sábado, 31 de enero de 2015

Como me lo contaron te lo cuento 3: Mi hijo, el adolescente


Hacían casi trece años de no saber nada de mi ex pareja, alguien a quien amé tanto y que las circunstancias de la vida me llevaron a separarme de ella, para cuando ésto sucedió, solo teníamos, tal vez, diecisiete o más, algo así; casi no lo recuerdo. 
Hace un año, supe de ella otra vez, pero yo me encontraba en otra relación, con una chica diez años menor que yo, una joven la que me hacía muy feliz, era una chica muy atractiva, deseada por cualquiera que la viera y más con lo sexy que me acostumbró a verla vestir. Sabía que era una mujer muy bella y explotaba su sensualidad pero debo de aclarar, que jamás me había sido infiel, que me respetaba. - Creo que me ama tambien, pues ya me hubiera enterado de algo. dijo convencido, Miguel Angel.
- Amor, te dejaron ésto mientras te bañabas. Dijo Betty, la hermosa conviviente de Miguel Angel. 
- ¿Si? ¿Quién amor? Preguntó Miguel, mientras secaba su escasa cabellera, a la cual la cuidaba como si fura un tesoro.
- Toma, es la nota que recibiste. Miguel Angel, la tomó y la leyó; luego de hacerlo la arrugó y se sentó en la cama, con su cabeza cabizbaja, la vista perdida en la alfombra y los labios que le temblaban, luego de sus ojos; el llanto, el de un hombre maduro. Varios minutos después, entró en la habitación Betty, encontrando en éstas a su Miguel.
- ¿Qué te pasa, son malas noticias?
- Es ella, ¡murió! Respondió Miguel Angel muy descompuesto, Betty lo abrazó y lo consoló por un largo tiempo.
- En verdad que amabas a esa mujer ¿verdad?  Dijo Betty, muy desconcertada.
- ¡Claro que sí! y, recuerda que apenas hace un año que me enteré de que me dió un hijo, mi único hijo. Sabes lo que me ha costado acercarme a él, pues, él piensa que los abandoné. Repetía Miguel Angel, quien había tratado de que su hijo comprendiera de que las circunstancias los habia separado y que él ignoraba la existencia de él hasta hace un año y que desde entonces los frecuentaba y les daba todo lo que estaba a su alcance. La madre de su hijo, había muerto victima de un cáncer de años, ésto le había provocado al joven Mike, una aberración en contra de él, culpándolo de toda su desgracia.
- Qué harás con él? Preguntó Betty. _¡Sabes que te apoyaré en todo! Le consoló la joven y sensual mujer a su pareja de años.
- Gracias amor, ¡lo sé! Le respondió Miguel Angel. 

A los días y luego de arreglar la papelería correspondiente le fue entregado Mike a su padre, y, éste llegó a su nuevo hogar. En un principio, se sentía mal, rodeado de personas que para él no eran nadie, a su padre lo llamaba por su nombre lo mismo que a Betty, quien lo atendía con mucho cariño, tratando de ser, ella, una madre para el jovencito.
Pasaron los años y Mike creció, ahora vivía más cómodo en el lugar, su padre le daba todo para ganarse el cariño y tiempo perdido, mientra que Betty, ayudaba a Miguel Angel en la dificil tarea. Mike, ahora de casi 20 años, se convirtió en un muchacho muy bien parecido y, estaba pronto a graduarse.
Mike, quien no podía quitarse de la mente cuando años atrás vió en varias ocasiones desnuda a su madrastra y la había utilizado para satisfacer sus necesidades sexuales de adolescente. Ahora la veía, como lo que era, la pareja de su padre y futura esposa, y la respetaba como tal. Betty, quien ya no era la chica de años atrás, le llegó una pena patológica, pues, el tiempo no pasa en vano y de alguna manera había hecho estragos con su belleza. Aunque seguía siendo una bellísima y sensual mujer, solo que ahora más madura, eso la tenía un poco estresada y asustada, algo que para la mayoría de mujeres lo toman con la naturaleza y madurez, que la propia vida le enseña, para ella, eso era terrible. 
Para Miguel Angel y quienes la conocían, ella seguía siendo la misma hermosa y sensual mujer de todo el tiempo.
Una noche que Betty no lograba dormir, por lo mismo, por el problema que tenía con ella misma y su edad, salió con un babydoll rosa muy transparente, hacía la cocina en busca de un poco de leche, para así poder reconciliar el sueño; escuchó ruidos y se acercó al lugar de donde venían, se trataba de Mike con una chica, en una faena de muchachos, esas faenas que ella extrañaba, los observó por un buen rato y eso la excitó tanto que mientra los observaba se acariciaba.
Al día siguiente, en la mesa de comedor, Miguel Angel y Mike esperaban a Betty para desayunar juntos, como lo venían haciendo ya hace un buen tiempo. Padre e hijo conversaban de cosas de padre e hijo, hacían planes para un futuro cercano, se les veía muy entusiasmados; cuando apareció Betty, con una bata sobre su curvilíneo cuerpo, muy bien proporcionado, la bata la detenía un solo botón dejando ver parte de su escultural cuerpo; cosa que a Miguel Angel no le causó extrañeza, pues ya conocía la sensualidad de su mujer, pero Mike, quiso evitar verla, pero eso era imposible; ella se levantaba por cualquier cosa y se movía por todo el comedor, por ratos se colocaba a la espalda de su ahora esposo, y le clavaba la mirada a su hijastro, una mirada llena de lujuria, Mike hacía lo imposible por evitar el contacto visual con ella, que, al no lograrlo decidió mejor  marcharse para la universidad.
Los días transcurrieron de ésta manera y Betty parecía que había superado su problema de identidad y ahora se sentía cómoda con ella, su edad y hermosa figura. 

Ese día, se levantó temprano con Miguel Angel, quien se marcharía por un par de días por asuntos de negocios. Se marchó y Betty quedó en casa, sola con su hijastro quien todavía dormía plácidamente, pero a la mente de Betty, regresó la imagen de su hijastro con la novia, eso la excitó tanto que se dirigió de inmediato a su recamara a saciar su excitación, una muy fuerte y mientras acariciaba a su cuerpo desnudo pensaba en Mike, ella se arqueaba de placer, hasta obtener un orgasmo que durante mucho tiempo no había logrado, luego de ello, quedó tan relajada que se durmió.
Ya en la mañana, se levantó y se duchó, se colocó en su cuerpo, una toalla muy chica y otra sobre su cabellera y se dirigió al comedor, en donde se encontraba Mike, preparando el desayuno; como lo hacía cuando sus padres se tardaban en bajar 
- ¡Buenos días! Dijo Betty, pero su vos era diferente.
- ¡Buenos días! Respondió Mike y de inmediato preguntó.
- Papá, ¿bajará ya o se tardará otro poco más? Ella le sonrió, ahora sentada en una silla alejada de la mesa con la piernas cruzadas, la imagen era muy erótica.
- No, Miguel Angel estará fuera un par de días. Agregó de inmediato, _ estamos solos ¡tú y yo! tomado la taza de café con sus dos manos y llevándola a sus labios, al mismo tiempo dejaba caer la toalla de su cabeza, quedándole la cabellera húmeda sobre los hombros. 
Mike tenía un mal presentimiento y como siempre, era imposible no ver a tremenda hembra.
Mike se sentó en su lugar habitual y se sirvió su desayuno y empezó a comer, tratando de evitar a Betty, tanto verbalmente como visual. Ella se levantó de donde estaba y se dirigió hacía la mesa, como si se tratara de modelo en pasarela. Se sentó y comió, sin quitarle los ojos de encima, pero lo que ella veía, era la escena que la calentaba tanto, y esa idea en su mente empezó a hacer efecto en Betty. 
Mike, dió un sobresalto, que la comida se le cayó de la boca y derramo un poco de café sobre la mesa, cuando sintió el pie de Betty entre sus piernas, justo en la ingle.
Se vieron a los ojos, uno asustado por lo que estaba sucediendo y la otra con la lujuria en sus ojos, su pie masajeándo la zona erogena del muchacho, lo que causó de inmediato la reacción que ella esperaba, éste por más que quiso evitarlo no lo logró, ella era una experta en el arte del sexo. La mesa sirvió de escenario, ella se lo comió literalmente, satisfaciendo sus fantasías de días, específicamente del día en que lo vió con la novia, aquella madrugada; el chico disfrutaba de lo que su madrastra le regalaba en cantidades jamás imaginables, cuando llegó el final, ella quedó satisfecha; él regresó a la realidad y se encontraba horrorizado. Se marchó del lugar, muy atormentado, se sentía muy sucio y mal, muy mal, por lo que le había hecho a su padre; uno que nunca pensó que llegaría a amar tanto. 
Ese día, Mike no regresó a casa sino, hasta entrada la madrugada y regresó con unos tragos de más, él se sentía muy mal y no comprendía lo qué había pasado, su consciencia lo asechaba a cada segundo, pero tambien su cabeza lo traicionaba con las imágenes y sensaciones que había vivido, era algo desesperante para el muchacho.
Cuando llegó a su habitación, se tiró sobre su cama con lagrimas en sus ojos. Sintió cuando la puerta se abrió y sobre el piso y la pared se dibujó una silueta femenina muy estilizada, Betty se encontraba completamente descontrolada de placer y deseo y estaba desnuda; caminó hasta donde se encontraba el chico y lo sedujo otra vez. Esta vez, la cama tambien disfrutó de los movimientos de Betty, en la casa resonaban los gemidos excitados de Betty. 
Éso fue, lo que Miguel Angel escuchó cuando regresó; antes de lo previsto, desesperado por su Betty adelantó su viaje. 
Al escuchar esos sonidos de sexo, de excitación; él los reconoció y supo que hacía mucho que había dejado de oír esos deliciosos sonidos, que se hacían presentes cuando Betty estaba totalmente encendida.
Miguel Angel, sintió que la muerte le abrazó y su cuerpo se apoderó de un frío sepulcral, su corazón luego de estar aletargado por unos segundos, tomó vida de nuevo y latió como nunca, sus piernas le temblaban mientras lo llevaban por las escaleras; Miguel Angel, sabía lo que pasaba, pero no se imaginaba con quien lo traicionaba su amada Betty. Él pensaba que su hijo la había dejado sola esa noche y ella había aprovechado para llevar a su amante. Cuando por fin, sus piernas tuvieron las fuerzas suficientes para llevarlo al final de un recorrido que no quiso recorrer, se horrorizó cuando sus ojos vieron lo impensable; de muy adentro de él quiso salir un grito desesperado, pero no tuvo el valor y se quedo en su garganta; su cuerpo estaba petrificado, él trataba de salir corriendo del lugar pero su cuerpo no le obedecía, sus ojos veían con un horror espantoso, con incredulidad, con desesperanza, con odio, con rabia, con desilusión, sintió nauseas, pero sus ojos tampoco respondían, ellos estaban pegados a la imagen, una tras otra, los únicos que se apiadaron de Miguel Angel, fueron sus oídos, pues ya no escuchaba a su mujer gritando de placer. 
Luego de unos segundos, que parecían horas; agarrándose de las paredes, sin saber como, llegó a su cómoda, la de su lado de la cama, abrió uno de los cajones y en ella brilló el plateado del arma, la cogió con ambas manos, pues una no le era suficiente para sostenerla, con una de ellas jalo el gatillo y sus ojos lentamente vieron como el tambor giro, colocando en el lugar indicado a la bala elegida para ejecutar. 
Con los brazos aguados y los huesos tiesos, regresó a su palco de horror, ahora los oídos le permitieron escuchar; escuchar como Betty alcanzaba el más delicioso de los orgasmos jamás logrados por fémina alguna; ellos, sus oídos le permitieron escucharlo para darle el valor necesario y terminar la empresa iniciada hace unos segundos.
En el siguiente grito de Betty, quien moría de placer; ese grito, se mezcló con la detonación causada por la pólvora, adentro de un cartucho, una bala, la cual viajaba con la venganza en ella, su brillo alumbraba junto con la pólvora la oscuridad del cuarto; impactando en el lugar idóneo para terminar con la agonía que hace cinco minutos habían empezado en los sentidos y el corazón de Miguel Angel....








