de corazón, es bella mi isla y lo es tambien mi mujer, esa que sobre  arena blanca y desnuda por mi espera. 
Ahora el agua es más oscura, pero eso no le quita la belleza a este lugar, logro ver aletas de bravos tiburones que han salido a mi encuentro, me conducen, indicando el camino, quien mejor que ellos, para conocer bien este lugar. 
Ya esta a mi vista, reduzco la velocidad, el motor de mi yate por fin descansará y ahora seré yo quien me canse, pero será un gratificante cansancio, ese que solo puede darte el amor. 
Ya la veo, su piel cobriza destella luces, pero no son reflejos del sol, son bengalas de amor, me recibe como si fuera el único ser sobre la tierra y, es que para ella lo soy, pues nadie más conoce este mágico lugar. 
Ella me siente y escucha el motor, se sienta y su cabellera como bandera sobre castillo ondea, su brazo levanta y con su mano me saluda. 
Mi yate esta detenido ya, arrojo el ancla y detrás de ella ahí voy yo, me sumerjo unos metros bajo la deliciosa y salada agua del trópico, me ondeo con mis piernas como un delfín más y salgo a la superficie, las aguas me mecen, el paisaje es de lo mejor, pero del paisaje solo veo lo que hasta aquí me trajo; esa mujer que con deseo y ansias por mi espera sobre ese manto de un blanco natural; nado con gallardía, como si medalla de oro espera por mí, para mí, el oro que espera es ella. 
Por fin llego y siento en mis pies la blanda arena, ella sigue ahí boca arriba, imagen espectacular, ver a la bella mujer que pronto estaré amando completamente desnuda, imagen que entra por mis ojos y que transforma todo mi cuerpo, las ropas me estorban y a cada paso las dejo por la playa tiradas para llegar junto a ella en iguales condiciones. 
Estoy  frente a ella, me acuclillo y a sus labios beso, el idilio dio inicio y las gaviotas que desde mi yate con recelo nos observan, pues el amor ya dio inicio y no se detendrá hasta entrada la noche, momento que tomaremos para descansar y para un poco charlar, par luego hasta el amanecer seguir amándonos, pues, solo para eso hasta aquí he llegado, para entregarle todo mi amor, a la mujer que por mí espera, en esta isla con forma de corazón.

Hacer el amor contigo


Hacer el amor contigo.

Ver a un perfecto cuerpo desnudo 
esperando al ser amado.

Mirarte a los ojos
y ver en ellos el deseo,
respirar tu transpiración,
olor que invade a nuestra habitación.

Luz tenue, habitación a media luz,
tú sigues ahí esperándome.

Veo al cuerpo amado 
completamente desnudo y esperando.

Corazones latiendo con desesperación 
por encontrarse en pleno acto.

Hacer el amor contigo.

Mi cuerpo desnudo y listo para que lo disfrutes.

Miras a mis ojos,
tambien ves el deseo y si ves mejor 
verás tambien a mi amor.

Hueles mi aroma particular 
olor de hombre, uno no tan fino 
y sofisticado como el tuyo.

Pero uno, que te atrae tanto como a mi el tuyo.

Olor que se confunde con el tuyo, 
creando el ambiente perfecto para hacer el amor.

Aunque la luz es tenue, 
mi mente te ha grabado
que te veo como si estuvieras 
bajo el sol de verano.

Hacer el amor contigo.

Piel con piel, poro con poro,
hacen lo que es lo suyo, 
lo que les pertenece, 
para lo que fueron hechos.

Piernas entrelazadas 
como serpientes en celo.

Siento tu humedad y tú, mi virilidad.

Manos desesperadas 
incursionando en bello viaje,
acariciando lugares para otros vedados,
acariciando lugares para mí antes prohibidos, 
que ahora se entregan a placer al placer.

Caricias que agitan 
a dos corazones que se aman.

Gemidos que resuenan 
entre cuatro paredes
agradables a mi oído 
y que tú, confiada y sin censura
dejas de tus labios escapar.

Tus ojos perdidos en la nada 
pues es hora solo de sentir.

Lenguas de fuego 
que queman sin hacer daño
sin provocar quemaduras 
de ningún grado, 
que solo aumentan el deseo,
el deseo del uno por el otro.

Mis ojos observando a bello 
y majestuoso ser 
al que amo tanto y estoy por poseer.

Nuestras bocas, 
dos recipientes que solamente reciben 
mieles y manjares placenteros y húmedos.

Besos de bocas 
que se encuentran 
y no desean más que alimentar
al deseo que los lleva 
hasta el limite de la misma locura.

Bocas que se abren 
y dejan intercambiar la mejor bebida
que solo encuentro en tu boca.

Lenguas que al igual que las piernas 
ahora son serpientes en celo.

Un corto tiempo 
pues se ha ido volando,
entre movimientos lentos y pausados
a veces rectos y otros ondulados.

Penetrando a un mundo 
hasta hace un instante solo imaginado
y ahora descubierto. 

La fantasía se vuelve realidad
la magia se apodera de mi ser e imagino
que navego sobre aguas azules y cielos despejados,
aguas termales y cielos 
con aires naturales y frescos.

Corazones latiendo 
y sus latidos ahora son uno
al igual que sus cuerpos, 
ahora uno solo.

Temblando sobre una cama 
que único testigo será. 

Hacer el amor contigo.

Imaginar a todas las maravillas 
en un mismo lugar.

Ese lugar, es el cuerpo desnudo de mi mujer
donde pasan cosas 
que no puedo ni imaginar.

Hacer el amor contigo, no es tener sexo, 
es intercambiar caricias que da el amor,
porque hacer el amor contigo; es eso, 
amar a quien amo tanto.


martes, 30 de agosto de 2016

Adentro y afuera de tu amor (In and Out of love)


Estoy, adentro y afuera del amor, de tu amor, 
pero sigo esperando quedar adentro de un amor 
que ha de nacer en ti y será solo para mí. 

Te miro a los ojos y abro los míos 
para que veas que tengo un corazón 
que sufre con esa dualidad, 
a veces adentro y otras afuera de tu amor. 

Yo quiero quedarme adentro por siempre 
y no salir de ahí jamás, 
debes de entender que el amor no es broma 
cuando es real 
como lo es mi amor por ti, recíbelo 
y déjalo residir en ti.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor, 
no entiendo como eso es posible 
he intentado hacer lo mismo 
pero no he podido sacar de mí 
el amor que siento por ti. 

Somos de mundos diferentes seguramente, 
pues la dualidad que tienes en ti, no está en mí,
yo te amo y tú, 
un día me amas y otro no, 
¿a qué estas jugando? 
debes de elegir y seguir 
al sentimiento que siento por ti.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor.
estoy dispuesto a esperar por ti
¿estás dispuesta a dominar esa dualidad por mí?
quiero seamos felices con un solido y verdadero amor.

Esperando por ti ahora estoy
pero quiero estar siempre adentro, en tu corazón
no salir de ahí nunca más
residir en él,
sentir ese amor que me tiene pegado a ti
el cual no quiero dejar de vivir.

Maravilloso 
es aquel amor que logra encontrar
residir en el corazón de la mujer 
que disidiste para siempre amar.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor.
Esa es frase pasada 
ya no más afuera de tu corazón.
Ahora, residente del corazón que amo soy.
30/8/16


Adentro y afuera del amor

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor. Pero sigo esperando un día quedarme adentro de un amor que ha de nacer en ti y será solo para mí. 

Te miro a los ojos y abro los míos para que veas que tengo un corazón 
que sufre con esa dualidad en ti, a veces adentro y otras afuera de tu amor. 

Yo quiero quedarme adentro por siempre y no salir de ahí jamás, debes de entender que el amor no es broma cuando es real como lo es mi amor por ti, recíbelo y déjalo habitar en ti.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor, no entiendo como es eso posible, he intentado hacer lo mismo 
pero no he podido sacar de mí el amor que siento por ti. 

Somos de mundos diferentes seguramente, pues la dualidad que tienes en ti, no está en mí, yo te amo y tú un día me amas y otro no, ¿a qué estas jugando? debes de elegir y seguir al sentimiento que siento por ti.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor. Estoy dispuesto a esperar por ti ¿estás dispuesta a dominar esa dualidad por mí? quiero que seamos felices con un sólido y verdadero amor.

Esperando por ti ahora estoy, pero quiero estar siempre adentro, en tu corazón, no salir de ahí nunca más, 
residir en él, sentir ese amor que me tiene pegado a ti, del cual no quiero dejar de vivir.

Maravilloso es aquel amor que logra encontrar vivir en el corazón de la mujer que dicidiste para siempre amar.

Estoy adentro y afuera del amor, de tu amor. Esa es frase pasada ya no más afuera de tu corazón. Ahora, residente del corazón que amo soy.

SergioRaga 
2/11/2022 


Julia


Julia tiene el dolor en su rostro y pasa día y noche llorando la ausencia de quien fue su gran amor.
Julia busca con desespero por doquier a quien solamente cree se a perdido una noche, lo espera viendo desde su ventana hasta que la asombra el sol, ya fumó varias cajetillas de cigarros y ha tomado varias tazas de café.
Julia, sigue con la esperanza de que volverá y a sus hijas les miente y las ilusiona, de que todo esta bien, que pronto volverá y a su hogar con él la felicidad que hasta ayer juntos construyeron regresará.
A Julia le amanece el día por la ventana cada nuevo día y ya se volvió adicta al tabaco y a la cafeína, sus ojos ya no tienen mas lagrimas para llorar a quien con amor aun espera cada. Julia que escucha un auto derrapar o estacionar su corazón la hace ilusionar, mientras a sus hijas les dice; vuelvan a la cama papá no tarda en llegar.
Su familia y amigos le dicen habrá que avisar a las autoridades, pues su tardanza no es normal, él ya debió haber vuelto, algo malo debió pasarle. 
Julia vuelve a llorar y se niega a aceptar algo tan malo, dice; eso no me podría pasar, menos a nuestro amor que recien a penas unos pocos años nació y con dos hijas nos bendijo. 
Al cabo de los días, Julia acepta su realidad y con familiares acude a: Morgues, hospitales, cárceles y a todo lugar, en donde pudiera a su esposo encontrar, pero nada. 
Julia, ahora pasa las noches recostada sobre un viejo sofá, toma licor para su vida hacer más viable. Al sonar el teléfono ahora siente una agonía, pero solo son los acreedores que ya no pueden esperar más y le empiezan a cobrar, las deudas ahora son enormes. 
Julia sigue en la espera, su agonía ahora es mucho mayor, pero al ver a sus hijas aun niñas, piensa que la vida para ellas debe seguir. 
Julia se levanta de su depresión, esperando que un día le digan que el cadáver de su marido por fin apareció y sale a las calles en busca de un digno trabajo para alimentar y dar estudios a sus niñas, mientras sigue viendo cadáveres, pues es obvio que su amado ya no volverá, porque seguro muerto ya está. 
A Julia, un día le avisan por teléfono si puede a una dirección llegar, ella acude con la incertidumbre en su corazón y muchas esperanzas en su alma, pero al lugar llegar; Julia se detiene, algo le indica que no serán buenas noticias, la persona que la citó; un hombre de la ley y le pide; siga por favor y ella como puede avanza. 
Julia no quita los ojos del auto el que fuera de su esposo y a su mente llegan tantos recuerdos que de sus ojos nuevamente miles de lagrimas brotan; el oficial le indica que lo hallaron escondido en un matorral y que si nadie le ha pedido rescate por su esposo. 
Julia cae en sollozos y le responde que no, que nadie nunca de él le habló, el oficial baja la cabeza y le da el zarpazo final. 
 Julia, lo siento, su marido fue secuestrado, algo que hoy día esta de moda y si no le han pedido rescate por su vida es porque a sido el gobierno quien lo desapareció y ahora ni su cuerpo encontraremos, su marido hace meses un cadáver es y en las profundidades de algún rió, algún lago o en una fosa común con otros yacerá, lo siento  mucho Julia, le sugiero comience una nueva vida, pues hasta aquí el caso de su desaparecido esposo ha llegado, lo siento, llenaremos unos papeles para que reclame el auto. 
Julia simplemente coge camino con rumbo a su hogar y se olvida del maldito auto, uno que lo usaron todos sus amigos y que seguramente por ello un día lo confundieron con otro y él tuvo que pagar las culpas de quien se dijo su hermano, pues este hace meses de aquí con maletas ya se largo y a su país retornó, maldito desde ahora él será, por haber destruido un bello hogar, a las niñas y a Julia sin su amado esposo y padre las dejó. 
Julia toma fueras de flaqueza y reúne a sus niñas y con valor en su rostro, ya sin una sola lagrima a sus hijas, niñas inocentes que aun les cuesta entender les pone al tanto; que ahora son ellas tres solas contra el mundo y que la vida sigue y que aprenderá a ganarse honradamente la vida, que velará por ellas y que las tres felices serán.
A pasado ya el tiempo y Julia aunque no olvida al amor de su vida a seguido adelante y ahora a estrenado casa y sus deudas ha logrado pagar, a sus amigos del pasado ella enterró, pues una vida nueva a iniciado y sus niñas que han crecido entienden el amor de su madre y los sacrificios que hizo para que ahora fueran lo que son, mujeres de bien, quienes recuerdan con mucho amor al hombre que fue su padre y con orgullo en fotos lo presentan y recuerdan.
El destino no quiso que Julia fuera feliz hasta los años viejos con quien tanto amó, pero en su corazón y mente, él siempre vivirá y lo recordará. 
Esa fue la vida de Julia, quien ahora ya en su vejez cuenta su historia y en su semblante se ve la agonía que aun en ella vive, solo esperando que un día junto a su amado esposo de nuevo estará. 
Julia ahora simplemente disfruta de sus hijas y sus nietos, quienes conocen de su abuelo por las anécdotas que ellas tres cuentan. 
Julia, como abuela les cuenta de un maravilloso hombre al que mucho amó y las niñas, ahora madres y abuelas, tambien con fotos en mano hablan de lo lindo que fue, lo poco que disfrutaron al amado esposo de Julia.



