martes, 31 de marzo de 2015

Enamorado


Un beso de una niña aún,
me transportó hasta la galaxia
y allí quedé atrapado.
Yo, que pensé que ella vendría acá
fuí yo quien sucumbió
y atrapado acá estoy.

Ahora para regresar ¿qué haré?
Perdido en el espacio estoy,
con la experiencia que los años me dan
y sigo flotando aquí.
Y, todo por un beso de una bebe
chica inexperta ¡vaya sorpresa!

Preocupado estoy.
Pues, ella tiene mucho camino por andar,
mientras yo camino caminé
y ahora perdido estoy.
Heme aquí, 
sin brújula que me dé dirección,
sin sextante que me oriente con las estrellas,
para poder regresar a mi mundo
y continuar mi vida. 

Besos a niñas ¡núnca más!
No quiero quedar perdido 
en este espacio sideral.
Todos dicen que enamorado estoy
por el beso de una niña.
Pero yo sé,
que perdido en el espacio estoy.

¿Enamorado yo? ¿Y, de una bebe?
Eso jamás, pues, camino caminé,
experiencia acumulé,
batallas gané.
Y nunca, acá había llegado.
Sumergido, encerrado, aterrado y condenado. 
¡Enamorado dicen que estoy!
y, que solo paso pensando en los besos de esa bebe.

¡Vaya que profundo es este lugar!
quiero salir de aquí,
ya no pensar en tí,
quiero mi libertad 
pues, enamorado estoy.
Hombre, perdido en la galaxia 
profunda del amor,
y, todo por el beso de una niña aún.

Flotando estoy, viendo estrellas
y el azul profundo de sus ojos,
cometas de un rubio platinado 
como su cabellera larga,
rodeando de anillos en saturno
como las curvas de su cuerpo perfecto,
erupciones solares hirvientes
como sus labios ardientes.

¡Wao! ¿creo que enamorado estoy?
Y, todo por un beso de una niña aún.
Me quedaré aquí. 
Hasta que esa niña me haga caer,
pues, camino caminé.
Y, sí... ¡Enamorado estoy!