Me dicen: ¡Tonta!


Si el tiempo nos vuelve a unir otra vez, justo a aquí.
Ilusionada sabes que por ti estaré
y cuando llegue ese momento 
de volver a verte frente a mi
¿sería o no, correcto expresarte todo mi amor?

Si tu sabes; cuanto te quiero.
Si tu sabes; cuanto te espero.
Si tu sabes; cuanto te deseo.
Si tu sabes; cuanto te extraño.

No quiero redundar, diciendo: ¡Te quiero!
Pues desde que te has ido 
no he dejado de pensar en ti,
seguro en la distancia tu me recuerdas tanto o más a mi.
La gente del pueblo me ve y me dicen, que: ¡tonta soy!
Qué amarse a la distancia es de tontos.
Qué tú, seguro me has cambiado por alguien mejor.
Qué debo de olvidarme de tí.
Pero yo solo escucho a mi corazón.
Él me grita que sí, que si te espere y no me olvide de ti.
Seguro que le has telegrafiado 
para estar él, muy seguro.
Y no importarle que tonta digan que yo soy.
Con éste tiempo libre lo único que debo hacer, 
es ver tu imagen, 
para cuando vuelva a verte
simplemente besaré tu boca.

No habrá palabra alguna, 
pues eso si sería tonto. ¡Amor!
Sería tonto repetirte cuanto te amo. 
Sería tonto repetirte cuanto te extraño.
Sería tonto repetirte cuanto te deseo.
Sería tonto repetirte que te quiero.

Éso si me haría ver como tonta,
si tú y yo conocemos nuestro amor.
Solo será revivir nuestras cosas,
encontrarte y amarte como antes ya lo hice. ¡Amor!
Me dicen que tonta yo soy,
tonta sería por oírlos y creerles.
Pues, mi corazón me grita que aun me amas
tanto o más que antes.
¿Tonta? ¡¡NO!!

viernes, 30 de enero de 2015

La Caída del Sol


Estupefacto vi, como el sol caía o la tierra se acercaba a él, no sé, ni lo sabré; pues, ¡ahora estoy muerto!
Me encontraba en mi cabaña de verano, el día era caluroso y las olas murmuraban con las rocas, pero esta vez, el murmullo era un murmullo a gritos, como lamentos. Era lógico, que me asustara pues, nunca antes cosa igual; debo de confesar que mis llegadas a ese lugar, tan apartado en la nada, no era cosa seguida y lo hacía cuando me encontraba estresado y ese fin de semana había llegado por ello, un cuerpo estresado en busca de la paz natural, pero lo que escuchaban mis oídos me asustaban, el calor de a poco se fue incrementando y de mi cuerpo los líquidos se fueron escapando, convirtiéndose en vapor y sudor, uno que no aliviaba a mi cuerpo; por el contrario lo quemaba más, _¿Qué será ésto? pregunte, casi lo grite, consecuencia de lo estresado que estaba, pero no hubo respuesta alguna. 
En el instante de mi grito, el sonido resonante por mi ubicación me hizo pensar que las miles de aves que se apresuraban a emigrar, en una época que no era; lo había causado yo, ingenuo que fuí, ¿cómo un grito de estrés podría espantar a cientos de aves alocadas que volaban no ordenadas sino en un relajo aéreo? como una especie de histeria colectiva avícola; por emplear un termino. 
Por el instante en que las aves pasaron por el lugar, sentí un alivio pues, eran tantas que cubrían al sol y su sombra y otras porquerías refrescaron mi cuerpo, más no mi alma, quien seguía aturdida y apagada, con dudas, miles de incógnitas dando vueltas en mi acalorada y ahora cagada cabeza. _ ¿Será que llegó el fin de nuestro mundo? me pregunte, esa duda aceleró a mi corazón, desbocándolo a tal extremo que buscaba en cada punto de mi cuerpo para salir de él y unirse a las relajeras aves que no dejaban de pasar. Después de miles de minutos, terminaron de pasar los más débiles y pequeños, que desesperados gritaban como suplicándoles a las mayores; _ ¡espérennos, no nos abandonen! Los ví y los sentí. Ahora mis ojos se nublaron y me ardieron, el astro sol estaba mucho más grande y su calor era sofocante; de las aguas saladas ví como se elevaban estelas de vapor, espesas muy densas, eran tan así que creí ver que adentro de ellas, peces queriendo escapar del agua hirviendo, imagino que otros se refugiaron en las profundidades del océano, con la esperanza de que hasta ahí el calor no les llegara, creo que como le pasa a la humanidad en casos de catástrofes, los grandes no se comieron a los pequeños peces, por el contrario, ellos fueron consolados y acogidos en su aterrador momento colectivo. 
Para mí, el calor era sofocante, tanto que me ahogaba, sentía como mis pulmones iban perdiendo su volumen por la deshidratación, sentía como mi sangre calentaba a mi cuerpo, seguramente ella hervía adentro de mi ser. Pero no quise resguardarme adentro de la casa ni de alguna de las cuevas que estaban aledañas a mi hermosa cabaña, que según parece la escucho ahora crujir y humear.
- ¡Si éste es el fin!, ¡lo afrontaré y nada me moverá de aquí! Me dije, estoico quedé en el lugar, ahora el sol era enorme y la luz en el planeta era encandilante. _ ¡Dios mio dame fuerzas...! _ ¡Que solo sea una horrible pesadilla...! Vi al cielo, uno que su color ya no era azul ni celeste, su color era mas bien, claro, blanco, uno brillante y él tenía el tamaño de la luna, una que aparenta que te caerá encima en cualquier momento, aquella luna enorme que crees que podrás tocar con tus dedos. Sentí como mis ojos murieron y la oscuridad se apoderó de mi, ahora contaba con cuatro, de mis cinco sentidos.
- ¡Morir solo por el bendito estrés! Quizás fue mejor así y no ver sufrir a mis seres queridos; me consolé.
Las ampollas aparecieron en mi cuerpo, sabía que mis quemaduras eran del tercer grado, no las veía pero si sentía el horrible ardor; si con solo acercar tu dedo a la llama de la estufa te causa un ardor indeseable, imagina lo que yo vivía en ese momento.  _ ¡Ya debería de estar muerto! Me dije y era cierto, no había explicación científica ni natural del porque me encontraba aún con vida, si mis pies se habían (hace unos cuantos minutos) pegado al suelo en donde me encontraba parado esperando el final. 
Me concentré y alcancé a escuchar unas explosiones, tambien escuché el sonido provocado por la saliva sobre la superficie caliente de una plancha, pero de un superlativo absoluto. _ ¿Qué sucede conmigo? ¡quiero morir ya! Quise gritar, pero ya carecía de piel y boca.  _¿Cómo es posible? Me dije, pero esa oscuridad inclemente, tal vez era la que me tenía con vida, no podía moverme, pero a pesar de no ver, si podía sentir la inmensidad de fuego sobre mi - ¿Creo que estoy en llamas? Me dije. Debería de estarlo no había de otra, pero ¿por qué seguía ahí? ya no escuche nada, el silencio y la oscuridad se apoderaron de mi y del resto de mis sentidos. _ ¿Habré muerto? _¿Sucumbió el planeta? Me cuestioné con la incredulidad encima. 
Luego de.... _ ¡¡Qué digo, ya el tiempo dejo de existir!! Bueno, luego de lo que sea, comencé a reír como loco y esa risa me dió una paz, pero no podía dejar de reír; te preguntarás ¿de qué se puede reír alguien que ya no existe y qué fué testigo final de la desaparición y explosión de un bello planeta? 
El único de un hermoso color azul, uno muy concurrido y visitado, del cual miles de alienígenas llevaron souvenirs. Pues, me reía de los hombres ricos y poderosos del planeta, los que hicieron fortunas a costa de otros, unos que sintieron en carne propia lo que yo había terminado de sentir y que ellos, no tuvieron piedad de los otros, por su ilimitada ambición. Me dije _ ¿Dónde está tu poder y tus riquezas? 
- ¿Dónde las disfrutarás si terminaste con tu lugar, tu hábitat, tu hogar, tu planeta? Eso me causaba esa paz y esa risa, la cual no podía detener, pues ahora no tenia nada que me causara dolor por reír tanto; era de aprovechar, asi que seguí riéndome de esos tontos acumuladores de riquezas y de poder, que se habían quemado junto con ellos y continué riendo, imaginándomelos corriendo por las calles con maletas llenas de oro y dinero, subiendo a sus aeronaves, volando como insectos atraídos por la luz azul. _ ¡¡jajaja!! ¡¡jajaja!! Seguí riendo y creo que reiré por la eternidad, yo que creí ser pobre, ahora me doy cuenta que rico fuí y ahora lo soy más, pues río sin cesar porque no perdí nada material en el planeta.
Luego de continuar con mi gratificante risa; una luz apareció frente a mi. 
- ¿Cómo es posible si ya no tengo ojos ni cuerpo, ni nada? _ ¿Qué me pasa ahora Dios? Me repetí, sentí como mi corazón se atolondró de miedo otra vez; sentí, olí, degusté y vi; esa luz, era hermosa y no era peligrosa.
- ¿Qué sucede? Me seguía preguntando, estaba asustado como cuando morí, pero ahora era diferente, las sensaciones eran otras y el temor era uno que en lugar de incrementarse iba apaciguándose...