Inspirado en una historia real. Con mucho amor para Julia, la madre de mi esposa. Honor a quien honor merece. Te queremos Julia.

viernes, 26 de agosto de 2016

Nuestro Secreto (Diálogos de amor)


¿Oye?, ¡mírame!,
¿quieres saber lo que como un secreto guardo? 
lo tengo aquí, desde que te vi.
No me animo a contarlo
por miedo a tu respuesta.
Un enorme secreto mío es.

¿Un secreto muy bien guardado? dices.
Uno que has muy bien sabido guardar,
que nadie a podido antes imaginar
y que lo llevas contigo desde que me viste llegar.
¿Cómo puedes estar tan seguro?

Acércate, 
pues solo lo puedo susurrar,
pues si lo oyen los demás 
se podrían de mí burlar. 
Acércate un poco más, 
te dije, solo lo voy a murmurar.
¿Quieres mi secreto conocer? (murmuró)

Si no quisiera saber tu secreto. Di...
¿Tan cerca de ti estaría ya?
casi te podría besar, 
¿no ves lo cerca que junto a ti ahora estoy?

Esta bien,
¿me prometes no te burlaras?
pues destrozarías mi vida social
y a mi corazón harás llorar,
es algo serio, 
que ya no quiero solo para mí guardar,
siento que voy a explotar. 
¡Debo contarlo!

No te esfuerces mucho,
quizá yo lo conozca ya,
pues cuando te vi, 
algo en mí nació 
y con el tiempo tambien creció.
Es otro secreto, 
qué, ¿quiza tambien quieras saber?
¿quieres mi secreto conocer?

Una trampa tuya ha de ser,
ahora resulta que tambien tienes un secreto 
que no quieres o puedes  contar.
Aprovecha que estamos cerca 
por si quieres susurrar tu secreto a mi oído,
con atención te voy a escuchar,
después mi secreto te he de contar.
¿Qué me dices?

No es trampa 
pues a los dos nos ha de pasar 
exactamente lo mismo.
Escucha, que te diré mi secreto
y, es el que ahora te diré;
¿seguro lo quieres oír?, 
prometes no burlarte de mi también. 
Esta bien. Mi secreto es igual al tuyo.

¿Cómo puedes saberlo?
si no te lo he dicho aún,
te has de estar burlando de mí,
pero aun así; lo quiero oír,
y más ahora que dices 
que es lo mismo que el mio.

Mi secreto, al igual que el tuyo...
Déjame, lo quiero decir, ¡te lo voy a decir!
¡No me vuelvas a interrumpir!
Seguro te vas a admirar, 
cuando escuches lo que te voy a decir...

Desde ese día que te vi y me viste tú,
sentí a mi corazón muy rápido latir
y no pude dejar de observar a donde ibas.
Ahí estaba yo, esperando contigo coincidir
y siempre lo lograba, claro, según yo,
pero seguro lo mismo hacías tú,
buscabas la ocación para conmigo coincidir.
Bueno, y así mi sentimiento nació y tambien creció.
Por ello, nuestro secreto es...

Que enamorada estoy de ti
y seguramente tu sagrado y temido secreto 
es el mismo; o, no es: 
¿Qué enamorado estas tambien de mí?

Ambos rieron, como estaban muy cerca se encontraron sus ojos
y después de confirmar que si estaban muy enamorados uno del otro,
pues en las pupilas de ambos se veía a un corazón rápido latir.
Unieron sus labios. Y, así inicio otra historia de amor.





Y, yo la amo (Diálogos de amor)


Te di todo mí amor,
pues es lo único que puedo dar,
es mi mayor tesoro
no tengo más.
¿Lo quieres tomar?

Yo te amo
y lo quiero todo,
ser exclusiva, eso quiero,
¿qué más podría pedir?
si lo único que me interesa es tu amor.
Y, lo quiero tomar.

Pensé, que podrías algo más ansiar,  
ya antes que tú
otras me hicieron pensar
que solo les interesaba mi amor
pero más tarde comprobé, ¡que no era así!
que no era cierto, 
deseaban ver algo brillar
y a mi amor ya no quisieron tomar.

Conozco esa historia
a mi corazón con piedras brillantes 
han querido conquistar,
no lo niego me lograron encandilar,
pero más tarde ese brillo 
solo le dió frío a mi corazón y lo deje.
Y, de ellos nada quise tomar.

Te ofrezco algo que no morirá,
ni se devaluará, 
mucho menos un día cambiará o se arruinará,
en ningún banco lo tendrás que guardar 
ni en un cofre con siete llaves, 
el cual habrá que esconder 
para que nadie te lo robe, lo mío es intangible 
pero lo puedes sentir.
Dí, ¿lo quieres tomar?

Lo que me ofreces es como el aire,
que sin verlo se logra sentir,
que a veces te da frío 
y otras te pone cálido y en otras te incendía,
bello es lo que me ofreces
para mí lo quiero, no lo dudes;
lo quiero tomar.

¿En dónde lo guardarás? 
Pues con facilidad te lo podrán robar,
aunque es fiel hay cuidarlo 
cómo a una rosa, 
que si no la riegas se marchitará y morirá.
Vez, puede ser eterno o fugaz 
como aquella estrella que te hace suspirar.
aun así, ¿lo quieres tomar?

¡Lo quiero, lo quiero!
lo guardaré en privilegiado lugar,
a donde solo yo puedo entrar,
en ese lugar 
nunca nadie ha estado;
con llave lo he tenido solo para mí
es cálido lugar y tiene privacidad,
ese lugar es perfecto para él.
¿Me lo das ya? 
Pues, ¡claro que lo quiero!

Esta bien, 
pero antes debo probar
si indicada eres.

Y eso, ¿cómo lo harás?
yo no tengo duda alguna.
Pero hazlo. 
¡Aquí estoy!

Con un beso en tus labios
sellado quedará nuestro trato (amor).

Deseo sellarlo quizá más que tú.
Ven, mis labios son tuyos.

... Al besarse, ambos sintieron 
el intercambio realizarse.
Del corazón del chico el amor viajo
al corazón de la chica.
En él entró y cómodo se sintió.

Ahí vive desde hace tanto tiempo
que había olvidado esta historia.
Son felices y cada que pueden se dicen:
Y, ¡yo te amo!

jueves, 25 de agosto de 2016

El Reloj (las canciones de mi vida)


En un cuarto de un hotel de paso, se encontraba un joven hombre en penumbras, impaciente en la espera de su amor; este, muy nervioso veía con insistencia a un viejo reloj que colgaba de una de las paredes del cuarto del hotel, del viejo reloj pendía oscilante su péndulo dorado ya algo oxidado por el tiempo que llevaba en aquel cuarto y por las despedidas de las que pudo haber sido testigo, sus agujas se movían a cada sesenta oscilaciones del oxidado péndulo y cuando el minutero avanzaba, se escuchaba un extraño sonido, bueno uno clásico de estos relojes antiguos y eternos. El muchacho en pensamiento le exigía al reloj que avanzara, pues la hora convenida nunca llegaba y el tiempo para él se  había detenido en la horrible espera de su amada Allison, el joven llegó con un buen tiempo de antelación para elegir la mejor y más romántica habitación del viejo Hotel. Y, desde que llegó se colocó en acomodar el cuarto con flores rojas, las cuales a sus pétalos regó por todo el cuarto, hizo un caminito, una alfombra natural y en la cama colocó una sábana blanca que él llevó y sobre ella, rosas rojas completas y adornos con pétalos rojos y blancos, luego de que terminó se sentó en una silla de madera junto a una ventanilla que quedaba en lo alto del cuarto a esperar a su chica, la que para él sería el primer y único amor en toda su vida, en el cuarto, solamente el sonido de aquel tic tac extraño del viejo reloj de péndulo, aunque este no hace tic tac, el oxido del péndulo producía un sonido muy parecido al tic tac de otros relojes y cada vez que la minutera avanzaba un palito, para este no habían pasado sesenta segundos si no el doble o el triple. 
Por fin el reloj marco la hora en punto y de su parte más alta, salió un cu-cú a hacer su trabajo, indicando que el momento estaba en punto, Allison, como cualquier otra chica, llegó con cinco minutos de atraso.
El sonido de la perilla de la puerta se dejó escuchar y el corazón del chico se escuchó mucho más que el tic tac del viejo reloj; ella lentamente abrió la hoja de la puerta y cuando lo hizo, en medio del marco de la puerta, una bella silueta con ansias esperada por el chico, detrás de ella, unos tenues rayos de sol que indicaban que este ya moría en el horizonte. El reloj había indicado hace cinco minutos las seis en punto de una tarde de otoño, en algún lugar de la gran ciudad, justo a las afueras de esta, un lugar muy escondido, como lo son estos hoteles de paso.

- Pasa mi amor, ya te esperaba.