Cuentos de la Catacumba


Juanita y Gabriel

Gabriel salía tarde de su trabajo y para llegar a su hogar debía de pasar por la morgue y a la par de ella, el cementerio del pueblo, algo que le tenía sin cuidado pues, desde niño recorría éste camino y el echo de que éstos dos lugares que para muchos sería de horror pasar por ellos o cerca de ellos, en la noche, para él era normal.
Pero, una noche que Gabriel salió más tarde que de costumbre y que luego de ello todavía se fué con sus amigos a tomarse unos tragos, le tocó pasar por aquel camino de años, a eso de media noche. 
Gabriel iba dando tumbos, debido a los tragos en su sistema, pero algo casi le quitó la borrachera de esa noche.
- ¡Adióooos Gabrieeeeel! Se escuchó la voz de una chica muy joven y el tono muy sensual; Gabriel se detuvo y vió para todos lados, pero solo vió a los miles de ojos que revoloteaban en los arboles que rodeaban al cementerio y otros pocos que crecieron en él. 
Caminó un par de metros y de nuevo... 
- ¡Adióooos Gabrieeeeel! Gabriel se detuvo una vez más y lo mismo, nada, está vez solo los sonidos de grillos, y sapos dando brincos cazando insectos. Gabriel sintió en su cuerpo un frió que le heló la sangre y salió corriendo con rumbo a su casa. Él alcanzó a oír ésto, mientras corría.
- ¡Gabrieeeel!
Pasaron unos días después de aquel acontecimiento, pero para Gabriel ya no era lo mismo cada noche que pasaba por ahí con rumbo a su casa a Gabriel se le helaba la sangre, como esa noche. Ésta vez, otra salida tarde, cuando llegó al cementerio era la media noche, caminó con los cinco sentidos en alerta, pero cuando Gabriel abandonaba el cementerio escuchó de nuevo.
- ¡Gabrieeeeel! ¿quieres hablar conmigo un rato? Gabriel, tomó valor y se detuvo de golpe y gritó con voz muy enojada.
- ¿Quién putas es?
- ¡No seas mal hablado! ¡Gabrieeeeel! ¡Quieres hablar conmigo un rato?
- ¿Cómo hablaré con alguien a quién no veo? Luego de que Gabriel dijo éstas palabras, de una ceiba, que llevaba siglos en el cementerio salió la joven. Se trataba de Juanita, una chica que llevaba solo 8 días de enterrada. 
Juanita había sido asesinada mientras se defendía de su padrastro, quien la quiso violar y ésta al no permitírselo recibió un golpe en su cabeza, lo cual la mató de inmediato.
- ¿Juanita? ¿Eres tú? Dijo Gabriel, aterrado y con mucha pena por ella, pues, Juanita siempre estuvo enamorada de él.
- ¡Si Gabriel soy yo!
- ¿Qué quieres de mi Juanita? Preguntó Gabriel, ya un poco más tranquilo y con mucha ternura hacia ella, debido a la mala suerte de lo que el destino le había jugado en vida.
- ¡Solo quiero hablar con alguien Gabriel, me siento muy sola! Gabriel se quiso acercar a ella ya sin temor alguno, pero ella le pidió que no.
- ¡No te acerques mucho Gabriel, me siento sucia y con mucha vergüenza!
- ¡No te preocupes Juanita, todo el pueblo sabe que tú eras una chica buena! Esa noche hablaron poco, pero las noches siguientes Gabriel llegaba con buen tiempo y hablaban durante horas. 
Con el paso del tiempo, Juanita permitió que Gabriel se acercará más a ella, hasta que llegó el día en que estuvieron el uno a la par de otro.
Hablaban de como había sido la tragedia, Juanita le confesó que siempre lo amó, Gabriel le dijo que ella tambien le había gustado mucho, lloraron, rieron. Así eran las noches de los amigos.
Una noche, justo a la media noche, Gabriel se despidió de Juanita. Y Juanita le pidió un beso a Gabriel.
- ¿Gabriel me das un beso? Gabriel un poco temeroso aceptó y ambos se fundieron en un apasionado beso. Era algo extraño pues, por un lado carne, mientras que por el otro espíritu.
Luego de esa noche las visitas de Gabriel fueron más románticas y los besos empezaron a sentirse mucho mejor. 
Esa noche, la luna estaba en lo alto, justo parecía que estaba posada sobre el cementerio y lo iluminaba muy bien, era noche de plenilunio, la luna lucía preciosa, grande y redonda; muchos decían que hacía años que no veían una luna como la de esa noche en el pueblo. Un ´pueblo del Oriente de mi país. 
Cuando Gabriel, no Juanita, le pidió que lo besara; en la iglesia del pueblo sonaron las campanas, debido a una actividad religiosa en esa noche, eran exactamente las 12 de media noche cuando Juanita y Gabriel se besaron; se dieron un beso muy apasionado y en ese momento Juanita aprovechó y Gabriel se transfiguró, ahora ambos eran espíritus, por tal motivo el beso tenía un especial sabor para ellos, Gabriel ya no se fué y les amaneció. Justo cuando el sol nacía esa mañana, Juanita se llevó a Gabriel de la mano hasta su tumba se pararon frente a ella tomados de la mano, Gabriel vió para atrás mientras Juanita le jalaba la mano para que la siguiera; Gabriel la vió y decidió seguirla a su tumba y en ella entraron los dos y nunca más de ahí salieron.
Al día siguiente, el enterrador del cementerio encontró el cuerpo de Gabriel, recostado en el viejo y enorme tronco de la ceiba centenaria, ¡sin vida! 
También dijo que la tumba de la señorita Juanita, la había encontrado como si hubiera sido profanada, con la tierra revuelta y la lápida de cemento, con el nombre de Juanita estaba en otro lugar y agregó que cuando arregló la tumba de la señorita Juanita, lo que en la lápida vió lo aterró. 
Ésto leyó el enterrador: "Aquí descansan en paz, los amados novios Juanita y Gabriel" 
Los familiares, tanto de Juanita como de Gabriel, quienes no se explicaban lo que en la lápida decía, mucho menos el pueblo asustado. Ellos, las familias de ambos jovenes decidieron enterrar en ese lugar a Gabriel y, ahora sí. Descansan en paz, Juanita y Gabriel en la misma tumba.








lunes, 30 de marzo de 2015

Cuanto te amé


La amé...
¡Cuánto te amé!
Sí, mucho te amé,
nadie amó como yo te amé.
Nunca sabré 
¿de dónde salió tanto amor?

La amé... 
sí qué te amé,
malo fué 
que tú nunca sentiste todo ese amor.
¡Miles de amores juntos solo para tí!
Y, sí que te amé.

Te amé... 
¡Cuánto te amé!
Nadie antes amó así,
miedo tuve; ¡cuando te amé!
Por no poder volver a amar 
nunca, como yo te amé.

La amé...
cómo nadie jamás amará.
Para que te formes una idea,
con el amor que te dí.
Pude ir a la luna y volver.
Pude robar al firmamento una estrella 
solo para tí.
Bajar al mismo infierno 
y salir intacto, 
por tanto amor con el que ahí llegué.
Subí al cielo y los ángeles me dijeron 
regresa y entrega todo ese amor.
¡Así te amé!
Y tú, ni en cuenta. 
Dueña de tanto amor.

La amé...
tanto la amé.
Que ahora ya la olvidé,
pues, tanto amor no puede ser ignorado.
Pecadora se que fué 
por ignorar todo lo que la amé.