Es que no era otra cosa, que... 
¡¡La vida de nuevo!!... ¡¡Una nueva oportunidad!! ¡¡Una nueva esperanza!! 
Cuando deje de ver esa luz y de ella nací, todo olvidé. 
Simplemente lloré... Y, no me importa que sepan que lloré como si fuera un bebe. 

jueves, 29 de enero de 2015

Ponle un poco de sabor a la vida


¡Ponle sabor a la vida...!
Hagas lo que hagas; ponle sabor; condiméntala, sazonéala, ablándala, aderezála;
para que la vida tenga el sentido intrínseco; debes de ponerle sabor, olor, color.
Una vida insípida, es como masticar un bolo alimenticio que solo te hará engordar o peor; enfermar.
Mastícala bien, saboréala; siente una amalgama de sabores, 
que tus sentidos los separen, para asi, disfrutarla mejor.
¡Así debes de vivir la vida!
Agrégale un poco de amor a tu dieta diaria, a tu cotidianidad 
y habrás ganado el concurso de la vida.

¡Ponle sabor a la vida...!
Pero especialmente a la tuya, 
no te preocupe si la vida de tu vecino tiene color y sabor.
Él, que se preocupe de ponerle sabor a la propia;
si es o no buena es asunto particular.
Aunque es bien sabido por todos, que... 
El sabor de la comida ajena, tiene cierta exquisitez en nuestro paladar.
Si tanto te gustó, la sazón de tu vecino, 
pues no te afanes, simplemente pide la receta y a degustar 
de una vida plena... ¡Llena de sabores!
Debes cocinarla a fuego lento, 
ésto, para que lo que en la olla pongas, nada quede crudo 
y te agríe lo que pudo ser una delicioso platillo.

¡Ponle sabor a tu vida!
¿Tienes una vida en blanco y negro... O, tienes una en tecnicolor?
Ésto depende de tí, 
absolutamente solo de tí. 
Tú debes de ponerle sabor y color a tú vida.
Vé por la calle, dejando un olor exquisito 
para cuando pases; todos sientan hambre de tí.
Que vean en tí, una acuarela multicolor, que escuchen en tí, 
a las melodías que nunca nacieron de Beethoven, Mozart....
Siente y vive la vida con sabor... 
¡Con sabor a tí!

Ponle un poco de sabor, color, aroma, sonido y textura a tu vida...
Simplemente....  ¡¡VIVE!!