Ella no respondió, pues su corazón casi se le salía del pecho al ver lo bello que había en el cuarto y el singular olor que le daba la bienvenida, aun ahí detenida por sus mejías rodaron lagrimas de amor, pero estas no eran de felicidad por tan lindo detalle, sino que eran de tristeza, pues lo que sería una hermosa tarde y noche de amor; sería...

- ¿Qué te pasa mi amor, por qué lloras? ¿no te gusta?
- ¡Esta bellísimo!

Y se abrazaron, como lo que eran, dos eternos enamorados, él chico la tomó entre sus brazos y con ella recostada en su pecho la llevó hasta depositarla suave y lentamente sobre la cama, como si se tratara de una pieza frágil de porcelana, ella, sentada en el cuarto y sobre la cama, seguía llorando, él regresó a la puerta y con llave la cerró, no sin antes colocar en la perilla de la puerta el letrero de no molestar. Dio la vuelta y vio al ser que tanto amaba esperando por él sobre la cama, ella, otra flor más que estaba esperando por la abeja que bebería de su miel.

- Estas emocionada, por eso lloras, ¿verdad?

Ella no respondió, solo bajo su rostro, pues su garganta estaba hecha un nudo y un profundo dolor en su corazón.

- Tranquila, que habrán muchos detalles más, como este, te lo mereces, así que, ¡no llores más!

Él extrajo su pañuelo y limpió las lagrimas de la chica, luego sus mejías besó para dejar en sus mejías el recuerdo de su olor y de su gran amor, en lugar de los surcos que dejaron sus lagrimas.

- Ya tranquila bebe, ¿te he dicho que te amo hoy?

Ella levantó su carita y viéndole a los ojos con una sonrisa muy tierna, le dijo lo que obviamente la tenía en aquel estado.

- A mi padre le dieron el trabajo y mañana nos vamos (...) esta será nuestra primera vez y a la vez, nuestra ultima vez, lo siento mi amor.

El chico que se encontraba de rodillas, sobre sus piernas cayó en sollozos, lloró y el silencio de nuevo al cuarto invadió, lo único que se escuchó por unos largos minutos eran las agujas y el péndulo del viejo reloj, quien se conmovió al ver tan triste escena desde la altura del cuarto, ella acariciaba la cabeza del chico. Este se puso de pie y le preguntó con rabia y dolor a Allison.

- Y, ¿no puedes quedarte?

Ella respondió con su voz temblorosa.
- No mi amor, que diera yo, pero no puedo, lo malo es que no sé si un día volveré o, ya nunca más nos volveremos a ver.

De nuevo se abrazaron, pero esta vez estaban sobre la cama, él sobre ella, viéndose a los ojos y luego de un breve instante, enamorados se besaron y se estrenaron como amantes, luego de su primera vez; dos cuerpos desnudos, mezclados entre pétalos y rosas sus cuerpos sudados con pétalos y delicioso aroma pegados en ellos, seguían en silencio, abrazados. 
Despues, de tal vez quince minutos, de nuevo empezaron con un beso y otro, el que los llevó a amarse de nuevo, esta vez al terminar de amarse ella quedó dormida. 
El chico escuchó entre el silenció el tic tac del reloj, esto lo hizo recordar su irremediable dolor y entre sollozos al viejo reloj le habló...

... Reloj, detén tu camino por que mi vida se apaga, ella es la estrella que alumbra mi ser yo, sin su amor no soy nada... Detén el tiempo en tus manos, has de esta noche perpetua, para que nunca se vaya de mí, para que nuca amanezca... Nomas nos queda esta noche, para vivir nuestro amor y, tu tic tac me recuerda, mi  irremediable dolor... 

Y, casi gritando agregó: 
... Reloj, detén tu camino, porque mi vida se apaga, ella es mi estrella y alumbra mi ser, yo sin su amor no soy nada... Por favor... Detén el tiempo en tus manos y has que esta noche nunca termine y así nunca se vaya de mí... Detén tu camino, para que nunca jamás amanezca...
Ella, al escuchar la suplica de su amado, se despertó.

- ¿Qué pasa mi amor, con quien hablas?, ¿qué es lo que pides entre sollozos?

Dijo ella, con el rostro de extrañeza y con el dolor en su semblante.

- Nada mi amor, era una oración, pero será en vano.

Y su frente besó con tanto amor y luego besó sus mejías, para culminar aquellos besos con su tierna y joven boca a la cual besó; como si fuera alguien que del desierto recien volvió, de las aguas dulces de su boca con ansias bebió y después, su cuerpo acarició, lo hizo lentamente como para memorizar cada rincón de su bella anatomía, para esto, ya eran las cuatro de la madrugada y el luego de su encuentro amoroso de reojo vio la ahora, pues al cu-cú escuchó.
Esta vez ya ninguno se durmió, más bien se dedicaron a amarse hasta que de nuevo el cu-cú se hizo presente. 
Esta vez, junto al cu-cú, por la ventanita que estaba en lo alto de la pared del cuarto dejó entrar una horrible claridad, una horrible claridad, como la que sentirá aquel condenado a muerte y que será llevado al paderón con los primeros rayos de sol. 

Una vez más se vieron a los ojos y ambos estaban llorando, pues entendían que la noche no les había alcanzado, que el tiempo inclemente había pasado tan de prisa; muy diferente al tiempo cuando él la esperaba con ansiedad. Despues del ultimo encuentro amoroso, el cual no tuvo nada de sexual, solo fueron besos y caricias, caricias en sus rostros y besos largos y profundos; de nuevo el cu-cú se escuchó, eran las siete. La chica dijo.

- Es hora mi amor, lo siento, pero me tengo que ir, solo tengo un poco de tiempo para bañarme.

Y así lo hizo, ella se dirigió al baño, mientras él sobre la cama quedó y esta vez en silencio de nuevo al reloj suplicó que estos últimos minutos fueran eternos, para que ella nunca se fuera, que detuviera el tiempo y que quedaran para siempre en aquel cuarto de hotel, pero esta vez el tiempo pasó mucho más aprisa, pareciera que cada minuto tuviera treinta o quince segundos. 

Ella ya vestida y parada muy cerca de la puerta, se volteó y se acercó, para ver aquel cuarto que ahora olía a rosas y al sudor de los cuerpos de los amantes, se quería llevar con ella esa imagen, mientras el chico la veía aun sentado sobre la cama y tomados de la mano lentamente se fueron soltando. Cómo lo hizo aquel alpinista que su vida dependía de su compañero que no pudo detenerlo un minuto más y por el abismo cayó a una muerte segura. Eso sintieron ambos, el chico vio con tristeza abrirse aquella puerta y en ella la hermosa silueta, solo que esta vez no llegaba, se marchaba y era para siempre, ella volteó y con la mano un beso a su amado le envió y detrás de ella, la puerta se cerró.

A petición de ella, pues no deseaba que la despedida fuera más dolorosa. Le dijo: 

- Quédate aquí, pues, en una hora ya no estaré en esta ciudad. 

El chico ahí quedó, recogiendo pétalos y rosas y doblando la sábana blanca, el único recuerdo de es maravillosa y tormentosa noche; a la hora y media de aquello, el chico salió del cuarto no sin antes dar un ultimo vistazo al mismo y aun vio a dos chicos devorándose a besos sobre una sábana blanca, después de revivir aquella romántica imagen le dio un vistazo al reloj, quien jamás detuvo su andar y susurrando le dijo.

- Gracias amigo, por los minutos robados al tiempo.

Y luego cerró la puerta. Adentro, solamente quedó como toda la vida, el viejo reloj, quien tenía una rara expresión sobre su vieja madera, pareciera que sonreía y en el silencio del cuarto, unas palabras resonaron en silencio...

"Descuida muchacho, pues ella regresará a ti y entonces tu oración tomará vida, juntos por siempre estarán, hasta el día de su muerte, pues esto será posible, solo es cuestión de tiempo, un tiempo de nueve meses y el cu-cú de nuevo sonó".


 

                                            El Fin


El Reloj de: R. Cantoral
Historia de: R. Cantoral y S. Raga

miércoles, 24 de agosto de 2016

Enséñame


Enséñame...
A ser un hombre virtuoso y no injusto.
A ser consuelo y no desconsuelo.
A sonreír y nuca herir.
A no envidiar y sí a compartir.
A no mentir y a respetar la verdad.
A no olvidarte y siempre recordarte.
A ser el hombre que siempre soñaste tú.
A ser feliz y contagiarte mi felicidad.

Enséñame...
A ser amado como me amas tú.
A recibir todo sin pedir nada a cambio.
A disfrutar del amor como lo disfrutas conmigo tú.
A olvidar y perdonar a quien me hizo daño antes que tú.
A ser dulce y no amargura mucho menos hiel.
A disfrutar de cada día como lo disfrutas tú.
A compartir y repartir con amor como lo haces tú.
A perdonar sin hacer ningún reproche jamás.

Enséñame...
A ser un caballero antes que hombre.
A ser entretenido antes que un chistoso y jocoso vulgar.
A no pensar si habrá algo bueno mañana y disfrutar a manos llenas de hoy.
A sonreír con honestidad y sin hipocresías.
A ser honrado y o un vulgar ladrón.
A cepillar tus cabellos antes de ir a dormir.
A disfrutar de la vida con lo poco que nos dio.
A recibir caricias y nunca devolver golpes.

Enséñame...

A ser un hombre honesto, justo, correcto, un caballero. 
A repartir amor como el que me das tú.
A disfrutar de las cosas sencillas, esas maravillas de la vida.

Enséñame...
Quiero aprender y quien mejor que tú, 
ser maravilloso que has llegado a mi vida 
a darle vida y a darle amor.
Mujer virtuosa que desde el primer día me amó 
y jamás me mintió. 
Sincera siempre has sido tú y nunca me has mentido,
me has dado todo el amor que contigo a este mundo llegó; 
como si fuera todo ese amor solo para mí.
Un hombre que no tiene ninguna virtud, 
solamente ha tenido la suerte de cruzarse en tu vida 
y que tú, has deseado como yo, compartirla conmigo. 
Yo, que siempre me quejé 
de ser un desgraciado en este mundo vil. 
El cielo me premio con una maravillosa mujer, 
como lo eres tú. Un ángel que el cielo me envió
para calmar mis peores y negativos errores, 
mis injustas decisiones. 
A ver a mi hermano no como mi enemigo, 
a eso has venido tú.
Para salvar mi alma y hacer de mí 
un hombre cabal, no la miseria que antes 
que llegaras tú, yo fui.

Por todo esto... ¡Enséñame!

La Casa Grande: El primer beso para Lalito


Regresábamos con mi hermana Lilly de la casa de su amiga Chupina, íbamos por la doce avenida y una cuadra antes de la octava calle, mi hermana hizo sonar el timbre, aun en movimiento el bus, nos acercamos hasta la puerta, la que da justo al chofer y en la esquina de la octava calle el bus se detuvo y ahí nos apeamos, cuando estuvimos en la esquina y el bus nos cubrió con una densa bola de humo de diésel, Lilly tapó mis vías respiratorias; al desaparecer el humo negro, le dije a mi hermana.

- ¿Oye Lilly? que tal si me llevas a la tienda de doña Senobia. 

Ella sonrió, me tomó de la mano y cruzamos la calle. Salimos de la tienda y en mi boca un delicioso Colorico, cruzamos de nuevo la calle, lo cual, lo hice de la mano de mi hermana mayor -quien era como mi segunda madre- y frente a nosotros la Casa Grande, Lilly extrajo la llave que abrió la puerta que da a la calle y entramos. 
Al entrar, Lilly siguió de largo y entró en la Casa Grande, mientras que yo me dirigí al jardín y patio de juegos, lugar en donde dejé a medias una aventura. Pero..., esperen..., ¿qué es eso...?