La amé... 
Con amor Divino, con amor prohibido,  
con amor de otros mundos,
con amor de astros inspiradores de poetas. 
Así la amé.
Y, ella ni cuenta se dió; 
la dicha de haber recibido todo este amor, 
que un mortal puede entregar a otro.

Ahora todo ese amor
se lo daré a un ser celestial
cuando yo muera. 
Pues, lo que yo la amé
no es amor para mortales. 
¡Cuánto yo te amé!
No es de este mundo.

Tocará esperar, ese momento
cuando parta de aquí, 
lugar dónde no entendieron, 
¡Cuanto te amé!

SérgioRaga
30/3/15

Cuanto te amé. 

La amé... Cuánto te amé, sí, mucho te amé, nadie amó como yo te amé.
Nunca sabré ¿de dónde salió tanto amor?

La amé... sí qué te amé, malo fue que tú núnca sintieras todo ese amor. Miles de amores juntos fueron solo para tí, sí que te amé.Te amé... cuanto te amé, nadie antes amó así, que hasta miedo tuve por no poder volver a amar a otra.

La amé como nadie jamás amará y para que tengas una idea del amor que por ti sentí; te diré: "Pude ir a la luna y volver. Pude robar al firmamento una estrella solo para tí.
Bajar al mismo infierno y salir intacto y seguro fue por tanto amor con el que ahí llegué. Subí al cielo y los ángeles me dijeron: regresa y entrégale todo ese amor... ¡Así te amé! Y tú ni en cuenta de que eras dueña de tanto amor".

La amé, tanto la amé que ahora ya la olvidé, pues, tanto amor no puede ser ignorado. Pecadora se que fue 
por ignorar todo lo que la amé.

La amé con amor Divino, con amor prohibido, con amor de otros mundos, con amor de astros inspiradores de poetas, así la amé y ella ni cuenta se dio de haber tenido la dicha de recibir todo este amor que un mortal puede entregar a otro.

Ahora todo ese amor se lo daré a un ser celestial cuando yo muera, pues, lo que yo la amé no es amor para mortales. Cuanto yo te amé no es de este mundo. Tocará esperar ese momento cuando parta de aquí, lugar dónde no entendieron cuanto te amé. 

SergioRaga
26/9/23





Volando, Soñando...