miércoles, 28 de enero de 2015

El Homónimo


El sujeto inhaló una larga línea de polvo blanco, luego de ello, exclamó un alivio como si de ello dependiera su vida y a la vez, que su cuerpo recibiera un delicioso placer, algo extasiante. Por lo que no le importó, cuando fué interrumpido por una bella jovencita, una, casi niña, completamente desnuda que recien entraba al lugar abandonando el cuarto en donde se hallaba.
- ¿Me dejas un poco? Dijo la joven; quién caminaba, felinamente hasta donde él se encontraba, ahora recostado, rascándose la ingle. 
- ¡Solo un poco!, ¡pues esta mierda no es nada barata y con tu lindo culo no es suficiente para que me lo pagues! Dijo el tipo, quien se encontraba con el dorso desnudo y solamente con unos pantalocillos cortos.
- ¡Tu madre...! ¡Ya dámela! Hizo su línea, una muy corta y en ella sucedió lo mismo que en el tipo. Despues de inhalar la droga, se trepó sobre el tipo; abrió sus largas y torneadas piernas morenas y se colocó sobre sus piernas recostándose sobre el pecho del hombre y lo empezó a besar, aludiendo que estaba muy excitada.
- ¡Ésta mierda me calienta tanto! Él, la hizo de lado, pues, no quería nada en ese momento con ella; parecía que ya le había aburrido, pues llevaban juntos quince días encerrados en el pequeño departamento del edificio de cinco pisos que quedaba en una zona popular de la ciudad; a la chica, la había conocido en una discoteca de mala muerte de la misma ciudad, una a donde llegaban muchas chicas en busca de drogas a cambio de sexo.
- ¡Quiero que mañana te largues de aquí! Le ordenó el sujeto, luego de dejarla toda caliente sobre el sucio sofá y de dirigirse al baño a mear.
- ¿Por qué? Le gritó la chica.
- Si la hemos pasado muy bien, además me gustas mucho y más como me follas. Le seguía gritando la chica, ahora masturbándose sobre el sucio sofá, pues, la droga si que la excitaba. 
Por ello, era que se había hecho adicta al polvo blanco, luego de que un novio, un joven de su edad la había inducido en el vicio, precisamente para eso, para excitarse más en el sexo y que cuando se aburrió de ella, la dejo por otra, una joven de la High, con la que actualmente seguía saliendo, no por estar enamorado de ella sino por que la jovencita le pagaba sus vicios, pues, ella no tenía problemas para mantenerlo, porque sus padres tenían suficiente dinero y le daban lo que la niña quería, ésta, había aprendido sus vicios en unos de los mejores colegios de la misma ciudad.
- ¿A dónde vas? Le pregunto la chica, aún desnuda sobre el sofá, a su maduro amante.
- ¿Qué te importa tarada? Le dijo y azotó la puerta, largándose del lugar; mientras bajaba las gradas, pues el edificio no contaba con un ascensor, por ser un palomar (edificio de apartamentos, en donde viven personas de muy escasos recursos económicos).
- ¡Buenas tocayo! Le dijo el vago a su vecino del apartamento de arriba, cuando se lo encontró.
- ¡Buenas Chepito! Le respondió el señor, quien regresaba a su casa cansado del trabajo.
Chepe, se dirigió a la zona particularmente reconocida por el trasiego de drogas, al lugar, en donde se encontraba a quien le hacía algunos trabajos, un peligroso traficante, uno muy temido en el lugar, al cual, hasta la policía le respetaba, pues era muy poderoso gracias a la droga.
- ¿A qué vienes Chepón?, ¿quieres más droga?, pero no te daré ni mierda hasta que no me pagues lo que me debes.
- Ya sabes que soy hombre de palabra y ya tengo tu dinero, solo me faltan unos cuantos billetes y te lo quiero pagar de junto. Se disculpó Chepón, con tal de conseguir más polvo blanco, sabiendo que mentía y que de no pagar, tendría que hacerlo con su propia vida; pero Chepón tenía un plan para zafarse del Jefe; el cual consistía en sacarle más droga y con las ganancias largarse del lugar, desaparecer por un largo tiempo. 
Pero en éstos casos, los vagos creen ser más listos que los jefes, pero si ésto fuere así, entonces no serían unos simples gatos arrastrados. El jefe, conocía o mejor, intuía lo que Chepón planeaba, por lo que lo mandó mucho a la mierda.
- ¡Mirá maldito o me pagas tu deuda yá o te mato! Los guardaespaldas del Jefe se colocaron a los costados del Chepón, con las manos en sus armas, pero el jefe con un gesto los detuvo.
- ¡Tranquilos!, no quiero porquería en mi negocio. _ Solo démosle un anticipo para que sepa lo que le espera. Les ordenó el jefe a sus matones. Los que le dieron unos golpes a Chepón, quien ya estaba curtido, pero que de todas maneras le causaban un tremendo dolor. En sus pensamientos, seguían sus planes en vigencia y si no lo había logrado ahora, lo haría cualquier otro día.
- ¡Escúchame puto, ya te esperé mucho tiempo y si para mañana no tengo mi dinero, te mueres! _ ¡Ahora a la verga de mi vista!
Chepón salió del lugar con las manos vacías y con una amenaza de muerte, que él sabía que no era una simple amenaza y que sus días estaban contaditos, minuto a minuto, segundo a segundo. 
Salió directo a su apartamento, a recoger lo poco que tenía para largarse, su vida estaba en manos del jefe y él, no tenía un solo céntimo para cancelar su deuda y sus ahorros de los últimos atracos se los había gastado en pequeños lujos, y ya no tenía tiempo para matar a otros inocentes y conseguir un poco de plata para salir de su deuda.
Cuando entró a su apartamento, encontró ahí a su conviviente de un par de semanas.
- ¡Te dije que te fueras a la mierda! Ella con cara de drogada aún o más, pues le había encontrado el lugar en donde Chepón guardaba su droga y se había echado otro lineazo más.
- ¡Puta desgraciada me robaste mi droga! Le grito, mientras la golpeaba, la chica rebotaba por todo el apartamento; cuando alguien tocó a su puerta, Chepón miró por la mirilla, dejando a la muchacha casi inconsciente sobre el piso.
- ¿Qué putas Chente? _ ¡Entra! Era uno de sus fieles amigos de la infancia el que había llegado a su casa; en su cara la angustia.
- ¿Qué te pasa bro´? Le preguntó Chepón.
- ¡Chepón! ¡pélate, pues la orden de tu ejecución ya fue dada y vienen por vos!
- ¡Mierda! Dijo el Chepón, quien pasó encima del cuerpo desnudo de la muchacha desmayada por la droga y la vergueada recibida. Chepón se apresuraba a tomar lo más indispensable, pues, sabía que el tiempo era poco para salir del lugar y esconderse, mientras se desaparecía por un largo tiempo. La puerta sonó. 
- ¡Toc, Toc!
- ¡Shhhhh! Dijo Chente, con la cara pálida, pues él sabía que si lo encontraban ahí tambien lo matarían por soplón. Chepón quedó petrificado, pues, presentía que su hora había llegado.
- ¡Yo abro! Dijo Don José a su pequeña hija, quien se encontraba haciendo sus tareas. 
- Debe de ser el de la pizza que te pedí mi´ja. Y abrió la puerta.
- ¿Sí, en que le puedo servir? Preguntó Don Chepe.
- ¿Eres Chepe? Dijo el desconocido.
- ¿A su respetable orden? Dijo don Chepe... 
Y, se escuchó un plomazo. 
- ¿Qué putas fue eso? Dijo Chepón a Chente.
- ¡Eso fue un plomazo amigo! _ ¡Quien será el que toca? Dijo Chepe.
- ¡¡Chepe soy la cacera, vengo a que me pague la renta!! Grito doña Agripina la encargada del Palomar.
- ¡Ahora llego y le pagó doña Agripina! Le gritó Chepón. A quien le regresó el color a su rostro.
- ¡Puta Chepón le debes a medio mundo...! _ ¡Apúrate y vamonos a la mierda! Dijo Chente y se apresuraron a salir del apartamento.
- ¡Y la pendeja ésta? Le preguntó Chente a Chepón. 
- ¡Olvídate de la puta esa! 
Vieron por la mirilla de la puerta antes de salir del lugar y lo que vieron, fue bajando por las escaleras a el Muerte, el mote del sicario del Jefe, quien bajaba de lo más tranquilo con pistola en mano.
- ¡Es el Muerte que venía por vos...! _ ¿Pero que putas? _ ¡A quién le quebró el culo? Dijo Chepe.
- ¡Vámonos bro´seguramente el idiota se equivocó de apartamento y mató al pobre de mi tocayo!
- ¿El ruco que vive abajo de tu changarro?
- ¡Si hombre! ¡Apúrate! 
Salieron por la parte de atrás del edificio y se perdieron por los callejones de la mendiga zona.    

martes, 27 de enero de 2015

Una discusión sobre el amor


Alguien me dijo: 

- Que, el amor era algo sin sentido, que amar a alguien solo traía dolor, que por ello: 
- El amor era una trampa, a la cual, él no caería jamás. Agregó.
-¡Trampas de corazón a corazón!

- Puede ser cierto; pero, quién no llegó para amar y ser amado, no vino a vivir.

- ¡Palabrerías!; solo eso.

- Puede ser cierto; pero, palabras más, palabras menos; ¡el amor es vida y si hay que vivir, hay que amar!

- ¡Babosadas!, esas son ¡babosadas! Dijo molesto.

- Puede ser cierto; pero, babosadas sería una vida sin amor. ¡Eso si sería una gran baboseada!

- ¡Ah! protestó con ademanes insultantes.

Y yo, puse mis manos formando un corazón en señal de amor. 

Éste, mejor sonrió. 

Yo sonreí y dije. 

- Reír, es una extensión de felicidad, de endorfinas en tu sistema y eso; ¡no es otra cosa mas que amor!

- ¡Amor!, ¡amor!, ¡amor! 
Se repitió casi convencido ya de algo.

- ¡Palabra que llena al corazón...! ¡Palabra que hace vibrar al mundo...! ¡Palabra que despierta arte en el hombre!

- ¡Contigo no se puede discutir! Dijo.

- ¡Si no hay discusión; es por que hay amor!

- ¡Jajaja! 

Reímos ambos y nos abrazamos, con ese abrazo, como muestra de nuestra amistad; caminamos por la calle.

- ¡Ves..!

- ¿Qué...?

- La amistad, ¡eso es otra extensión del Amor!

- Bueno, si ésto tambien es amor, entonces retiro mis palabras.

- ¿Te abrirás al amor?

- ¡Si amar es vivir la vida, Creo que estoy amando desde que vine a este mundo!

- Pues, ¿si eso es verdad amigo?

- Entonces... 

- ¡somos unos enamorados empedernidos! 

Repetimos ambos al tiempo. Y, reímos de nuevo...

- ¡¡Eso es amor!!
                         