- ¡Mamiiiii! 

Corrí asustado con rumbo a la sala, el lugar de mi salvación, detrás de mi un horrible animal que jamás en mi vida había visto, era horrible y este me perseguía, seguramente deseaba atentar contra mi integridad física, pero cuando estuvo a punto de darme alcance, algo lo detuvo abruptamente y yo, como si fuera: Indiana Jones, me lance por los aires y caí justo en las enaguas de mi madre, quien valientemente y a costa de su propia vida venía a mi rescate.

- ¿Qué te pasa Lalito?, ¿por qué ese horrible grito?
- Es un monstruo mami y seguramente ¡me quiere comer!
- ¿Un monstruo? 
- Seguramente se refiere al pobre gallo que trajo mi papito tía. 

Dijo mi prima, quien había llegado del pueblo, uno situado en el oriente de mi país, quien ahora me veía con cara de extrañeza, como diciendo: - Miedoso, inútil, etc.

- Hola prima. Le dije muy asariado y asustado.  Ella con el seño fruncido me dijo: - ¡Hola!

Y sí, justo ahí con el resto de la familia, mi tío, quien había llevado del pueblo un gallo para hacerlo en chicha o yo que sé, no lo recuerdo, pero ese condenado gallo me tuvo encerrado hasta que al verme enfermo mi madre decidió matarlo y nos lo comimos. 

Mi tío, quien llegaba muy a menudo a visitarnos al igual que otros amigos y familiares, entre ellos, mi viejita linda y madre de mi madre, mi abuelita.

Lalito esa noche a pesar de que su monstruo ya estaba siendo digerido en los estómagos de toda la familia, seguía con temperaturas, enfermo en cama y en ella mi primita jugando conmigo y cuando le era factible me molestaba con: - ¡Ahí viene el gallo!, que luego de varios enojos de mi parte y que nos entró la noche en el enorme cuarto, el cual era nuestro dormitorio, el único, lugar en donde dormíamos todos; aquello parecía un hospital. Mi tío, al ver que las sombras se reflejaban sobre las paredes empezó a realizar figuras con sus manos, las cuales al incidir contra la pared, aparecían toda clase de animales y otras figuras, pero cada que le era posible aparecía la figura del condenado Gallo, al principio me asustaba, pero ya con las veces que lo hizo el miedo se me pasó. 

Para Lalito fue una experiencia horrible, pues era la primera vez que se encontraba cara a cara con un enorme gallo colorado y el gallo condenado era territorial, que al verme de una y sin aviso se me echó encima; por ello, fue el bochornoso grito que alarmó a mi familia y que le costó la vida al pobre animal. 

Despues de varios minutos de risas con mi tío, mi madre, mi primita y yo; mi tío se cansó y siguió la platica con mi mamita, entonces mi prima y yo seguimos con nuestros inocentes juegos, nos metimos debajo de una sabana blanca para seguir con nuestra aventura de miedo, nosotros y el horrendo monstruo: El Gallo Colorado, en una de tantas risas y de hacernos cosquillas, mi prima quedó inmóvil y viéndome fijamente, yo pregunté.

- ¿Qué te pasa, ya no quieres jugar?

Pero ella seguía inerte, viéndome directamente a los ojos, y yo vi que su carita cambio y en ella apareció la de un chica picara, dejó de ser mi adorable e inocente primita, mi hermanita de juegos infantiles, ella y su cara extraña se fue acercando a la mía y mientras lo hacía, iba cerrando sus ojos, yo era ahora quien no podía mover un solo músculo, quedé inmóvil, sin poder ni querer salir huyendo de lo que se me avecinaba y cuando caí en cuenta, mi primita me dio mi primer beso, no me desagradó, fue tan bueno que hasta el sonido de la amena charla entre mi tío y mi madre deje de escuchar y me concentre en las sensaciones de aquella hermosa caricia, la cual me transmitía tantas sensaciones que un día siendo mayor se multiplicarían hasta el infinito y mucho más allá. 

Luego de aquel beso, ella se separó de mí y siguió muda, yo tambien con mis ojos muy abiertos, esperando el segundo, creo ella esperaba que ahora yo tomara la iniciativa, pero eso no era posible; afuera de la casi transparente sabana blanca seguían nuestros padres hablando de cosas del pueblo de Atescatempa, Jutiapa. 
Entonces, de nuevo vi como mi prima se transformó, dejó de ser mi primita y se convirtió en una gatúbela, solo que esta vez yo la esperaba con muchos deseos y ella ya no hizo sus movimientos lentos, por el contrario, me cogió del cuello y me haló y nuestras bocas de nuevo unidas, yo, con los ojos muy bien abiertos sintiendo las mismas sensaciones que hace un par de minutos, mientras que ella con sus ojos cerrados, eso me sirvió como el ejercicio cero de los exámenes y tambien cerré los míos, confieso que hacerlo fue mucho mejor, y así estuvimos beso tras beso, pero eso sí, nunca fui yo el que tomó la iniciativa, siempre era ella y yo lo sabía pues, cada que venía otro, su carita cambiaba, esa era la señal que hacía a mi corazón agitarse de tal manera que mi cuerpo se incendiaba con un delicioso calor y una serie de cosquillas que no puedo olvidar. 

No se que detuvo a mi prima, pero lo que si recuerdo, es que así fue mi primer beso, mi primera experiencia de muchas que el futuro me guardaba, que maravilla era ser besado por una mujer, en este caso, una niña igual que yo, de la misma edad.
A la semana de juegos y de otros besos clandestinos los cuales yo sabía que vendrían, pues ella seguía con lo mismo, el rostro le cambiaba y al cambiar yo me agitaba en espera del beso deseado. 

Hasta que se fueron y mi vida continuo como siempre en la vida de Lalito, juegos y fantasías. Pero este solo fue el primer beso de mi vida, aunque no fue el único que Lalito descubrió, después siguieron otros besos para Lalito. Pero, esa es otra historia.

martes, 23 de agosto de 2016

Un corazón a medio llenar


No es suficiente, 
necesito más amor,
no puedo explicar esta sensación
tengo tu amor, 
pero no me es suficiente
con lo que me entregas,
siento es muy poquito, 
quiero siempre más.

No logró comprenderte 
te doy todo lo que mi corazón puede dar,
con eso no logro satisfacerte 
y más ya no puedo dar,
pues, si te doy un poco más
haré a mi corazón explotar.

Escucho a la gente decir;
que lindo amor entre ellos dos,
quizá tengan razón y me digas la verdad
pero mi corazón lo siento a medio tanque
lo debes de llenar si quieres avanzar,
pues más de tu amor quiero lograr,
hasta que me hagas desfallecer.
No puedo tener suficiente de tu amor.

Cariño, ¿qué pasa contigo?
todo mi amor ya te entregué y más ¿de donde?
no sé de donde obtener todo para tu corazón llenar,
insaciable debes de ser
y debes de creer, pero más amor ya no puedo dar,
todo mi amor te pertenece a ti, eres el único
que tiene a cabalidad lo que mi corazón a podido dar.
Ya debiste a tu corazón haber llenado.

¿Que sabrás tú? 
de lo que es dar amor,
sé y siento que me amas, 
pero si yo puedo cada día 
entregarte mucho más que el día anterior, 
lo mismo te vengo a demandar,
no puedo tener suficiente de tu amor,
no puedo conformar a mi corazón 
el cual lo siento a la mitad de su capacidad, 
entiendo que tu corazón por ser mujer
es un poco más chico que el mío, 
tal vez, por ello quiero más y más.

Qué pena mi amor, 
pero más no puedo dar,
es de tu propiedad el amor completo que puedo dar,
mi corazón es chico pero sé que da mucho más,
entiende que a nadie he amado tanto como te amo a ti,
te llenaré de besos y caricias para así compensar
y tu corazón por fin llenar.

Eso me hace muy feliz,
saber que de ti 
todo el amor que puedes dar es mío, 
solo mío, ¿sabes? eres correspondida
y mi amor lo llevas en ti completo,
ahora te comprendo y siento que podré
conformarme con esa cantidad, 
pues te amo tanto que si te exijo más 
te puedo perder; gracias por tanto amor,
con tus caricias y esos besos has compensado
a tu chico corazón.

Qué bien, que por fin has entendido
que más no es posible amar,
que tienes en ti todo el amor que puedo dar,
feliz soy por tener corriendo en mis venas
todo el amor que hombre puede dar,
ambos ahora llenos de amor estamos,
las caricias saben mucho mejor y los besos
tienen un mejor sabor, 
algo que antes con nadie sentí, 
es como si bebiera miel y como si tus manos 
fueran de terciopelo, no dejes de acariciarme.

Nunca mi amor,
siempre beberemos juntos de esta miel,
y sobre nuestra piel, 
las caricias serán con piel de terciopelo,
déjame sentir como rosan tus 
aterciopeladas manos sobre mi rustica piel,
déjame beber de tu rica miel.

Un corazón a medio llenar,
ahora por fín ha llegado a su nivel de amor,
aunque no lo diga, pero quiero más,
pero consiente estoy que más ya no se puede dar,
sus caricias aterciopeladas y esta miel
han compensado a mi corazón a medio llenar.



¡Vete ya!


Todos en la playa se retiraban con sus cosas para sus hogares, los turistas regresaban a la gran ciudad, pues los cielos se cerraban con tremenda oscuridad. Sobre el horizonte que esta sobre el enorme océano, se veía la playa ya desierta en su totalidad, solo quedaban ahí; las rocas del acantilado, lugar donde se erguía la torre hecha de piedras y hormigón, hasta arriba de ella, la luz del faro que por tanta oscuridad iniciaba su labor de salvación, esto era justo al este, pero más al oeste, una playa que soportaba los embates de las olas y un poco más adentro en una densa vegetación de la cual, tal cual la torre del faro y a lo mejor un poco más alto, un enorme roble que por algún motivo ahí nació y con el tiempo creció y fuertemente ahí sus raíces echó; era un árbol enorme, el cual entre la penumbra daba hasta un poco de miedo pues, nunca antes se vio cosa igual, por momentos se iluminaba parte de su copa, una tupida en la cual no había nada, más que algunos insectos que lo acompañaban en su soledad, esa era la vida del viejo roble, casi a media playa, acostumbrado a recibir el aire salado y en tardes como estas, hasta se bañaba con el agua salada que los viento hasta él llevaban. 
El roble, veía como los cielos cambiaron rápidamente de azul a cuasi negro total, aun a una hora diurna, la brisa en su rostro sentía y con él, su fiel amigo a su lado, tambien en su rostro recibía los fuertes aires; se trataba de un grillo que desde que al árbol llegó su amigo se volvió.

- ¡Vaya tormenta! la que se avecina ¿no amigo?, suerte que somos fuertes si no estaríamos en problemas ¿no crees?
- Désen prisa muchá pues, la tormenta esta muy cerca ya.

Esto les gritaba a los insectos que en fila y como les era posibles retornaban a diferentes partes del enorme roble, el cual era tambien su hogar, en silencio cada quien caminaba eso sí, de prisa pues sentían que la ventisca se los llevaba con ella. 
Las gotas dulces del cielo cayeron, empezaron suaves pues, sobre la linea que dibujaba el enorme mar, sobre ella, una feroz cortina de agua y centellas; se veía cómo embestida de bestias perseguidas por su depredador y de él huían hasta la playa o, como cuando los indios huían de la caballería, haciendo sonidos salvajes. Así, el roble veía desde las alturas que la tormenta con rabia se acercaba, era enorme aquella cortina de lluvia, pues cubría todo el horizonte que desde la altura del roble se veía.