La noche de noche tuve un sueño increíble. Verme volando por los vientos del cielo infinito, cual ave, sintiendo en mi rostro la brisa tan fría, ver a las aves pasando junto a mí; viéndome con cara de: _Ésto no es posible. Y, luego casi se golpeaban entre ellas, seguían volando con tal confusión en sus pequeños cerebros. 
Con mis brazos haciendo la señal de la cruz, mirando a la tierra allá abajo, todo se veía muy chico, y los colores palidecían del original. Al principio con un poco de temor pues, nunca dejé de pensar que yo no podía volar, que no está en mi naturaleza, pero mientras más pasaba el tiempo tomaba más confianza y pronto me eleve un poco más, _ ¡El frío acá era casi congelante! Pero como era un sueño no me congelé, al lado mío un ruido infernal, se trataba de una aeronave que pasó a unos pocos metros de mí; el capitán me saludó, con un saludo militar y en sus labios una enorme sonrisa; mientras que los pasajeros, algunos gritaban _¡Miren! ¿Cómo es posible? Y, los flashasos de las cámaras y celulares por fin me cegaron, que decidí bajar unos metros de aquella altura. Uní mis brazos a mi cuerpo y me puse en picada, _ ¡Vaya sensación! caída libre, mi estómago en la boca, mis ojos dejando escapar muchos líquidos, mis labios vibraban haciendo figuras cómicas, era tan rápido que no podía ver y claro que no. _ ¡No soy una ave, que pueden cubrir y proteger a sus ojos para ver en dichas circunstancias! 
Sin darme cuenta cada vez la tierra estaba más cerca y que si seguía así, podría morir. Pero en ese instante, sentí cuando fuí tomado del pecho por unos brazos muy fuertes y delicados y de ellos me dejé atrapar, permitiéndole hacer conmigo lo que fuera su voluntad, éste me elevó a una altura en donde ya podría volar tranquilamente y me soltó y, me dijo _ ¡Ten cuidado hijo! Y, de ahí se alejó, yo ví como el sol se reflejaba en él, destellando luces multicolores en sus alas, era un Ángel que de mí se conmovió y me rescató. 
Me coloqué boca arriba para verlo mientras él se perdía en el profundo infinito y, al infinito tuve más cerca de mí, era tan mágico ver a la nada, con tonalidades de colores azules, una paleta con todos los azules posibles y cambiantes según la intensidad del sol. 
Yo me dije _ ¡Cayendo hacia el cielo voy y no quiero volver, hay mucha paz aquí!
Pero este sueño tan lindo, pronto seguro que terminaría, decidí voltearme de nuevo y aprovechar los últimos rayos del sol, pues, él se veía sonreír en su ocaso de ese día, muriendo por hoy, en brazos de las montañas quienes lo recibieron y que ya no lo soltaban. 
Al darme cuenta que el cielo estaba solo para mí, pues, las aves curiosas y extrañadas de verme volando al lado suyo, ya se retiraban a sus hogares a dormir; ví, que en algunos lugares de la tierra se encendían sus luces artificiales y ahí en lo alto ví cuando apareció tímidamente la luna sin aún alumbrar, pues los últimos rayos solares todavía prendían al cielo, lo que si ví, fue como me coqueteó con sus enormes ojos y una sonrisa de mejía a mejía. 
Yo Le respondí su atención pidiéndole que aún no saliera del todo y tambien gritándole al sol que aguantará un rato más, pues, sino debería de despertar y jamas volvería a tener un sueño tan lindo.  Pensé _ ¿Quien soy yo para tener este privilegio? Aunque fuera en sueños pude volar entre aves, saludar a un capitán de una aeronave, casi morí cayendo en picada y luego rescatado por un Ángel con alas multicolores, más el sol obsequiándome tiempo para seguir soñando y, la luna coqueteando conmigo, ver desde lo alto algo que ni las aves han podido ver. El infinito que estaba tan cerca de mí. 
Por fin, el sol se rindió y la luna del todo salió a reinar en la oscuridad y yo por más que agité mis brazos no pude volar ya más y sin poder evitarlo caí y caí, pero suavemente, me resigné y simplemente me dediqué a observar las estrellas brillando, iluminando mi caída. 
Yo ignoraba que el Ángel me traía de vuelta a mi cama, con el amor que solo un ser celestial puede obsequiarte; por fin ya en mi cama, fuí colocado con mucho cuidado y amor. Luego de acariciarme mi pelo alborotado me tapó yo agradecí a Dios por el inmerecido sueño y profundo quedé relajado tratando de volver a soñar ese sueño que seguro jamás volverá. _ ¿Habrá mortal alguno que haya soñado algo tan bello? _ ¿Seré yo el único que pudo robarle al cielo un momento con él? 
Me dije con tan seguridad: _ ¡Solo aquel que tiene una gran imaginación para poder transmitir emociones por medios escritos, tiene ésta dicha! Agradecí a Dios por tal bendición a insignificante mortal. 
Al día siguiente me levante y tome mi PC y me apresuré a escribir lo que hoy les relaté para no perder detalle alguno ¿y saben? mientras escribía, veía mis dedos brillando con miles de tonalidades azules que mortal jamás verá.
Quiero recapitular ¿qué fué lo que cené, cuál fué mi oración, qué ropa usé, cuáles fueron las sabanas que esa noche usé? Revisé el termostato y cada detalle, para poder continuar con mi maravilloso sueño de ayer; pero nada. 
Ahora solo me queda, seguir soñando despierto y plasmando mis sueños en papel y compartiendo mis historias con el que las quiera leer y volar conmigo a lugares maravillosos, inventados y otros puestos ahí por el Gran Creador. Tratando que sientas lo que yo viví volando por aquel cielo azul, de una paleta extraña de miles de azules que mortal jamás podrá ver en su vida. 