                             Fin






La fábula: Los Huevos de Parlama, de gallina y de avestruz


El gallo reunió a todos en el corral. Cacaraqueando, con su penacho erguido y colorado, polvoreando el suelo con sus espolones, para después cantar. Así fue, que poco a poco llegaron los inquilinos de la granja. 
Una vez todos reunidos, el gallo afinó su garganta, pero antes se encaramó en lo alto de la reja hecha de madera que delimitaba el área, para no permitir que se alejaran mucho del patio, para la protección de los que ahí vivían. Mientras éste los veía desde lo alto, todos murmuraban, preguntándose el porqué de dicha convocatoria. De pronto, un canto largo los llamó a la calma y todos quedaron en silencio.
- Los he reunido hoy, pues llevo días encontrando productos mezclados en la bodega. Dijo el Gallo a los presentes. Al fondo en los potreros, tambien era observado y escuchado por algunos curiosos: Los caballos, vacas, cerdos y los perros, encargados de la seguridad del lugar.
Nadie respondió a la pregunta del rey del corral, por el contrario, todos se veían desconcertados, por ese cuestionamiento. Menos, una gallina, la cual se encontraba distraída, esculcando el suelo y picoteando alguna piedrecillas.
- ¿Nadie? Dijo el gallo muy disgustado. 
Uno de los presentes, el Pato, preguntó muy molesto.
- ¿A que te refieres, Gallo? _ ¿Podrías ser más especifico? Al escuchar a un molesto miembro del lugar, los demás gritaron.
- ¡¡Si!! exigiendo una explicación a su jefe.
- ¡¡Está bien!! Respondió el Gallo, pero antes, acomodo a su penacho colorado, el cual le daba una personalidad que inquietaba al gallinero completo.
- Cómo todos saben, para ésta granja, su mayor producción, son los huevos; entre otros productos, los cuales no están bajo mi responsabilidad. Aclaró y prosiguió. 
- Y, desde hace varios días he encontrado entre el cesto de los huevos de avestruz unos huevos de gallina. _ Como si al colocarlos ahí, éstos fueran a ser en días de ese gran tamaño. Dijo con sarcasmo.
La multitud comentó entre ellos, provocando el inesperado relajo.
- ¡Callados! ¡callados por favor...!  _ ¡Kikirikiiiiiii! Cantó el gallo, para regresar la cordura al lugar. Una vez más, todos en silencio y prestando la atención requerida; entre el grupo, una gallina que seguía en su rascar y comer piedras del barro.
- A cada cesta, deben ir los huevos respectivos. Dijo el Gallo, pero en tono condescendiente. Y agregó.
- En el cesto, de los huevos de parlama; deberán haber, huevos de parlama. _ En los de gallina, huevos de gallina, Y finalizó. _En el cesto de los huevos de avestruz, pues, dichos huevos. 
Las gallinas se vieron entre ellas y supusieron que la causante de dicho enredo, era aquella que nunca había prestado atención al reclamo y quien, seguía picoteando piedras del suelo. De inmediato se separaron de ella, dejándola en evidencia. 
Ésta, al verse descubierta; quien era la más enclenque del gallinero y pensaba que por ser la más flaquita, sus huevos serían diferentes y por ende, ella, ya no sería indispensable en la producción. ¡Sería sacrificada por el granjero! Cacaraqueó con histeria.
- ¡Si! ¡soy yo, quien ha estado mezclando mis huevos con los enormes de la avestruz! _ quería que ellos se contagiaran de la hermosura de tan gallarda y enrome ave. 
- Ni modo que mezclar a mis huevos con los diminutos y descoloridos huevos de la tortuga. Dio como explicación a su tonta idea.
El Gallo bajo de su palco y se dirigió con caminar seguro, hasta donde se encontraba la más chica del gallinero, mientras lo hacía, todos se separaban dejándole el paso libre al jefe del lugar; suplicando en silencio, piedad para la flaca gallina.
Cuando el Gallo estuvo frente a ella, la acogió entre sus plumas y con ternura le dijo.
- No temas pequeña, que el granjero no ha protestado por la producción; él está contento, muy contento, que me prometió una doble ración de alimentos para ustedes mis amadas esposas y para mi, un aumento a mis ya abundantes beneficios. - Además, quien podría haberse preocupado debí ser yo, pues al ver que tus huevos eran inferiores al resto, podrían haberme sacrificado a mi y buscado un remplazo pues, la mayor parte del problema, ese sería yo. Dijo el Gallo a la pequeña gallina. Y agregó.
- Sigue como hasta ahora.  
- Ah y te aconsejo, no criticar a los huevos de la tortuga. _ Que no te engañe su pequeño tamaño, no creas que por ser tan chicos carecen de una gran fuerza y descendencia.  _ Y, que la grandeza de la avestruz no te de envidia, ni sientas que por ser huevos enormes, encierran algo espectacular en ellos. 
Se dirigió de nuevo a su lugar, en lo alto y canto, ¡kikirikiiiii! Con lo cual, llamó la atención del corral y alrededores; de nuevo.
- ¡Oigan todos, lo que les digo! Dijo el Gallo con plumaje de colores colorados.
- ¡Nunca juzguen por lo que sus ojos ven..!
- Los huevos de Avestruz, si bien es cierto, que son enormes, tienen gens particularmente tímidos,  pues, si ven a enorme ave, a quien cualquiera debería temerla; todos saben que es un ave que al menor peligro corre sin rumbo en busca de un agujero, para en el su cabeza esconder, cabeza que posee un minúsculo cerebro, pues al ella su cara en el hoyo esconder, piensa que toda ella esta protegida adentro de misero hoyo; quedando toda ella, expuesta al peligro, a su depredador.
- Ustedes mis queridas gallinas, son otras, que al menor peligro corren despavoridas chocando una contra otra, gritando histéricamente, sin saber que hacer y a donde ir.
- Sin embargo, los huevos de parlama, ésos pequeños y descoloridos huevos, guardan adentro de ellos a una criatura milenaria. _ Una, que desde que nace luchan para sobrevivir, batallando sobre enormes dumas de arena, sorteando a aves hambrientas, para alcanzar el mar, su hogar. 
- Una vez en él, han logrado salvar su vida. _ Pero ello no es todo, luego, ya adultas deben de cargar con un enorme peso, por el cual no protestan jamás, pues ese peso bajo el agua del mar no les causa problema alguno, por el contrario, les protege de sus enemigos y logran nadar con mucha gracia. _ Y, en tierra, aunque lentas, siempre las vez caminando y pizando seguro, siguiendo su meta trazada sin claudicar, no importa cuanto se tarden, pues bien saben que en su momento a su destino por fin llegaran.
- Se dan cuenta, de como las apariencias engañan, se dan cuenta, que no por su tamaño tienen lo superior, lo mejor. _ Que el tamaño no es lo importante, sino lo que adentro de él radica... ¡Ese es el verdadero valor! Concluyó. 
Y, todos en la granja gritaron, dando su aprobación a tan elocuente discurso, con decir que hasta los vecinos, de los establos, se unieron a la algarabía. 

"Nunca menosprecies lo que Dios te dió, ni quieras ser quien no eres, ni serás, acéptate tal cual, pues, en ti vive un campeón, uno tan grande, a quien Dios conoce bien. En lugar de perder tu tiempo, fingiendo ser lo que no eres y nunca serás, aprovecha tu tiempo cultivando los privilegios que te fueron dados, pues, como tú no hay ni habrán dos. Eres único, en el universo. Sé: siempre tú,  el original, el único". 










viernes, 23 de enero de 2015

Noche de Terror y Tormenta 2


El animal de pelaje muy negro, salió de la casa, con su hocico ensangrentado y su abdomen hinchado; la tormenta le había permitido brillar a la luna en las calles de ese lugar que aún seguían completamente vacías; en las habitaciones del vecindario, todos dormían plácidamente pues, la noche tormentosa los había relajado tanto, que aún dormían como bebes; en la madrugada de esa noche de tormenta, por donde entró, el enorme animal de pelaje negro, por ahí mismo salió. Llevaba un paso lento debido a lo lleno que iba, se dirigió por las calles, hasta que se metió por un agujero que de alguna manera se había hecho en el muro perimetral de dicho vecindario y luego de pasar por él; con un poco de dificultad, se perdió en el barranco que rodeaba al lugar; confundiéndose en la oscuridad y matorrales del barranco. 
Por fin llegó a su madriguera, el lugar estaba muy adentro del barranco, descansó el resto de la noche, hasta casi medio día. 
Para entonces, los vecinos del lugar estaban muy consternados y dolidos; además de preocupados por lo sucedido en una de las casas de su tranquila colonia. 
Las autoridades prometían a los padres de los jóvenes que habían sido mutilados, quien sabe por quien. Según ellos, por algún clan, una organización que realizaban ese tipo de asesinatos para dar tributo a satán. Agregaban que ya tenían pistas y que ese asesinato no quedaría impune. 
Los días transcurrieron y la pareja de padres de los jóvenes masacrados, se habían largado del lugar, dejando a la venta el que fue su hogar.

Esa noche, hacía un frío intenso y las nubes ennegrecidas se posaban frente a la luna obstaculizándole el paso a los rayos plateados; por lo que el lugar, se llenaba de una oscuridad escalofriante. En las montañas que coronaban el lugar, se veían a las descargas eléctricas, éstas, se hacían visibles, augurando una noche de tormenta. Junto a los serpenteantes rayos que iluminaban por algunos segundos todo el lugar, se escuchaba el aullido de un animal asustado o al menos eso creían en el lugar, pero la realidad era otra, ese sonido era el preludio de que algo siniestro podría pasar en el lugar esa noche. 
Los recuerdos del traumático suceso de hace algunas semanas, produjo la histeria en el lugar que de inmediato luego de atrancar ventanas y puertas y otros de meter a sus perros adentro de sus hogares, llamaron a la policía, para recordarles de que una noche como ésta, había sido el escenario de la fatídica noche para la familia que había vendido su casa por no soportar el dolor de los recuerdos de sus hijos, pues, en él habían crecido.