- ¿Escuchaste amigo?

Preguntó el roble a su inseparable amigo el grillo. Este dejó de sobar sus patas y en silencio completo él quedó, para así poder escuchar lo que su amigo había escuchado.

- No, no escucho nada amigo, debe ser el viento feroz, que viene con rabia hasta nosotros, ¿estas preparado para su embestida? pues yo, ya lo estoy.
- ¡¡Shhhhhh!! has silencio por favor que se escucha algo, pero no logro definir que es lo que oigo.

El grillo permaneció en silencio y además, esta vez tambien el roble, los dos con los ojos muy bien abiertos observando el horizonte, pero en él solo la negrura y la tormenta cada vez más cerca. Abajo las olas se revolcaban en la arena, dejando en su revolcón a miles de cangrejos y otras especies marinas dando de golpes sobre la arena por unos segundos y en la siguiente ola se los tragaba de nuevo, así jugaba el mar con sus criaturas a consecuencia de la tormenta, una muy fuerte, que parecía sería tormenta de toda la noche.

- ¿Escuchaste? ahora sí entendí, mira bien que alguien pide auxilio y se le oye desesperada.
- Sí, escuché, pero se le oye muy quedo, como si ya no tuviera aliento para gritar.

- ¡Auxilio! ¡alguien que me ayude!

Así gritaba quien huía de la tormenta pues, sabía que si aquella cortina furiosa de aguas y rayos le daba alcance seguro moriría. Justo cinco segundos antes de que la tormenta hiciera contacto con el fuerte roble, sobre una de sus ramas muy agotada se posó, una ave con sus alas empapadas, ella traía en su cuerpo su propia tormenta de tanta agua que de ella sobre la rama caía.

- Tranquila señorita, ya usted esta a salvo. 

Y se escuchó el sonido ensordecedor cuando al árbol llegó, sobre él, un enorme paraguas natural y a sus lados, al pasar la tormenta era un sonido ensordecedor que a todos en el roble alarmó y aterró; en las aldeas aledañas tambien sintieron la fuerza de la naturaleza y el miedo los invadió. 
Pero los que habitaban en el roble seguros se sentían, al igual que, la que recién llegó pidiendo ayuda por su vida, el roble a ella protegió de la tormenta, lo mismo que a su amigo el grillo y el resto de los insectos; al ave la invitó a un lugar especial, lugar donde del enorme árbol salía una brisa con una temperatura que a sus plumas de inmediato secó y el ave exhausta por el vuelo que hizo para evitar a la tormenta ya seca en su totalidad dormida quedó. El grillo tambien se durmió, esa noche no cantó, ¿para qué? si nadie lo podría oír.

A la mañana siguiente, todo en calma, pero en los alrededores se lograba ver los escombros y barbaridades que la tormenta dejó en todo aquel lugar, el único que amaneció intacto y como si nada, fue el enorme roble; el grillo se despertó y a su amigo le dio los buenos días.

- Busca algo para que nuestra bella invitada coma algo; hazlo pronto, antes de que se despierte.
- Esta bien amigo, ahora vuelvo. 

Se llevó unas hormigas coloradas para el encargo del roble, quien veía como dormía la hermosa ave, pues ahora se podían apreciar sus bellos colores. Para cuando ella por fin despertó, a su lado un suculento y delicioso desayuno servido solo para ella encontró.

- Coma señorita, buen provecho. 
- Gracias señor roble, es usted muy amable, por haberme acogido esta horrible noche, no lo olvidaré.
- No es nada, cualquiera habría hecho lo mismo, coma usted y descanse, para que sane de sus heridas.

Los días pasaron y aquel lugar con sabor a mar, regresó a la normalidad, un lugar bello y paradisíaco, la ave y el roble ahora unos buenos amigos, al menos asi lo veía la pajarita de lindos colores, no así el roble, quien en él siempre tuvo solo insectos y a su amigo el grillo, pues por el salitre nunca un nido, ni nada con vida aparte de los bichos.  El roble estaba enamorado de ella y ella de él muy agradecida, pero solamente eso. 

El tiempo transcurrió, llegaron inviernos, primaveras, veranos y él de ella cada estación mucho más enamorado de quien volaba a su alrededor cantando lindas melodías y que siempre regresaba al lugar tan especial donde aquella noche secó sus bellas plumas, el grillo se sentía desplazado y un tanto molesto al observar que de aquel amor tan inusual solo uno lo estaba sintiendo, mientras que la contra parte, solo le daba agradecimiento nada más. 
Despues de aquella tormenta, la pajarita quien llegó al lugar exhausta y algo herida, sus heridas habían sanado bien, por ello volaba al rededor del roble, como terapia para darse cuenta de que todo estaba ya sanado en su frágil cuerpo. 

Una de tantas mañanas, luego de desayunar, la pajarilla se acercó al roble y con pena al roble se dirigió.

- Mi amado roble, creo que ha llegado el momento... 
- El momento ¿para qué hermosa ave?
- Ya he sanado y es tiempo de mi camino continuar.
- ¡Ah! es eso, lo entiendo, pero...
- ¿Pero qué?
- No te podrías quedar aquí, junto a mí, a mi amigo el grillo y a todos los que te hemos tomado cariño.
- No Roble, debo mi vida seguir, encontrar un amor, formar un hogar. ¿Tú me entiendes verdad?

Esto fue como un puñal que entró e hirió su enamorado corazón, los insectos cabizbajos se alejaron y el grillo pidió permiso y tambien se retiró.

- ¿Qué pasa? ¿a caso dije algo malo, fuera de lo normal?, ¿qué les molestó?
- Nada mi hermosa, tienes razón, aquí no hay nada ni nadie que te detenga ya.
- Así que...  Vete ya, pequeña ave que del mar asustada y herida una noche a mí llegó... Ahora que has aprendido sola de nuevo a volar... Vete ya... Eres camino de otra libertad... Vete ya y déjame de nuevo en silencio con mi soledad... Vete ya, pues nada te tengo que reprochar, llévate contigo aquella horrible noche, que para mí, fue maravillosa, no tengas pena por mí que ya te sabre olvidar...

El ave abrazó al enorme roble y con lagrimas en sus ojos al roble en su mejía lo besó y su vuelo levantó, alejándose con rumbo al sol, uno que ese día brillaba como nunca, ella volaba sin mirar atrás, tambien el roble la veía sin parpadear, solamente sintiendo como la sabía de su cuerpo se detenía por momentos cuando su corazón se hacía un nudo, se le hacía chiquito. 
¿Quien borrará los recuerdos de tu lindo trinar?, ¿quién te gozará?, sintiendo la belleza en sus ramas de un nido lleno de pequeñas aves con plumaje de lindos colores como el tuyo y, ¿quién a tu trinar acompañará?

Así pensaba el roble, quien ya no volvió a ser nunca más el mismo, pues por dentro, el enorme árbol moría en soledad, como todos los arboles, él tambien moría de pie. Sus hojas ya no tenían el bello verde que nunca el salitre le afectó y el color café de su enorme tronco, en grisáceo se volvió. 
Los aldeanos, al ver como había desmejorado el enorme roble dieron parte a las autoridades, el señor alcalde dijo.

- Hasta mucho vivió ese feo árbol, ahora que esta muriendo o que a lo mejor ya murió, lo cortaré y en su lugar un hotel edificaré, eso traerá mucho más divisas para nuestro bello lugar.

El pueblo nunca estuvo de acuerdo pues, al pueblo siempre lo defendía de tormentas como la de aquella noche en que la vida vio de otro color el enamorado roble quien ahora sin darse cuenta, ni quererlo, lentamente moría.  


Este Fábula, nos deja como reflexión una gran verdad que a muchos en algún momento habríamos vivido. El desencanto que bella mujer o encantador hombre que a nosotros un día herido llegó y que permitió que nosotros lo cuidáramos para que un día al sentirse muy bien, simplemente nos dijera:
- Me siento bien, por ello me voy a buscar mi destino, una vida. Dejando a un corazón ilusionado y enamorado, desilusionado y destrozado, un cuerpo sin alma que muere de desamor, que necesitará de mucho, mucho tiempo para lograrlo un día olvidar, algo que sabemos muy bien, que no sucederá.

viernes, 19 de agosto de 2016

Tarde ensangrentada


Una tarde ensangrentada, una tarde de corridas de toros (y no estoy de acuerdo con esto). Adentro en las caballerizas o cómo se les llame a donde están los toros esperando su turno. Cómo si fuera el antiguo Coliseo de Roma, en él, los esclavos que esperaban subir a la arena a pelear por su vida o a dejarla, pues era mejor estar muerto que seguir siendo un esclavo asesino, de lo cual dependía su vida; matar para sobrevivir. Y no para vivir en la opulencia si no en la miseria, mejor sería morir y así salvar su alma. 

Pues, en ese lugar, se encontraba un toro muy joven, el cual escuchaba como la audiencia gritaba: ¡Olé, Olé y Olé!, el torillo pensaba que la gloria se encontraba en esa arena y que muy pronto él estaría ahí disfrutando de aquellos Olés.

- ¿Los escucháis? debe ser maravilloso ser protagonista y que te vitoreen así, ¿no crees amigo?

Le dijo entusiasmado a otro toro, quien sabía perfectamente de lo que se trataba aquella algarabía que resonaba por todos los lugares y en ese, aun más, como si la muerte se encargara de que el eco les llegara amplificado hasta ahí. El toro más viejo, no quiso desilusionar al joven torillo, uno muy fuerte y valiente, pero ignorante de aquella matanza.

- Así es hijo, pero mejor si hoy no sales, espera a vivir otras experiencias, otro poco, por lo menos enamórate de una linda vaquilla y ten un par de hijos, ¡eso si es maravilloso!, un hogar al que puedas y debes proteger, tu hogar.
- Qué va, esta tarde será mi tarde y saldré de ahí victorioso, famoso, ya veras amigo.

Pasó un tiempo y al lugar llegaron dos hombres encaramados en bellos corceles, se pararon ahí y vieron.

- Solo quedan estos dos.
- Oye amigo, se refieren a nosotros ¿no?
- Así es hijo, pero has oído lo que dijeron... ¡Solo quedamos nosotros dos! ¡eso significa...!

Pero ya no pudo terminar la frase y a su cuello le cayó la soga y luego de que el jinete diera varias vueltas a la soga en la pera de su silla lo haló, el toro ya viejo no opuso resistencia alguna y resignado se fue con los jinetes sin dejar de ver a los ojos ilusionados del torillo, quien pateaba el suelo como diciendo: _ ¡No se olviden de mí!

Al salir el toro viejo al ruedo, se escucharon las trompetas, las cuales resonaron por todos lados, hasta donde se encontraba ahora solo, el torillo, quien pensaba.

- Viejo dichoso se la estará pasando muy bien, como le aplauden, han dicho su nombre, lo he escuchado. ¡Olé! gritó el torillo por el viejo quien se batía en batalla campal contra uno de los mejores toreros de aquella avanzada ciudad del viejo continente. Hasta que escuchó miles de aplausos y cómo el culto publico con sus aplausos gritaban...

- ¡Torero! ¡torero! ¡torero!...