Inspirado en la canción: "Volare" de: Domenico Modugno

domingo, 29 de marzo de 2015

Cuentos de la Catacumba


Los Celos Enfermizos de Gloria

Gloria estaba convencida de que Esteban la engañaba desde hace meses con alguien. Esa tarde Gloria no aguantó más los devaneos de su pareja, Así que decidió hacer algo que Esteban jamás olvidará.
- ¡Mi amor! ¿saldrás hoy como todos los jueves de éstos últimos meses?
- ¡Si querida ya sabes es uno de mis compromisos desde que me ascendieron en la empresa!
- ¡Bueno!, entonces descansa un poco más, mientras te preparo el baño y la ropa que usarás hoy en tu entrevista semanal.
- ¡Eres la mejor Gloria, te amo!
Esteban continúo descansando previo a su visita semanal, mientras que Gloria muy hacendosa y con una idea fija en su mente, se afanaba por arreglar todo para que su amado Esteban, recordara éste día, un día especial en el que Gloria decidió, según ella, dejar de ser la victima sentimental de Esteban.
- ¡Ya verás, después de lo que te espera jamás engañaras a nadie más en tu vida desgraciado! 
Pensó una mujer excitada debido a los celos que estas salidas semanales la alejaban de Esteban. Después de media hora preparándole todo a Esteban; Gloria llegó hasta donde Esteban descansaba, precisamente en la recamará donde dormían todas las noches.
- ¡Amorcito! ¡amorcito! ¡despierta, ya todo esta listo mi amor!
- ¡Hummmmmm! ¡que rico, que siesta más reconfortable! ¡eres la mejor Gloria, te amo mi amor, luego te lo recompenso!
- No te preocupes, esto lo hago con mucho amor, digamos que es parte de mis obligaciones para con mi amada pareja.
Esteban se levantó y se desnudo frente a Gloria, quien lo observaba con una mirada no muy usual esa tarde de jueves; Esteban se acercó hasta donde Gloria lo veía y le acarició el rostro, luego le beso la boca.
- ¡Lastima amor, créeme que quisiera quedarme contigo! Esteban presentaba en su cuerpo las señales inequívocas de su deseo sexual por Gloria. Pero Gloria luego de verle la entrepierna pensó.
- ¡Desgraciado el echo de irte con tu amante ya te tiene caliente! Mientras Gloria pensaba ésto, le sonrió con hipocresía a su pareja. Esteban, se retiró al baño y comenzó a ducharse. Mientras que Esteban se duchaba, Gloria se ubicó detrás de la puerta, estaba pendiente esperando que su plan fuera un éxito.
Luego de esperar por un par de minutos; de adentro del baño se escuchó gritar a Esteban.
- ¡Ayyyyyy!
- ¡Dios santo que es ésto!  _ ¡Gloria mi amor que me ha pasado, no entiendo! 
- ¡Ayyyyyyy que dolor! 
Del baño salía mucha bruma, por el agua caliente de la ducha. 
De entre la bruma salió Esteban, corriendo y apoyándose de las paredes del baño, completamente asustado y adolorido. Su pecho estaba completamente tintado de sangre y Esteban se tomaba del rostro. Esteban corrió frente a la vista desinteresada y con el rostro complacido de Gloria hacia el espejo que tenían en la recamara. Cuando Esteban estuvo frente a él, retiro sus manos del rostro y éste presentaba muchas heridas en todo su rostro, unas profundas, otras superficiales, pero todas le ardían mucho; pero cuando Esteban vió lo que le había sucedido, el ardor fue lo que menos le dolió, pues su rostro había quedado desfigurado. Un parpado le colgaba dejando ver todo el glóbulo ocular de Esteban. Mientras que con el otro no veía nada pues también tenía una cortada en ese ojo, la cuchilla le atravesó el parpado y se hirió el ojo, quedando ciego de él.
- ¡Te lo mereces maldito bastardo, por engañarme quien sabe con quien!
- ¿Fuiste tú quien me hizo ésto?  _ ¡Eres una loca! _ ¡Te odio maldita! 
Mientras ambos discutían hasta donde los celos de Gloria la habían llevado; el teléfono de Esteban sonó. Era lógico que Esteban no podía contestar el celular pues, con sus ojos y rostro lleno de heridas que le habían provocado las navajas de afeitar que Gloria colocó en el estropajo (pashte) para que ellas lo cortaran mientras Esteban se lavaba la rostro.
- ¡Debe de ser tu amante! ¡maldito! Le gritó Gloria a Esteban, quien seguía aguantando el dolor y se limpiaba como podía la sangre que no dejaba de salir de sus heridas.
- ¿Aló? Dijo Gloria 
- ¿Aló, Gloria? Preguntó alguien del otro lado de la línea.
- ¿Sí? ¡Carlos! ¡Dime Esteban se esta bañando! Era Carlos, el jefe de Esteban 
- ¡Dile por favor a Esteban que la sesión de hoy fue cancelada, debido al atraso del vuelo de nuestro socio en los USA!
Gloria entendió que ella había sido traicionada por sus celos y que Esteban era inocente de los pensamientos celosos de ella.
- ¡¡Maldita me has arruinado la vida, estúpida, te odio!! 
Gloria llamó a emergencias, sin emitir ninguna palabra pues, no habría nada que justificara su error, debido a sus celos enfermizos.