Empezó a llover y lo hacía con un aire que parecía que el viento húmedo arrancaría las copas de los árboles del lugar, los cables se agitaban como si tuvieran vida propia, las gotas caían con una precipitación que lastimarían a cualquiera que se atreviera a salir esa noche, eran como proyectiles que caían del cielo; en un lugar estratégico, parqueaba una patrulla de la policía, quien había dado respuesta al llamado de la comunidad. De adentro de la cabina del auto hacía afuera no se podía ver absolutamente nada, algo que a las autoridades les tenía sin preocupación alguna, ellos, los dos policías, comían sus donas, acompañadas de un caliente café que llevaban en sus termos.
- ¡Vaya noche! ¿no? Le dijo un policía al otro.
- Esta dura, pero mírale el lado bueno, ¡nadie morirá esta noche! Respondió el otro policía.
- ¡Nadie morirá asesinado! pero si podría morir por algún accidente. _ Imagínate que cayera uno de estos viejos arboles sobre alguien.
- Mejor bebe tu café o se te enfriará. Cuando éste sorbe a su caliente café, un rayo cayó en el barranco que rodeaba al vecindario que ellos cuidaban esa tormentosa noche, eso provocó que todo se iluminara como si fuera de día por unos segundos. El policía, sintió como el café le quemaba la entre pierna, debido al brinco que había dado cuando todo se iluminó.
- ¡Diablos! ¿estás muy nervioso? Preguntó el compañero del accidentado policía, quien aún estaba con un susto en su rostro.
- ¿Viste, dime que lo viste? Preguntó el asustado policía a su compañero y lo hacía de una manera muy excitada.
- Claro que vi y por favor, ten más cuidado pues, a mi mujer no le gusta quitar esas manchas de café en mi uniforme. Le dijo a su acompañante, refiriéndose al accidente que le acababa de ocurrir a su compañero.
- ¡No idiota! ¡me refiero!... ¿si no viste al enorme perro que está ahí afuera?
- Un enorme perro en esta tormenta, ¿estas loco? con lo mojado que estaría, sería un perro enclenque. Le respondió sarcásticamente a su compañero. 
- ¡No!, ¡era algo enorme, muy enorme!
- ¡Cálmate amigo! ¿si quieres duérmete un rato? _ Yo tomo el primer turno.
- ¡No se si podré dormir después de lo que vi!
- No seas iluso, recuerda lo que dicen... la vista es muy fácil de engañar. _Tomate ésto, te hará dormir como a un niño. _ ¡Estás muy nervioso! Le ofreció un calmante a su compañero, quien no vaciló en tomárselo, pues estaba muy asustado. 

Luego de varias horas dormido como bebe, se despertó, debido al estruendo provocado por una serie de acontecimientos; que habían sucedido justo cuando éste dormía profundamente. Exactamente como a las dos de la madrugada. Un rayo dió en una rama del árbol que tenían justo a la par, un poco adelante de la patrulla, cuando ésto pasó el policía, quedó privado de su vista; pero salió del vehículo rápidamente, instintivamente para salvar su vida, pues el tronco se precipitó justo a su lugar, destrozando media patrulla; quedando el compañero asustado con vida en el lado del volante.
- ¡Quéee! ¿Qué pasa? ¡Nos atacan! ¿qué sucede compañero? Se levantó del asiento, el cual lo tenía acomodado para poder descansar mejor, pero de su compañero ni señales, solo un tronco sobre la patrulla, el vidrio, completamente destruido, tal cual tela de araña y los hierros retorcidos aplastaban la cabecera del asiento del copiloto.
- ¡Dios mio!, ¡Ramooon! Grito un policía somnoliento, quien aun se sentía algo drogado por lo fuerte del calmante y la falta de costumbre que él tenia para tomar esos medicamentos controlados. Luego de despertar, no completamente, pero en un buen porcentaje, extrajo su revolver del cinto y bajó de la destruida patrulla. Linterna en mano y revolver en la otra, el agua le golpeaba el rostro, lo cual no le permitía ver bien.
- ¡¡Ramoooon!! ¿Estás bien? Gritaba desesperado, el agente policíaco a su compañero; pensando lo peor. Se alejó unos diez metros de la patrulla, alumbrando por todos lados, cuando otro rayo iluminó todo, dejándose ver en una lomita del parque, lugar en donde había estado el árbol el cual había sido mutilado por un rayo y destruido el auto motor. 
- ¡Ayyyyyyy! Gritó el oficial, al observar de nuevo lo que hacía unas horas le había alterado el sistema nervioso; de inmediato con sus reflejos un poco atrofiados por el medicamento, apunto al enorme bulto negro, del cual corría agua por su pelaje, debido a la tempestad, era enorme, un perro san Bernardo era pequeño para el tamaño de la enorme bestia peluda, de pelaje muy negro y completamente empapado. El agente corrió de regreso a su auto, pues, era el único lugar en donde, según él, podría estar seguro en es noche de terror y tormenta. 
Entró en el maltrecho auto y se encerró, sin soltar su revolver. Ahí estaba el asustado oficial, quien ya no pensaba en Ramón, su compañero, solo pensaba en lo que sus ojos habían visto ya dos veces. 
La lluvia empezó a menguar un poco, volviendose una llovizna muy tupida. El oficial, tomó la radio de la patrulla y desesperadamente quiso comunicarse pidiendo refuerzos.
- ¡Aquí el oficial Mendoza! ¡cambio! Y nada. _ ¡Patrulla, numero 555 Solicito ayuda, oficial perdido! ¡cambio!, ¡cambio! Pero nada. 
En eso, creyó escuchar algo _ ¿Si? ¡cambio! _ ¡Habla el oficial Mendoza...! _ ¡Patrulla 555! ¡cambio...! _ ¿Me copian? Nada; entonces puso atención a lo que había escuchado y lo que lo estaba confundiendo con la estática de su radio; no era otra cosa que, el resoplo de un enorme animal. Eso era lo que escuchaba.
- ¡Dios mio! ¿qué diablos es eso? Gritó nuevamente, foquiando por doquier y apuntando con su revolver para donde alumbraba la linterna, para ésto, la llovizna tupida, ahora era una más tranquila, una simple cortinita de agua muy leve. 
Lo que había frecuentado, eran los relámpagos, los cuales iluminaban a todo el vecindario, colocándolo como si se tratara de un día soleado; en uno de tantos lusasos, consecuencia de un relámpago, vió de nuevo a su acechador, el enorme animal, que mas bien parecía un becerro; se había reflejado en una de las viviendas que le quedaban frente a su vidrio enmarañado por el golpe del tronco.
- ¡Mi Dios! Susurró el pobre hombre, muerto del susto. Pero lo que viene, le terminó de helar hasta el alma. 
Un rechinido del auto, en la parte de arriba, como cuando alguien o algo, se ha trepado al destrozado vehículo. 
El oficial Mendoza, vió instintivamente hacia arriba y sus ojos se horrorizaban al ver como la tapicería del auto se movía hacia él, muy lentamente. Mendoza detonó su arma al techo del auto, lo que provocó que lo que estaba sobre él se alejara por un instante. Pero Mendoza sabía que era cosa de tiempo. El silencio total invadió al lugar y Mendoza seguía en el auto, esperando lo peor. 
La luna había sido por fin liberada y la luz plateada iluminaba a todo el lugar. Ahora Mendoza podía ver mejor y él estaba muy atento a lo que sucedía a su alrededor. Pero, el resoplo de la bestia lo atemorizó otra vez más.
- ¡Dios mio apiádate de tu hijo! Dijo Mendoza y luego se santiguó; abrió el tambor de su revolver, extrajo de su cinto las ultimas balas que le quedaban y procedió a introducir las balas en el revolver; pero el resoplo de la bestia, se escuchó con mayor fuerza, haciendo que Mendoza se lanzara hacía atrás por instinto de supervivencia; pues, frente a su rostro, la enorme cara de la bestia, resoplándole; de sus orificios nasales, exhalaba un humo blanco, el vaho que salía del excitado animal; el hocico se encontraba retraído hacia su cara, enseñándole a Mendoza, sus enormes incisivos, los cuatro, de los cuales se notaban pequeños trozos de carne y de su hocico negro... sangre, mucha sangre, seguramente la de Ramón. 
Lo ultimo que Mendoza vió, fue cando los ojos amarillentos de la bestia, acomodaron su foco para después lanzarse sobre un Mendoza ya completamente vencido.

El auto motor, se sacudía con ferocidad dejando escapar los rabiosos gruñidos de la bestia hambrienta. De Mendoza, no se escuchó nada. 
La bestia, fue por un momento interrumpida de su festín por la radio de la patrulla, la cual seguramente con la sacudida tan violenta que la bestia provocaba en el auto mientras devoraba a Mendoza, hizo que algún alambre hiciera contacto. Y se escucho.
- ¡Diga patrulla 555! _ ¡Acá la estación central..! _ ¡Cambio!
- ¡Oficial Mendoza! ¿me copia? _ ¡Cambio...! _ ¡Oficial Ramón!  _ ¿Me copian...?
- ¿Necesitan refuerzos? _ ¿Cuál es su situación? _ ¡Cambio...!
El asiento del auto motor, quedó con fragmentos de Mendoza y completamente ensangrentado.