El torillo pensó: ¡A bárbaro! se los ganó a todos, ¿sería por eso que él no quiere que salga hoy?, ah viejo bandido, esa era la treta ¿no? El torillo se imaginaba al viejo toro siendo aplaudido y admirado. Entonces escuchó como el respetable gritaba:

- ¡Otro toro! ¡otro toro! ¡otro...!

- Me aclaman, ¡sí saldré, que maravilla! no los decepcionaré, para esto nací, hoy me llenaré de gloria.

Mientras se repetía el torillo todo su entusiasmo, sus pesuñas casi le hacían un hoyo al barro; de la jaula en donde lo tenían, con sus cuernos, los cuales resbalaban por la jaulilla de metal, pareciera que le hacía filo a sus cuernos. Cuando escuchó por los pasillos los cascos de los jinetes que se acercaban.

- ¡Ya vienen por mí! ¡Bravo!

- Te dije que solo quedaba esté, es uno muy joven ¿no crees? 
- Sí, pero mira es bravío como ha hecho mella en el barro y míralo le hace filo a sus cuernos y míralo se ve como entusiasmado; ¿no?
- ¿Estas loco?, eres igual a todos esos bárbaros que disfrutan con estas matanzas.
- ¡Ya cállate! 

Dijo el jinete y lazó al torillo, este cuando vio por los aires el lazo, con su cabeza lo buscó para que no fallara el jinete y en el quedarón atrapados sus cuernos, los cuales hasta brillaban de tanto filo que obtuvo por la emoción.

- Ves, el animal quiere morir hoy, ¡jajaja! Ven animal estúpido, sígueme. 

Dijo el jinete.Y el torillo no esperó a ser halado, con su emoción iba por delante de los caballos como si se tratará de un perro que guiaba a sus amos a la cacería.

- Si que tiene huevos este torillo ¿no? Míralo como va, a los otros tuvimos que jalarlos y este; él nos jala, será una excelente corrida sin duda, tal vez sea la mejor, ¡jajajaja!

Mientras salían a la arena, el torillo se encontró con otros jinetes que jalaban a un enorme bulto completamente pintado de rojo, el torillo se detuvo y se dijo.

- Ese, ¿acaso no era el viejo que acaban de aclamar? ¿por qué irá gravemente herido? ¿qué pasaría con él?

- Oye torillo, ¿no te echaras para atrás ahora que has visto al viejo toro ensangrentado y muerto no? ¡Arre, vamos arre! 

El torillo levantó su mirada y se encontró con la vista de quienes lo llevaban y en ellos vio la maldad del hombre, por un momento tambien los vio ensangrentados, pero lo que vio fue a unos toros con imagen humana.  Yo diría, que lo que el torillo vio, fue la maldad en su completa imagen, unos demonios, tal cuales.
Agachó su cara y resopló y de nuevo somató sus pezuñas contra el concreto del lugar y movió su cabeza ta fuerte que echó al suelo al distraído jinete y contra el otro arremetió pero simplemente al caballo hirió.

- ¡Oye! ¿qué te pasa?, me has cortado. Dijo el corcel.
- Perdón amigo, no fue mi intención causarte daño, solamente quise liberarte de esos demonios que están sobre ti.
- Calla y avanza, es tu turno y, buena suerte muchacho; no te preocupes por mí, preocúpate por ti.
- Está bien amigo, esta va  por ti, le dijo al caballo y este le respondió
- ¡Olé!

Una vez parado en la puerta que da a la arena, el torillo escuchó resonar las trompetas, las cuales por un momento lo dejaron sordo y sus ojos se le nublaron por la emoción, la espera había terminado y por fin sería aclamado por la multitud que se hizo ese domingo presente. 

Una vez hechas las presentaciones por el locutor, se abrió la escotilla y el toro se encontró con su destino, antes de salir, saludo al publico pisoteando con sus patas, las cuales levantaban tremenda polvareda y entró a la arena en plena carrera y haciendo cabriolas, sobando sus cuernos hasta el suelo, corrió por la circunferencia de la arena y mientras lo hacía con sus cuernos rallaba las tablas y el publico le gritaba: ¡Toro! ¡toro! ¡toro! y aplaudían por ver el tremendo brío del joven animal, luego de su entrada triunfal, se hizo al centro y levanto su vista y asombrado quedó de ver a tanta gente, pero en ellos tambien vio lo mismo que en los jinetes a todos los vio ensangrentados. Cómo cuando la policía enciende la luz negra para encontrar en el cuarto donde se llevo el asesinato, fluidos humanos como la sangre y, por primera vez en su corta vida el torillo sintió miedo, uno que le entró desde sus patas y conforme avanzaba le erizaba todos los pelos. Pero de nuevo las trompetas gritaron, esta vez apareció el torero con su comitiva y sobre su traje de luces su capota roja, el torillo se dio cuenta que ahora la concurrencias le gritaba al hombre con traje de luces.

- ¡Torero, torero, torero!

Él se extrañó pues, siempre pensó que aquellos gritos eran para él y sus antecesores, pero no, eran para el que estaba con capa color de sangre, esto lo alarmó más y recordó las palabras del viejo toro a quien vio arrastrado, sin orejas, ni cola y del mismo color que eso que llevaba el humano sobre él.

Salieron de la arena, la comitiva y todos los que no debían estar ahí y en el Coliseo Romano quedaron Centurión y esclavo; solos, la hora de la verdad se hizo presente, el torillo vio como el hombre se acercaba a él con la capa roja hasta donde él estaba, sin el menor respeto por su fuerza y sus portales cuernos, este vio de nuevo a la multitud, quien gritaba: ¡Torero, torero! de sus ojos brotaron dos largrimas, una de cada ojo, con lo cual limpió su vista para ver mejor y de su cuerpo se retiro el asombro y el miedo que hace unos minutos lo invadieron y la sangre, sintió que le hirvió; su seño frunció, la cabeza agachó casi al suelo la llevó y estando ahí resoplo y mucho polvo levantó, el cual no regresó, pues con su pata seguía levantando más y más polvo y cuando de nuevo escuchó al publico gritar.

- ¡Torero, torero!

Este se lanzó contra el que viste traje de luces, a las cuales si quería seguir con vida debía de apagar esa tarde de toros, mientras corría en contra de quien lo llamaba agitando su capa sentía y veía la sangre de los que ya habían muerto esa tarde, mientras corría y envestía al torero y la gente gritaba.

- ¡Olé, Olé, Olé! 

Aquella sangre se iba pegando a su pelaje, algo que le daba energía y mayor fuerza y lo convertía en un toro, como de los más grandes de la historia de este "Arte Taurino". 
En uno de tantos oles, el torillo le rasgó el pantalón al torero y los oles callaron ,solo se escuchó un: ¡Ahh! y el silencio llegó.

- Esto quieren ¿no? para esto nací, eso tendrán. 

Dijo el torillo, mientras otros dos con traje igual al herido lo abordaban por los costados para distraerlo y  así el torero pudiera ser atendido, pero él permaneció inerte, como si fuera una estatua taurina, no le quito nunca la mirada al torero, sí ignoró a quienes agitaba sus capas para a traerlo, pero él en el mismo lugar e inmóvil.

- ¿Cómo te sientes? Le dijo el doctor al torero.
- Solo fue un raspón, pero me inquieta que este torillo se comporte así, no lo comprendo, míralo.
- ¿Quieres que suspenda la corrida?
- ¡No! eso sería vergonzoso.
- Podemos decir que estas muy herido, serías un ¡héroe! 
- ¡No!, ese torillo me la debe y hoy ¡morirá!
- ¡Hazte a un lado! 

Y de nuevo el torero regresó al ruedo. 

Todos de nuevo aplaudieron y gritaron: ¡Torero, Torero! El torillo por fin entendió todo y supo que era su vida o la del traje de luces y sin que este lo invitara con su capa, el torillo lo envistió; la gente se asustó y grito; cuando a penas el torero pudo hacer una verónica y su corazón se asustó, mientras las personas aplaudían y gritaban. 

- ¡Torero, torero, torero!

 El torero sintió miedo, pues lo que pasaba no era normal, ese animal no era como el resto, este venía a pelear por su vida. 
La corrida siguió su camino y ya cuando pasó el tiempo y el torero sintió que las fuerzas lo abandonaban y que si seguía perdería la pelea; mientras que el torillo seguía como si nada, fresco y levantando mucho más polvo que al inicio y tambien vio que de sus ojos claros al iniciar la corrida, ahora estaban ensangrentados.

El torero pidió las espadas para terminar ya con su contrincante, ambos, frente a frente hombre y  bestia, sin quitarse la vista, el torero noto que cuando le entregaron las armas mortales, el torillo agachó su cabeza y frotó contra el polvoriento suelo sus cuernos, el torero sintió cómo si el torillo preparara sus armas mortales tambien. El torero dijo a sus adentros.

- Esta bien amigo, que gane el mejor y, ¡ese soy yo! ¡Dios mio ayúdame por favor! 

...Pero Dios estaba ocupado con otras cosas más importantes como para perder el tiempo viendo algo monstruoso, además, Dios sabía como terminaría esa tarde de toros y de que habría sangre, la habría, eso sin duda...

Los olés siguieron; un olé detrás de otro olé y olé y olé. Por fin, el de traje de luces dijo. 

- Hasta aquí llegaste amigo, fuiste un gran contrincante, el mejor que tuve para tu corta edad.

Lo vio a los ojos y escondió cobardemente la espada con la que atravesaría su corazón. Mientras tanto, del lomo del torillo, clavadas, las banderillas o puyas, usadas para abrir en dos el lomo del torillo, habían sido cinco, para ser exacto; por sus costados corría sangre, sangre inocente, pero el torillo al ver la mirada del torero sobre él, lo que hizo fue bajar su cabeza como diciendo hasta aquí llegué, mátame y resopló sobre el suelo, levantando polvo ensangrentado, sangre de él, de los que antes murieron y tambien la que dejo y dejaba el torero de su pierna, que dijo; solo era un raspón pero no era así, el torero al igual que el toro, sin darse cuenta se desangraba. 

En la plaza de toros, tanto toro como torero, ambos perdían sangre y eso los debilitaba, pero tambien les elevaba la adrenalina y eso les daba fuerzas para un último asalto. Cómo preludio de que la muerte estaba ahí, ya presente, todos quedaron en silencio, la hora cero había llegado y el torero agitó su capota y el torillo hizo temblar la tierra con unos pezuñazos y de sus fosas exhaló su último aliento y dio inicio su carrera, su envestida.

Todos gritaron... ¡Olé, Olé! pero esta vez el torero había recibido otra caricia del cuerno derecho del torillo, dejándolo rengando, el publico para darle su apoyo le gritaba: 

- ¡Torero, torero, torero! 

Y, vino el siguiente round, el torillo no esperó ser invitado y envistió al torero, quien esta vez con la ultima fuerza que le quedó, dio un brinco y entre el cuello y su lomo, ingresó la espada mortífera, el torillo sintió cuando la punta le llegó a su corazón, quien empezó a palpitar muy lento, pero él, seguía erguido, parado al lado del torero, quien se mantenía en pie al lado de su victima; pero lo que el publico no sabía, pues gritaban.

¡Torero, torero, torero!  Celebrando la victoria del torero. 

Pero en segundos, luego de la algarabía por la mejor tarde taurina y la mejor corrida de toda la tarde, todo enmudeció cuando el torillo por fin calló sin vida y con el peso del animal sobre él, cayó el cuerpo tambien sin vida del torero, pues el cuerno derecho había penetrado el costado del que vestía un lindo atuendo de luces.