sábado, 28 de marzo de 2015

Soy lo prohibido


- ¡Sé que eres prohibido pero, no puedo soportar tenerte frente a mi y no besarte!
- Y, ¿qué te detiene Verónica?, ¡si yo tambien extraño tu cuerpo cuando no estas junto a mi!
- Pero, ¡es qué eres un hombre comprometido!
- ¡Eso nunca te importó Verónica, y creo que ya te estoy extrañando tanto, por las noches cuando no te veo!
Los amantes se besaron como nunca antes lo habían hecho, y luego, de un sorbo bebieron sus bebidas y luego se retiraron de aquel bar, tomados de la mano como una pareja de adolescentes. Sin dejar de verse a los ojos, salieron del lugar, mientras el Dj colocaba una canción vieja, un bolero muy romántico... "Pero como le explico a mi corazón, mi vergüenza de verte con otro amor, que te dió lo que no te diera yo, que falle como amante..." 
Al fondo del pequeño bar, una mujer no podía evitar que por sus mejías corrieran ríos de aguas salada y la letra de la canción le afectaba mucho más, ella bebió su copa como si fuera un bebedor empedernido y vicioso. Alzó su mano para llamar al mesero, quien se paró frente a ella presto y raudo.
- ¿Sí? señora.
- ¡Otro por favor!
- ¡Al instante señora!
- ¡Espere! traiga la botella por favor.
- ¡Como diga señora! 
El mesero se retiró, mientras, ella sacó de su bolsa de mano, con sus manos muy temblorosas, un cigarrillo y cuando se lo puso entre sus labios, de la nada apareció frente a ella un encendedor dispuesto a darle fuego al cigarrillo de la dama, quien aún lloraba. Ella acercó el cigarrillo sin ver quien era el propietario del encendedor, inspiró hasta casi terminar el cigarrillo y luego exhaló el humo, volteó y dijo.
- ¡Gracias, es usted muy amable!
- ¡Conozco a esos! Susurró el tipo.
- ¿Disculpe? Dijo ella extrañada. 
El tipo que se escondía entre la bruma del bar, le preguntó muy educadamente a la señora.
- ¿Puedo sentarme y acompañarla? para ésto, el mesonero estaba colocando en la mesa la botella de licor que la señora había solicitado hace unos instantes. 
- ¡Gracias joven! Dijo la señora al mesonero.
- ¡Para servirle señora!
- Y, ¡sí, siéntese!
- ¡Gracias! Dijo el desconocido, el cual ella pensó que quería abordarla y aprovecharse de su desventura. El tipo se sentó y sirvió un trago a la señora y él se sirvió otro igual.
- ¡Brindemos por la pareja que se acaba de ir de aquí! dijo el tipo, con la vos un poco descompuesta.
- ¡Salud! Dijeron y bebieron el licor.
- ¿Disculpe, hace un rato usted dijo conocer a la pareja por la que ahora brindamos?
- ¡Así es! ¡Permítame presentarme, me llamo Randall! 
- ¡Mucho gusto, yo soy Melina! 
- ¡Encantado Melina! Se dieron la mano y ella luego de ello, preguntó de nuevo.
- ¡Cuente! de ¿dónde los conoce? 
El se sirvió otro trago y lo bebió sin siquiera servirle otro a ella, ésto a Melina no le importó pues, pudo observar que Randall estaba tan afectado como ella. 
Luego de un largo e incomodo silencio, el cual Melina respetó. Randall la vió a los ojos negros y profundos, quienes por ese instante se habían tranquilizado y ya no lloraban.
- ¡Verá Melina, tengo como seis meses de estar tras esos dos!
- ¿Por qué Randall? Preguntó Melina muy preocupada y curiosa.
- Los empece a seguir desde un día que Verónica... _ ¿Verónica? ¿ Dijo Verónica? ¿Así se llama la chica?
- ¡Sí, Melina! ¡Ella es mi esposa! _ Y, ¡el desgraciado es su jefe! 
El secó algo que le humedeció a sus ojos verdes.
- ¡Efectivamente, Verónica, es la secretaria de Marco! Le corroboró ella a Randall.
- ¡Ese es el nombre del desgraciado! _¿Usted lo conoce? 
Ella no pudo responder y rompió en un llanto que lo contagió a él y por varios minutos ambos lloraron cada quien por su dolor y en su lugar.
- ¿Desean algo más los señores? Los interrumpió el mesero, quien al darse cuenta de lo que ahí sucedía pidió permiso y se retiró. 
Ella, Melina, luego de llorar amargamente, ahora rompió en Risas nerviosas pero no podía detenerse de reír; que contagió a Randall y ambos rieron como hacía mucho que no lo hacían.
- ¡Esta charla no tiene sentido! dijo Melina, sacó un billete de su cartera, una muy fina y se levantó de la mesa y sin despedirse se retiró del bar. 
Mientras ella llegaba a su carro y abría la portezuela, se acercó a ella Randall.
- ¡Melina, le suplico me disculpe! Ella se volteó y se lanzó entre los brazos de un asustado Randall
- ¡No se disculpe Randall! ¿No entiende lo que está pasando? el ingenuo de Randall dijo con un movimiento de su cara, que no entendía. Ella por su parte lo tomó de la cara muy joven de Randall y le dió un beso en los labios, Randall, sintió lo que hacía mucho no sentía, pero la separó de inmediato pues sintió mucho miedo.
- ¡Disculpe Melina, usted es una mujer muy atractiva pero yo, aun amo a mi esposa! Ella río en la cara de Randall con sarcasmo y le dijo.
- Pero ¡ella a usted ya no lo ama, ni el desgraciado de Maco me ama a mi! ¿entiende? él se lanzó en los brazos de Melina, una mujer de 40 años, pero muy atractiva, pues con el dinero que tenía, las dietas y cirugías la convirtieron en una hermosa cuarentona. Mientras que Randall, era un joven de 25 años y de muy escasos recursos, pero muy atractivo.
- ¡Suba al carro Randall! le pidió Melina y él obedeció, ella arrancó el BMW y se lo llevó. 
Hasta que llegaron a un hotel lujoso, ella pidió un cuarto, el mejor, al encargado. Pero Randall le dijo a Melina.
- ¡Debo irme Melina, Verónica puede regresar en cualquier momento y no quiero problemas con ella!
- ¡No sea iluso, ellos están ahora juntos y no me extrañaría que lo estuvieran haciendo en esté mismo hotel! _¿No entiende aún que la vida nos esta dando la oportunidad de desquitarnos de esos desgraciados? Y, ¡que ahora nosotros nos podremos reír de ellos!
- Pero Melina, ¡entienda que amo a mi mujer! Melina sonrió y con un gesto maternal, acarició el rostro de Randall, luego le dijo.
- Despues de esta noche Randall empezarás a olvidar a tu Verónica y una nueva vida para tí, nacerá hoy.  _¡Un nuevo amor nace hoy y me amarás tanto o más que a esa prostituta! _¡Y, yo te amaré a tí! 
Lo tomó de la mano y él ya no pudo decir que no, subieron al piso donde se encontraba una de las suites más caras del hotel. 
Cuando pasaron tomados de la mano como un par de adolescentes frente a una de los habitaciones; Randall, escuchó el orgasmo que vivía en ese instante alguien en aquella habitación lujosa, Randall, pensó. 
- ¡¡Verónica!! 
En ese momento, Randall, al fin comprendió lo que la vida le estaba dando con Melina, una bella cuarentona con mucho dinero.
Entraron en el cuarto de la par, de donde Randall escuchó a la mujer excitada, ya adentro de la habitación, se amaron hasta el amanecer. 
Desde aquella noche Randall y Melina, no se aman, sino que se devoran y ya ni se acuerdan de sus amados. De lo que ambos están muy seguros, es que ahora son ellos los que se ríen de Marco, un hombre de 55 y de Verónica una chica de 22, Realmente lo que les espera a estos dos, es algo sin futuro, pues, Verónica pronto engañará tambien a Maco y éste sufrirá cuando quiera volver con Melina y ésta solo se burle de él. 
Así es la vida, con la vara que midas seras medido. Solo que esta vez, dos almas se han encontrado y ahora se aman como nunca imaginaron, Melina y Randall, están pensando en pedir el divorcio a sus esposos y empezar una nueva vida juntos. 
Pero esta vez, ambos tienen la certeza que si han encontrado una pareja a la cual aman y de quien son amados y que se respetan; pero, lo más importante, es que jamás han hecho el amor; siempre, desde aquella noche que se conocieron se devoran el uno al otro.