Mientras que, en el agujero que daba al barranco, se observaba cuando abandonaba el lugar una cola peluda y negra... ¡muy negra!  

jueves, 22 de enero de 2015

El Planeta Tetriano y la Tierra


Viajaba con su nave por el vasto universo, recien se despertaba de un profundo sueño en la capsula, para el caso. Estiró su cuerpo, pues, no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba en esa condición, todavía no revisaba los instrumentos, pero la computadora le hizo regresar de su larga siesta, pues, era momento de alimentarse, se dirigí al botiquín y extrajo unas deliciosas píldoras, ¡vaya si se veían deliciosas, que la boca se le hizo agua!
- ¡A propósito de ése preciado liquido! _ ¿Todavía tendré? Se preguntó el hombrecito de color raro.
- ¡Vaya me queda poca! _ ¡Debo de aprovecharla muy bien! Entonces, procedió y se tomó sus sagrados alimentos. Quedó tan satisfecho, que pensó.
- Tomaré una siesta. Pero de inmediato reaccionó. _ ¡Nooooo! _ ¡Recién despierto! y, ¿ya quiero dormir? Se llamó la atención a él mismo. 
Se estiro nuevamente y se dirigió a un cuarto de su nave, uno en donde apenas cabía de pie, extrajo de unos agujeros dos mangueras con ventosas y las colocó; una adelante y la otra por atrás y después de unos segundos y de varios sonidos flatulentos, se golpeó su abultado abdomen. 
- ¡Qué alivio! Dijo y continuó _ ¡Universo, Te dejo un recuerdito! _ ¡Wa, wa, wa! sonrió. 
Salió del pequeño cuarto, lo cerró, no sin antes oprimir un botón con un letrero que enunciaba: extractor de olores.
Regresó al puente de la nave y se acomodó en un pequeño, pero muy confortable asiento y con mucha autoridad se expresó.
- ¡Les habla el capitán! _ ¡Bitácora de vuelo: He despertado luego de diez años de un merecido descanso y nuevamente estoy a cargo de mi nave! Continuó diciendo luego de escribir en la bitácora de vuelo.
- Como dije: ¡Les habla el capitán! Con una gran resonancia y una voz femenina se escuchó.
- ¡Lo escuchamos señor! _ ¿Cuáles son sus órdenes? La tripulación le desea un feliz regreso de su descanso de diez años Tetrianos. Refiriéndose, al tiempo en su planeta, el cual, quedaba en una galaxia a más o menos, mil millones de distancia de la nuestra.
- ¡Tripulación! Dijo nuevamente el pequeño capitán, de color especial y abdomen pronunciado, piernas cortas y secas; como raíces de árbol muerto, con brazos como bejucos, pero sin hojas ni insectos, de cuello corto, que no parecía tenerlo y de una cabeza fenomenal, en inteligencia y volumen, con una cabellera; como si de ella salieran rayos, a lo Tesla, señal de ser un científico y militar en su lugar de origen, pues, los completamente calvos, eran parte de la población común de su planeta.
- ¡Ordene mi capitán! Respondió la voz femenina, quien era una computadora, jamás pensada en nuestro planeta Tierra. Ella, era una parte de la tripulación, pues, el único ser vivo adentro de la especial nave, era el peculiar alíen. Luego dijo.
- ¡Tripulación! ¡recordar órdenes! 
- ¡Las órdenes son señor: Encontrar agua! _ ¡Pues nuestro planeta muere por las sequías, causadas por nuestros políticos y ambiciosos inversionistas.
- Ya recordé y ¡no tiene por que excederse en la información, acaso quiere que la tripulación se amotine!
- ¡Perdón señor! pero no pude evitarlo, ¡no se repetirá!
- ¡Eso espero!, Teniente. Le dijo a su computadora.
- ¡Mayor Segundo! Deme las coordenadas y la ubicación. Le preguntó a otro de su tripulación, el Mayor Segundo, quien era otra computadora, pues, como dije: él era el único ser vivo en la nave; el resto de la tripulación, eran diferentes computadoras. Ésto, para bajar costos en cuanto a: gas para dormir, alimentación, medicinas, etc. y lo más importante, el gasto del vital liquido, el cual, luego de casi 90 años en la misión - Noventa años terrícolas - a cualquier lugar al que había llegado, dadas la coordenadas de las super-hiper inteligentes computadores de 1,000,000 de generaciones; habían apuntado, cuando éste llegaba e investigaba que el agua ya era un elemento escaso y en otros planetas ya extinto. ¡Eran planetas muertos! 
- ¿Sargento Zelium? Le habló a su computadora principal en la nave.
- Si señor, ¡ordene!
- ¿A, localizado algún planeta en dónde podría haber agua o, 2oh3oc24izw?, su formula química en su planeta.
- ¡Negativo señor! Y, solo necesita darme el nombre del liquido. _ ¡Señor!
- Está bien sargento, siga en el mismo curso, mantenga las coordenadas, pues,tengo un hormigueo en el 21avo. dedo de mi pierna izquierda y ése nunca falla.
- ¡A su orden señor! _ ¡Bravo por su dedito! 
Pasó la nave a la par de un planeta, en cualquier parte del universo y cunado lo hizo, pasaba y seguía pasando y la nave parecía ser interminable, por fin, luego de varios minutos, logró pasar por completo; mientras lo hizo, lanzó un rayo de color violeta, el cual escaneó al planeta verificando si era ese planeta, el que le llevaba con el dedo dormido y hormigueando. 
Al final de la nave, los propulsores. De ellos, salían luces gaseosas de colores rojos, azules y naranjas, seguramente, la mezcla de su combustible; uno que entraba por el lado frontal de la enorme nave y luego de pasar por el cuarto de maquinas; que no era, más que otro lugar con enormes computadoras, las cuales controlaban al cuarto, convirtiendo todo la basura intergaláctica en combustible. Y, el universo si que estaba lleno de porquerías, entre ellas las terrícolas que viajaban en el enorme universo por miles de años y luego regresaban en un viaje sin final, entre los escombros cadáveres de criaturas y posiblemente de astronautas que han muerto en el espacio y que nunca se han reportado, por ser top secret.
- ¡Señor! ¡Señor! ¡Señoooooor! Gritó la computadora, el sargento Zelium
- ¡Ah!, ¿si?, ¿qué?, ¿dónde estoy, que pasó? 
- Señor, ¡creo que se quedo dormido! Le dijo Zelium a su capitán.
- ¡Por supuesto que no sargento Zelium! ¡eso es imposible! _ ¡Simplemente, estaba en  mi clase de yaga y me relajó al grado de confundirla! _ Pero diga, ¿qué se le ofrece? 
- Señor, ¡su dedito dormido tenía razón! a diez grados a estribor y como a una distancia de 1,000,000 de años luz, mis sensores ¡hormiguean! _ ¡Ejem! _ Digo, _ ¡Detectan señor, un planeta con posible liquido vital!
- ¿Nombre del planeta? Preguntó el capitán de la nave Tetriana.
- ¡No hay registro de él señor!
- ¿Quéeee? ¡eso no es posible!
- Lo se señor, pero no aparece en nuestros registros y eso que tengo varios;  un billón de billones de planetas registrados, con posible liquido vital señor.
- ¡Bitácora del capitán! Dijo el hombrecito de color peculiar. _ ¡Acabo de descubrir un nuevo planeta! _ Que queda, casi en curso. _ ¡El hallazgo que he hecho, podría ser el más importante de nuestra querida Tetriana, me dirijo hacia él!
- ¡Sargento! ¡cambio de curso! _ ¡Lléveme hacia ese planeta desconocido! _ Al que llamaré ¡Albertiniano Cloulumbiano!
- ¡¿Lo llamará como usted?! ¡¿señor!? 
- ¡Así es, algún problema! _ Despues de todo, fuimos mi dedo y yo quienes lo descubrimos ¿no?
- Pero, señor, debería de agregarle a ese nombre: guión Zelium. _ ¿No cree?
- ¡Está loca! ¡usted es una simple subordinada que no sería nadie sin mi!, ¡con seguridad me habría llevado a una estrella de esas que algunos llaman sol y me habría quemado! _ ¡Por ello es que soy el capitán! _ ¡Cállese y cumpla con su deber!
- ¡Si magnánimo capitán!
- Capitan, llegar a ese planeta nos llevará casi veinte años, no quiere echarse una siestecita.
- Bueno, ¡pero no haga tonterías mientras descanso un poco, no queremos fracasar en al misión!  _ Y, ¿no creo qué le gustaría ir a parar al planeta muerto?, ¡lugar de soldados desconectados! 
- ¡¡No señor!! Dijo Zelium, muy consternada.
Pasaron los veinte años que Zelium calculó y el capitán Albertiniano, despertó otra vez de su aletargado sueño. Realizó la misma rutina y luego de ello, retornó al puente e hizo exactamente lo mismo.
Por fin preguntó.
- ¡Sargento! ¿distancia del objetivo? A lo que la computadora respondió.
- ¡Véalo usted mismo señor, es el punto azul a la una empunto! El capitán, le dió un ojazo al reloj de la nave. Zelium, le corrigió.
- ¡En la ventana frontal señor!, es la ubicación, ¡no la hora! _ ¡Es el punto azul, que esta un poco a su derecha!
- ¡Lo sé Zelium! ¡necesitaba la hora del avistamiento!, ¡no se pase de lista o ya me conoce, como soy cuando me enojo! _ ¿Eh? Amenazó a su computadora, aunque su peculiar color en su rostro, enrojeció un poco a sus mejías.
- ¡¡Lo veo!! ¡¡lo veo!! _ ¡Incremente la velocidad Zelium!    _ Quiero estar ahí ¡ya!
- ¡Todavía esta a una distancia considerable señor! Dijo Zelium y preguntó a su capitán 
- ¿Qué dice su dedito señor?
- !Wa, wa, wa! Rió con mucho humor. 
- ¡Está, como si me parara en un hormiguero! (valga la expresión)
- Lo que pasa señor, es que su dedo esta introducido en una toma de alto voltaje y si no lo saca pronto; lo perderá. Señor
- ¡¡Aaaayyyy!! Grito el alíen.
- ¡Perdón señor!, es una broma, ¡no pude evitarlo!
- ¿Está tratando de qué la reporte y la desconecte en el planeta muerto Zelium?
- ¡No señor! 
Paso el tiempo y los diálogos eran los mismos, entre capitán y computadora. Luego de otra broma a su capitán, éste no reaccionó, cosa que le llamó la atención a Zelium. Entonces, le gritó.
- ¡¡Albertiniano!! Pero éste, no reaccionaba, estaba estupefacto y absortó por la belleza jamás vista en todo su recorrido, durante centurias de años en el vasto universo; sus ojos, los grandes que estaban abajo de los dos pequeños de repuesto, que parecían cejas, se le salían de sus órbitas y las pepitas de sus ojos, reflejaban lo majestuoso de dicho planeta. Zelium, al darse cuenta de que su capitán se encontraba extasiado, viendo el planeta jamas mencionado por el lado de Tetriana, ajustó sus cámaras exteriores y quedó igual que su capitán. Que las luces indicadoras de energía de su fuente de poder bajaron de intensidad, debido a la magnificencia que veía al frente de la nave. Los motores se detuvieron y la nave quedó varada; en los casi 500 años de viaje que llevaba sin detenerse, al fin, había descansado y ¡se había apagado! 
Frente a ellos, un planeta completamente azul, muy hermoso; entre lo azul, tonalidades blancas y celestes, variedad de colores entre azul y blanco, pero el azul profundo; era el predominante. La nave se encontraba justo en la parte oscura de la luna, el satélite del planeta al que habían llegado, ése que el dedito del capitán había descubierto. 
Está demás decir que, el nombre del planeta era: Tierra.
Continuará.....