Este tambien sintió, cuando la punta del cuerno del torillo le penetró el corazón y ambos al momento de morir compartieron su sangre y el torero, quien esa tarde había matado una buena cantidad de toros, entre ellos, al viejo que antecedió al torillo, moría con el más joven de todos los toros de esa tarde taurina; nadie grito nunca más ese domingo: ¡Torero! y, mucho menos otro, ¡Olé!, las trompetas tambien se silenciaron.

 Por una puerta salía el torillo jalado de su cola y por la otra, el famoso torero en hombros de sus compañeros y su medico; quien avaló la muerte del mejor torero de ese país, uno adelantado pero a la vez atrasado y, esto lo digo con el respeto a bella gente y audaces caballeros. 

Pero, tambien lo digo con el dolor que me causa ver el cadáver de hermoso animal, cuando se lo llevan bañado en sangre, sin orejas y jalado de su cola. Que falta de respeto para un valiente animal quien muere para la diversión dominical y sustento en euros para quien de eso vive.


Esta historia (con el perdón de mi genero), pero se lo dedico a todos esos nobles y hermosos animales, que han muerto por diversión, tal cual, en el pasado, lo vivieron los esclavos y cristianos en el Coliseo Romano. Perdón por la comparación... Pero eso, ¡me lo permito yo!    

jueves, 18 de agosto de 2016

Esa Mujer


Esa mujer, 
en su piel lleva una eterna primavera,
conjunción floral; 
rosas y flores multicolores,
miles de aromas y texturas, 
todas en su piel.

Esa mujer,
que hoy me compartirá su eterna primavera,
me entregará sus aromas y finas texturas 
que lleva en su linda y delicada piel.

Esa mujer,
hace poco dejó su invierno,
ahora en ella y su piel solo hay primavera
y me invita a tomar toda su miel.

Esa mujer,
la que toda la vida esperé y con ansías,
descubrir a su lado
lo mejor que habita en su cuerpo,
sus aromas florales y sus mieles de virgen.

Esa mujer,
que hoy se abrirá al placer,
como un día lo hace la flor al sol
para ser poseída por sabio abejorro
quien repartira la vida en el inmenso jardín.

Esa mujer,
se abrirá hoy a la vida
y en ella entraré para quedar atrapado
en su eterna primavera,
como la abeja llevaré vida a nuestro jardín, 
como bella flor que entregará toda su miel
para poder disfrutar de ella 
aromas, texturas y mieles que lleva en su piel.

Esa mujer
del invierno a la primavera
tendrá su verano y  tambien su otoño
para de nuevo regresar a su primavera
la eterna primavera que guarda 
en su olor, textura, color y deliciosas mieles
que viven en su cuerpo, su piel.

Esa mujer,
que me enseñó la mejor estación en su piel
de ella corte la mejor flor. 
Una con brillante color.
Una con el más suave pétalo.
Una con el mejor aroma.
Una con el mejor de los néctares.
El cual bebo y no me sacia, no me empalaga.
Creo ser un adicto a tan deliciosa miel,
la que radica en su toda su piel.

Esa mujer,
bella flor que se abre ante mis ojos
y sus pistilos aun débiles 
dejan escapar su rico aroma,
me invita a beber de su polen.

Me poso sobre ella 
con mucho cuidado y delicadeza
para no maltratar y se vaya a marchitar.

Con cuidado 
empiezo a beber y a disfrutar
de un manantial que no tiene final,
mientras bebo de ella 
veo como disfruta, entregándome su miel
bella flor, llamada mujer.

Que a la vida llegó para dar sentido y vida,
lo disfruta, pues para eso llegó a este jardín,
para propagar todo su polen
del cual siempre beberé su rica miel.

Esa mujer,
la más bella flor
que un día la vi nacer en mi jardín,
me acerqué y ante mí, 
sin pena se abrió y dejó escapar 
sus ricos aromas; en ella los mejores colores 
y en el centro, su polen, del que emana toda la miel.

Bella flor, llamada: Mujer.




miércoles, 17 de agosto de 2016

Dicen


Salgo a la calle sin saber a donde ir, 
todo está cambiado nada es igual,
llegó hasta la esquina que un día fue 
el lugar de encuentro para iniciar nuestro andar.

Busco en cada cara alguien del lugar, 
conocidos de tiempo atrás, a mis amigos.  

Pero todos ahí ahora son nuevos 
de los míos nadie queda en el lugar 
todos se han marchado, 
otros habrán partido al más allá, 
otros ya ni se recuerdan de su hogar.

Dicen al verme parado en aquella esquina 
¿que hará parado ahí cada tarde?
Dicen que ya no tengo a donde ir. 
Dicen que mis amigos se olvidaron de mi.
Dicen que espero a un viejo amor que juró por mí regresar.
Dicen que soy un viejo nada más.
Dicen tantas cosas que no he logrado oír.

Luego de un rato, camino hasta mi otro lugar, 
mientras camino sigo viendo y tratando a alguien encontrar, 
pero solo rostros nuevos, nadie se me hace familiar. 

Subo al bus que ahora tiene nueva numeración 
y me lleva para un lugar desconocido 
y es que tambien ese cambió, nada hoy es igual.

Al llegar a un lugar que desconozco 
de nuevo subo al bus para retornar 
pues mejor regreso a mi hogar.

Mientras viajo, veo por los cristales 
que nada es ahora como ayer, 
siento como si me hubiera ido a otro país. 

Tanta gente con acento que no es el propio 
el de mi lugar, ¿de donde llegó tanto personaje? 
quizá pasaban por aquí atraídos por el sueño americano 
y se quedaron varados aquí 
y de mi país, hicieron el suyo. 

Muchos son honestos y tambien honrados 
eso sin dudar, pero entre tanta gente buena 
tambien habrán llegado vándalos, huevones 
que se dedican solo a chingar y a robar 
a mi gente trabajadora, que tristeza eso me da.

Dicen, al verme en el bus viajar 
ese don no para de mirar.
Dicen, ¿será un viejo rabo verde? 
pues me ve con ojos de deseo.
Dicen, pobre debe andar perdido 
sin encontrar su hogar ¿de dónde será?
Dicen, viejo demente, no sabe que lo pueden herir 
por ver a la gente con ese gesto de temor.
Dicen, ¿en dónde se bajará? 
ya me aburrió, no deja de mirar.
Dicen, que estoy solo que no tengo a donde ir 
y quizás, ellos tengan la razón.

Regreso al que antes fue mi lugar 
donde un rey para todos ese fui. 

Conozco bien como hasta mi hogar regresar 
mis vecinos los últimos que conmigo viven aun ahí 
me saludan con sonrisa en los labios 
y sus palabras tienen un dejo de amistad y amor.

Pues ahí crecimos, porque siendo niños llegamos aquí.
Abro la puerta de mi hogar y este tambien ya no se ve igual.

Veo por la tele y no hallo un programa que me guste 
y me deje algo bueno, solo veo a chicas teniendo sexo en MTv. 
No es que no me gusten las chicas que salen ahí, 
pero nada bueno encuentro en esa programación. 

Mejor la apago y prendo mi radio 
y en ella busco la emisora que tantas emociones en el pasado me dio 
y lo que escuchó me aterra.

Primero, cantantes que no saben ni hablar 
y sus letras aunque están bien rimadas 
solo dicen babosadas, tanta porquería 
que ami alma ponen a temblar. 

Mejor apago la radio y escuchó algo que me da paz y seguridad 
es el silencio de mi viejo hogar.

Me preguntó; ¿en que momento llegué hasta este punto? 
en que momento todo se fue por el caño del escusado, 
la vida ya no es la misma, se suponía que el nuevo siglo 
sería mucho mejor, pero para mi el siglo pasado siempre será el mejor. 

Será que estoy tan viejo para un nuevo siglo, 
pero si apenas ayer tenía veinte.

Lo único bueno que me ha quedado 
son; mi esposa y mis hijos, mis nietos,
mis hermanos que veo cada fin de semana 
y con ellos recordamos los días de ayer, 
los mejores, creo que no soy yo, 
es el tiempo moderno.

Que barbaridad, somos cangrejos 
pues la humanidad va caminando de regreso, 
ya no quieren avanzar. 

Zombies son; con sus celulares 
se olvidaron que tienen la palabra para compartir y comunicarse 
con los seres que dicen amar, 
pero yo solo los veo escribir, y lo que escriben 
solo son iniciales, será un nuevo idioma 
me tendré que actualizar, 
pues si no me pongo las pilas, me comerán. 

Son caníbales urbanos, 
sin miedos, ni bondad para el que a su lado va.

Dicen que la tecnología es lo que de moda está.
Dicen que hay que comprar el nuevo celular para seguir siendo popular.
Dicen que las pantallas planas son las mas cool, 
los viejos tele´s ya a la basura hay que botar 
sin importar que a los seis meses la pantalla ya no alumbre ni sonido da.
Dicen que el sexo cambio al amor 
y al romanticismo lo extinguió,
que eso es cosa de ancianos, de los abuelos, 
que para novia conseguir, 
la chica virgen ya no debe ser.
Dicen tantas cosas, que mejor me quiero ir, 
mejor será morir, pues nada en esta vida tiene sentido ya.
Dicen tantas cosas, solo babosadas, 
pues ya no sabe ni que decir.

martes, 16 de agosto de 2016

Hoy como ayer



Hoy como ayer,
disfruto del amor 
que en mi mente quedó grabado y guardado,
amor que murió por la distancia.

Hoy como ayer,
me la paso pensando 
en momento tan romántico
del cual aun disfruto,
soy tan feliz con solo recordarlo.

No te lo niego, 
que me gustaría disfrutarlo
pero para eso necesito estar dormido,
pues la distancia acabó con tan lindo amor.

Hoy como ayer,
fuiste mi novia
y te lucía tomada de mi brazo
eran días felices, 
compartiendo abrazos y ricos besos.

En mí, sigue tu sabor 
y en ti, llevas mí sabor.

Hoy como ayer, 
los disfruto pero en sueños
imagino, cuando caminabas tomada de mi brazo
mil suspiros no logro contener,
es que tu amor
se quedó grabado en mí.

Hoy como ayer,
disfruto de un amor 
que yace en mis recuerdos
y te revivo solo en sueños,
nunca supe más de ti
ignoro si piensas un poco en mí,
si me encuentras como yo en tus sueños,
si me sientes en tus labios.

Porque mi sabor quedó en tu boca 
y el tuyo aún lo degusto en la mía.

Hoy como ayer,
dormido y despierto 
sigo soñándome entre tus brazos
y deseo que Dios te haga muy feliz,
porque yo aun lo soy
tan solo con recordarte, pensar en tan ricos besos
y cálidos abrazos.

Y, en aquellos paseos 
solamente tomada de mi brazo.
Tus risas, tus lagrimas, tus reproches, tus caricias.

Hoy como ayer,
recuerdo cuando la primavera 
hizo te viera entre lindas flores
que una rosa hermosa creí serías,
me acerqué para oler ese delicioso aroma
pero solamente era tu perfume,
el que se mezclaba con el de tu piel.

Nada mejor, 
para iniciar una historia de amor
que hoy sufre el desamor
por tanta distancia.

Hoy como ayer,
soy tan feliz, pues sigues viviendo en mí,
no logro olvidarlo y creo que nunca lo haré,
solo pido que lo mismo pase en ti.

Hoy como ayer,
te sigo amando, te sigo esperando,
que un día venzas la distancia.