viernes, 27 de marzo de 2015

Sin Tú Presencia


Sin tí
y yo deseándote tanto,
me siento como perro perdido
en ésta enorme cama. 

sin tí.
Un lote sin construir,
con ripio y tablas con clavos.
No puedo dormir, pensando 
solo en tí.

Sin tu presencia, sin tí
mi cama y yo...
como brújula sin norte,
como rosa sin tallo, sin jardín,
como eclipse sin luna,
como pez sin mar,
como alma sin cuerpo,
como firmamento sin estrellas.
Así son mis noches 
cuando duermo sin ti.

Sin tu presencia,
esta noche será una pesadilla.
Revolcándome con mi almohada
pensando solo en tí.

Sin tí
la vida llegó a su final,
la vida pasa lentamente,
la vida sin juventud,
la vida es vejez.

Sin tú presencia...
soy viento sin nubes,
soy sol sin amanecer,
soy playa sin arena,
soy sal en la yaga,
soy nada de nada,
todo por una noche 
que duermo sin tí.

Sin tú presencia... 
esa que tanto amo,
esa que hoy tanto extraño,
esa que me da calor,
esa que me da frío,
esa que satisface a mi erotismo.
Sin tú presencia... 
¡Muero!
Por cada noche que duermo sin tí.







jueves, 26 de marzo de 2015

Dios sabe porqué tiene a los sapos bajo las piedras


En un estanque de un río muy tranquilo, de aguas cristalinas, se encontraba un niño atrapando pecesitos para llevarlos con él a su pecera improvisada en casa. Entre los butes que se encontraban entre sus manos, había uno diferente.
- ¡Padre mira los peces que atrapé! El padre del niño se acercó y vió el agua entre la manos del niño y observó que entre los butes se encontraba un tepocate y luego de ayudarlo con los butes y de colocarlos en la bolsa, tomó al tepocate y lo regresó al río.
- ¿Por qué has regresado a ese pecesito? Preguntó el niño muy triste a su padre, quien de inmediato le explicó al pequeño cual era la diferencia entre los butes y el tepocate... _ ¿Entiendes hijo?, el tepocate no es un pez es un batracio que muy pronto sufrirá una metamorfosis y cuando éste crezca botara su cola que le sirve para nadar y le saldrán cuatro patas; entonces se convertirá en un sapo o rana. El niño entendió y quedó contento con la pesca de ese día. 