......¡No!  ¡Wa, wa, wa! Perdón, quiero decir ¡jajaja!.... una broma.....

- ¿Zelium? _ ¡Arranque los motores que pronto escanearemos al hermoso planeta: Albertiniano Cloulumbiano!
- ¡¡Guion Zelium!! ¿Señor?
- ¡Haga lo que le ordené! Dijo el capitán, el cuarto de maquinas se reinició y la nave tuvo de nuevo energía para ser propulsada hacia el hermoso planeta. Cuando estuvo a una distancia prudente, lanzó su rayo violeta, el cual, solo alcanzó para una fracción del planeta. 
En ese instante, los instrumentos comenzaron a dar la información.
- ¡Bit.. bit... pipiri... bit... bit... pupiri... bit! Eran los sonidos que emitía otra de las computadoras, parte de la tripulación y las agujas, casi se doblaban cuando pegaban al final de su carrera, indicando que el planeta o mejor, la porción que la nave había alcanzado escanear; en ella, había suficiente agua para miles de planetas Tetrianos.
- ¿Escucha señor? _ ¡Somos héroes!, ¡salvamos a nuestro querido planeta; Tetriano.
El capitan soñó por unos minutos con su recibimiento en su amado Tetriano; cuando retornara con la información y muestras del planeta recien descubierto y que no existía en ningún registro en todo el universo, de ello estaba seguro, pues de ser así ya habría sido conquistado por cualquiera de los que andaban como él, en el espacio, recorriendo todo el universo en busca del preciado liquido: 2oh3oc24izw, o, Agua.
- ¡Señor! ¡Señor! ¡despierte de su practica de yaga!
- ¡¡No estoy practicando yaga Zelium!! _ ¡Pensaba en nuestro regreso a Tetriano! Dijo un capitán muy molesto, debido a la irrupción de sus sueños despierto.
- Perdón señor, ¡quiero sus ordenes! Dijo la computadora.
- ¿Mis órdenes? Dijo murmurando, mientras sus ojitos que parecían cejas, se agrandaban de una forma achinada, señal de orgullo y gallardía.
- ¿Mis ordenes Zelium?... _Son: ¡Diríjase al planeta, lo estudiaremos adentro de él, Atetriaciremos! Dijo.  - pensando en su idioma Tetriano -
Bajaron al planeta y conforme la enorme nave llegaba al planeta y se acercaba cada vez más, tanto capitán, como tripulación, no salían de su asombro, más cuando vieron a los enormes océanos. 
El capitán, no pudo evitar que se le escapara un murmullo de su boca.
- ¡¡Tanta agua!!
- ¡¡Capitán!! ¡¡Detecto criaturas extrañas y peligrosas!! Dijo la computadora Zelium, a lo que el capitán no le prestó atención.
- ¡¡Capitan!! ¡¡Abortar!! ¡¡abortar!! ¡¡abortar!! Gritaba Zelium. _ ¡Éstas criaturas son enormes! 
- ¡¡Gigantescas!! 
Habían llegado  al planeta Tierra en el periodo Jurásico de nuestra era y como sabemos, el planeta estaba lleno de criaturas enormes y feroces, criaturas salvajes y hambrientas. Pero, ésto fué lo que lo llevó a sucumbir, El capitán Albertiniano ignoró las advertencias de su sargento y siguió adelante, él no podía creer haber encontrado un planeta en donde lo que más había era agua.
- Baje la nave a cinco Pitros, sobre el nivel del agua. Ordenó el capitán
- Capitán, ¡sugiero que nos alejemos y pronto! Dijo Zelium, utilizando su voz de alarma; pero el capitán no estaba en sí, él ya no era el inteligente y precavido capitán de la única nave que había logrado encontrar al planeta tierra; él estaba fuera de sí.
- ¡Obedezca Zelium! ¡es una orden directa!
- ¡Si señor! Dijo la computadora, resignada y bajó a la altura de cinco pitros (equivalentes a metros)
El capitán, no sintió cuando su prolongación de su espina dorsal se le durmió, ese hormigueo en esa parte de dicha prolongación de cinco centímetros; el cual le cubría su (....) era el indicativo del peligro inminente, el cual lo había mantenido con vida durante esos casi 500 años terrestres, en la búsqueda del preciado liquido. 
Cuando la nave estuvo a la distancia ordenada por él, salió del océano, como misil de submarino atómico, una enorme ballena prehistórica; abrió su boca y se tragó a la enorme nave. 
Enorme para su planeta, pero para el nuestro, no excedía de 25 centímetros.
Y, éste fué el fin de Albertiniano Cloulumbiano-Zelium. 
Fué, éste liquido preciado por él, su planeta Tetriano y el universo entero,  el que lo llevó a sucumbir. A morir. 

Moraleja: Debido a que el único testigo de la existencia de agua en nuestro planeta; fué tragado por una ballena pre-histórica; es la razón, de porqué hemos sobrevivido durante millones de años, sin ser invadidos. De no ser por el despiste del capitán Albertiniano Cloulumbiano, ahora seríamos.... ¡Un planeta muerto!







MUJER MI GRAN EMOCIÓN

¡Mujer!
Me rindo ante tu porte y tanta belleza. 
¡Me eclipsas! 
y me dejas perdido en la  transitada calle.
Mi corazón se rompe y sé que es de emoción.
Siento mil cosas que me causan esa emoción.
Dentro, muy dentro mio, 
hay una total emoción cuando te veo venir.
Tú, nunca sabrás
como rompes a mi corazón de pura emoción.
Trato que me veas y hago mil cosas, 
pero lo único que logro, es sentir más emoción.
Nadie nunca sabrá, 
que mis noches son de insomnio, pensando en ti 
y lo único que he logrado es una gran emoción.

¡Cuanto te necesito!  
Te sigo por donde tu vayas. Soy tu sombra, 
te quiero hablar, pero la emoción rompe a mi corazón.
Mis noches son largas, pensándote 
y otras simplemente viéndote desde muy lejos. 
Pero, me lleno de ese sentimiento que tu provocas en mi 
y se llama emoción. 
Es algo que me da fiebre,  que me da vida, 
pensar que un día, me veas y me sonrías. 
¡Ese día podría morir! 
No te quiero convertir en una asesina 
por eso, trato de apaciguar a tanta emoción, 
que me llegara a romper el corazón. 
Con solo pensarte, con solo soñarte, con solo desearte. 
Buenas noches mi bella, mi amor...
¡Mi gran emoción!