Aqui te espero con el mismo amor
para protegerte entre mis brazos,
sentir latir un corazón que por un tiempo fue mío,
que ni la distancia a logrado destruír
ni lo hará nunca sucumbir.

Porque para mí, ese amor vencerá 
la distancia que hoy nos separa,
porque para nuestro amor, 
no existe la distancia.

Eso espero y es lo que me mantiene 
aun enamorado, esperanzado 
y esperando por un amor, 
que se acabó a causa de la distancia.

sábado, 13 de agosto de 2016

La Casa Grande: Una gran Lección.


La tarde caía, el sol moría y la penumbra se apoderaba del vecindario, el frío tambien se hacía presente y Lalito se encontraba como cada día, sumergido en uno de sus juegos de niño en el jardín de su madre.

- ¡Lalito! el suéter, ya esta helado.

Le gritaba su madre desde adentro de la casa grande, la mamá de Lalito al percatarse de que su hijo la ignoraba, apareció en la puerta principal con una chaqueta para su pequeño Lalito, quien estaba muy concentrado en sus juegos. 

Lalito jugaba con su único carrito, un camioncito de madera, de palo blanco, que su padre un día de regreso del trabajo se lo compró a un marchante y al entregárselo a Lalito, esa noche no durmió de la emoción por jugar con su carrito de madera, de colores chillantes y ruedas de madera.

- Hijo, esta muy helado, ven por tu chaqueta y juegas otro rato.

Pero Lalito estaba concentrado pues, la carga de su camión corría riesgo si él se distraía por un segundo pues, él piloteaba su camión en una ladera de una sola vía, iba descendiendo por un serpenteante camino; del lado derecho, una pared natural de puras rocas y al lado izquierdo un barranco profundo, al fondo un riachuelo que tambien serpenteaba al igual que la horrible carretera por donde Lalito conducía su camión, las llantas de madera lanzaban hacia la profundidad del barranco a las piedras sueltas del camino de terracería. Su valiosa carga, eran unas piedras que Lalito había recolectado en el jardín y con ellas, uno de sus dos únicos muñequitos, quien cuidaba la preciada carga. 
Dos hombrecitos de plástico que su mamá le compró en un viaje al mercado, al ver a Lalito como hipnotizado por aquellos hombrecitos, los cuales la madre adquirió a dos por cinco céntimos.

- ¡Lalito!...

Dijo paciente y dulcemente la madre, pues se percató de que su hijo andaba en alguna peligrosa aventura la cual sería tema de conversación esa noche hasta que él se quedará dormido. 
Por fin, se escucharon los sonidos de los frenos de aire que salieron por la boca de Lalito y éste luego de ello dijo muy seriamente.

- Hemos llegado, sanos y salvos compañero, mañana descargaremos, por hoy, es hora de descansar.

Al escuchar esto la madre aprovechó la oportunidad y dijo.

- Don Lalito, podría por favor ponerse esta chaqueta. 

Esto se lo dijo su madre mientras se dirigía hacia la puerta que da a la calle, pues afuera alguien llamaba para que se le abriera.

- Si mami. 

Lalito corrió hasta la puerta y mientras se colocaba la chaqueta escuchaba la platica de su madre con alguien que a su casa llegó a pedir un favor a su señora madre.

- Con mucho gusto, dile a tu patrona que ahora llego.
- ¿Puedo ir contigo madre?

Mi madre me vió con ternura y acaricio mi cara con mucho amor y me dijo.

- Con mucho gusto don Lalito, pero solo si me promete que se portará bien, pues la señora es muy delicada con las cosas de su casa.
- Como usted ordene doña Blanky. 

Y ambos rieron, entraron abrazados a la casa grande y adentro, el padre de Lalito, quien se encontraba escuchando por la radio de marca Singer, obsequio por la maquina de coser que su hermana compró, pues donde Lalito el único televisor que había, era la fotografía que seguía pegada en el mueble. Además de escuchar su tradicional marimba, el señor leía el periódico; Lalito se sentó al lado de su padre a esperar a que su madre saliera con su bolso, en el cual llevaba las inyecciones de vidrio que utilizaría para inyectar a la señora que se encontraba enferma.

- Vamos hijo, ya regresamos, iremos a inyectar a doña Angélica.

El padre de Lalito los vio salir sobre sus lentes y luego siguió con su rutina, marimba y noticias. 

Mientras Lalito caminaba por la doce avenida de una zona capitalina, él le contaba la increíble travesía en su potente camión de madera; mientras la madre lo escuchaba con admiración, por la prodigiosa imaginación de su niño de cinco años y digo esto, pues Lalito carecía de la influencia de la televisión, en otras palabras, sí tenía una rica imaginación en su cabecita pelona.
Cuando llegaron a la casa de doña Angélica, se escuchó el sonido del timbre, Lalito preguntó.

- Y ¿eso qué es mamá?
- Es el timbre hijo.
- ¿Por qué nosotros no tenemos un timbre mami?

Cuando la madre iba a responder lo que ya sabemos, la puerta se abrió y la empleada invitó a seguir a Lalito y a su madre.

- Me esperas aquí, sentado y no vayas a tocar nada, ¿ok?
- Entre doña Blanky, le encenderé la televisión para que su hijo se distraiga. Dijo la empleada. 

La empleada encendió la televisión, una enorme a colores, algo que admiró a Lalito, pues jamas en su corta existencia él había visto una a colores, es más, ni sabía que existieran. La sala era enorme y en ella, miles de objetos muy lindos, llamativos para un niño pobre, quien obedeció a su madre y estuvo ahí embelesado viendo la televisión, pero su curiosidad era enorme y de ves en cuando, daba un vistazo a lo que había en la sala de una familia con un nivel adquisitivo mucho mayor que el de la familia de Lalito.

La madre de Lalito inyectó a la enferma, le pagaron y se retiraron. De regreso hasta su casa, mientras regresaban; Lalito no decía nada, algo que a su madre le llamaba la atención pues raramente Lalito estaba callado, él era un conversador y  siempre tenía muchas preguntas, la madre de Lalito pensó, que él estaba así por los lujos de la casa, que por un rato se arrepintió de haberlo llevado con ella. 
Entraron a la casa grande y Lalito corrió a la habitación y ahí permaneció hasta que su madre entró en ella para indicarle a su pequeño que la cena estaba servida. Lalito, quien no se percató de que su madre entró, dió un salto por el susto que recibió; algo que llamó más la atención de una madre que conoce perfectamente a sus hijos y sabe cuando algo no anda bien.

- ¡Muy bien jovencito!, ¡dígame!, ¿qué sucede con usted?, ¿qué pasó en la casa de doña Angélica?

Esto lo dijo con los brazos cruzados, el seño fruncido y un timbre de voz de pocos amigos y cuando mi madre colocaba sus brazos cruzados; ¡Ay Dios mio sálvame por favor! Lalito con mucho temor confesó a su madre su fechoría.

- ¡Mira, no son bonitos!

Lalito dejó ver un par de juguetes que se encontró en el sillón en donde se sentó, juguetes del hijo de doña Angélica, eran: Un carrito de metal, uno que hoy día son muy comunes, pero que en ese entonces solamente se conseguían en la tienda: La Juguetería, en otras palabras, juguetes de importación, era un carro hermoso con llantas de hule, ventanas de vidrio o plástico, que para el caso era lo mismo y además un muñequito muy diferente a los de Lalito, eran una belleza de juguetes, que seguramente en casa de doña Angélica jamás se darían cuenta de que hacían falta, es más, solo Dios sabe desde cuando estaban metidos entre los almohadones del lujoso amueblado de sala.

- Los encontré perdidos entre los sillones de la sala de la señora enferma y me los traje conmigo, ¿no son hermosos mami?

La madre se puso colorada de la rabia por el robo de su pequeño hijo, por otro lado, sintió un dolor en su corazón por no poder comprar algo como eso a su pequeño hijo, pero luego hizo lo correcto y con un tono serio pero amable, le dijo a su hijo.


- Mira Lalito, los juguetes son muy lindos, pero pertenecen a otro niño quien seguramente los extrañará, además, tú los robaste y eso no esta bien, ¿no te da vergüenza?
- Si mami, lo siento, es que son muy bonitos... ¿Me compras unos iguales?

Mi madre sintió como su corazón se le estremeció, pero, eso no sería posible nunca, ella con valor y un nudo en su garganta le dijo.
- Quiza un día hijo, si te portas bien y, si no puedo comprarlos yo, de pronto alguien te regala algo parecido, ¿no crees? siempre y cuando, sigas portándote bien mi amor. Ahora, haremos lo correcto, ¿te parece?
- Si mami, esta bien. Dijo Lalito con la tristeza en su carita. 

Salieron los dos tomados de la mano y dijeron al padre de Lalito quien seguía en la sala escuchando su marimba y leyendo el periódico.

- Ya volvemos.  
El padre de  Lalito los vió sobre sus lentes y alcanzó a decir algo que ya no lo escucharon.
- ¿Y, la cena?

Cuando Lalito y su madre estuvieron en casa de doña Angélica, la madre llegó hasta el cuarto en donde se encontraba recostada la enferma, quien se sorprendió al ver entrar a ambos.

- ¿Qué pasó, olvidó algo doña Blanky?
- No doña Angélica, es que mi Lalito quiere decirle algo y disculparse tambien. ¿Verdad Lalito?
Doña angélica vió con ternura a Lalito y le dijo.
- A ver, ¿qué me quieres decir Lalito?
- Quiero disculparme con usted señora, es que me encontré estos juguetes perdidos en el sillón y me los llevé a mi casa.
- ¡Los juguetes de mi hijo!, hace días los anda buscando, son sus juguetes preferidos. ¡Gracias Lalito!, por ser un niño honesto y honrado... ¡María ven por favor! 
Doña Angélica llamó a la empleada doméstica. 

- Si patrona, mande uste´.

- ¡Mira! Lalito encontró los juguetes de Panchito.
- ¡Ah! los juguetes que me he vuelto loca buscando para el niño, gracias niño, me has quitado un peso de encima, pues ya no los buscaré más.
- María, alcánzame mi monedero, le daré una recompensa a Lalito por haber encontrado los juguetes de mi bebe.
- A mí no me hubiera dado nada doña Angélica. Dijo enojada la María. A quien ignoraron, hasta Lalito.
- Bueno Lalito, aquí tienes tu recompensa por encontrar los juguetes de mi hijo, eres un niño muy bien criado. Gracias doña Blanky, con gusto se los obsequiaba, pero estos juguetes son muy caros; usted esta haciendo lo correcto con su hijo, es una gran madre y un ejemplo para su hijo.

De regreso para la casa grande, la madre de Lalito, quien no paraba de hablar, le dijo.

- Hijo, ¿cómo te sientes por haber hecho lo correcto?
- Bien mami, gracias. ¿Podemos ir a la tienda? necesito comprar algo, tengo mucho dinero, ¿quieres algo? yo te invito. La madre sonrió.
- ¿Aprendiste que no hay que robar? ¿verdad hijo? Ese será mi mejor regalo.
- Si mami, perdona por la vergüenza que pasaste por mi.
- Ok, vamos a la tienda de doña Senobia y compras lo que quieras, pues la recompensa es tuya hijo, yo ya estoy más que pagada por tener un hijo tan correcto, honesto y honrado, ¡serás un buen hombre hijo! 

Siguieron con rumbo hasta la tienda de doña Senobia tomados de la mano. Mientras que en la casa grande, las tripas del padre de Lalito ya no le permitían leer las noticias.