El tepocate o renacuajo, regresó al río y se mezcló entre los butes o pecesitos, pero éstos lo veían con recelo y se alejaban de él.
- ¡Hay que alejarse de él!, dice mi madre que pronto sufrirá una transformación y se volverá en otra criatura. Y todos se alejaban de él, sin embrago el pobre tepocate los seguía a donde fueran.
Un día, el tepocate cansado de ser rechazado entró bajo una piedra para disipar sus penas, debido al rechazo del resto de amigos que según él tenía. De aquella piedra un día salió, como sapo; todos los peces quedaron admirados en lo que se había convertido el pequeño rechazado del río y se alejaron temerosos del estanque pensando que podrían ser devorados por el enorme sapo, el cual inflaba su pecho y luego de él salía un estruendoso sonido. El ahora sapo, se sentía orgulloso  de su porte y de poder vivir bajo el agua del estanque y en la superficie a orillas del río. Pero su hogar, era bajo las piedras del río, de ellas salía cuando escuchaba que por ahí volaba algún insecto y donde ponía el ojo, estiraba su lengua y atrapaba a su alimento, los peces lo veían admirados pero con temor. 
Un día, se acercó uno de los peces y le habló sin temor al sapo.
- ¿Oye, tu eres el pez raro que nos seguía por doquier? El sapo infló su pecho y con mucho orgullo respondió.
- ¡Supongo que ese soy! el pez retrocedió un poco mientras el resto de peces se acercaba sin miedo a interrogar al enorme sapo.
- Y, ¿nos comerás? preguntó otro de ellos desde muy atrás.
- Debería, pero ustedes no están en mi dieta. Aunque un día saldré de éste estanque y volveré para pescarlos y comerlos sobre una mesa llena de oro y lujos.
- ¿Sufrirás otra metamorfosis? preguntó uno de los peces que lo rodeaban
- ¡Claro que no, mi próxima vida será la de un príncipe! ¡pues ese es mi destino!
- ¿Un príncipe? rieron todos en el estanque, eso molestó al sapo quien brincó muy lejos de ahí.
Mientras que los peces seguían riendo y burlándose del enorme sapo. Algo pasó ese día; una princesa que un poco más arriba del estanque lloraba, por ser una princesa no muy agraciada y de la cual se burlaban las princesas vecinas de aquel reino quienes le gritaban que ella nunca encontraría esposo por ser como era. 
En uno de sus brincos, el sapo llegó hasta donde se encontraba la princesa quien lloraba, hasta que un sonido provocado por el sapo la atrajo hacía él; lo tomó entre sus manos y el sapo estiró su enorme boca para recibir el beso esperado por él, la princesa en su desesperación y con mucho asco, cerró los ojos y estiro su labios y beso al sapo, quien en ese momento se convirtió en un bello príncipe.
- ¡Mi lady, permítame secar sus lagrimas! la princesa se asustó y su cuerpo echó hacía atrás, pero el sapo, quien sabia bien quien era le insistió y luego de limpiar las lagrimas de la princesa la levantó del lugar y de inmediato la desposó. 
El sapo, heredó el trono del reino y la princesa desafortunada fué feliz con su esposo el ahora rey del lugar.
El rey sapo, regresó al estanque con sus criados y ordenó sacar de aquel lugar todos los peces que puedan para la cena, los peces supieron que se trataba del sapo y huyeron; la mayoría logró escapar con vida, no así unos pocos y de aquel estanque no se volvió a ver un solo pez. Éstos escondidos decían: _ ¡Malvado Sapo se esta vengando de nosotros! 
Esa noche el príncipe sapo, degustó de mucho pescado y sí que disfrutó comiéndose a los que un día lo marginaron en el estanque. 
El tiempo pasó y la reina la que un día fue una princesa muy fea, el tiempo hizo que la princesa fea se convirtiera en una bella reina, una muy querida por su pueblo mientras que el rey sapo, siguió con su vida y ahora era un rey déspota y malvado. Pues él se  creía mejor que todos en el reino y engañaba a la reina con las princesas que un día se burlaron de ella por su fea apariencia, pero esa apariencia solo fué una mala adolescencia, la cual al pasar el tiempo de ella nació una hermosa y joven mujer. 
El rey sapo, seguía haciendo de las suyas y la reina no estaba de acuerdo con que su pueblo siguiera sufriendo a causa del sapo, entonces la reina se dijo: _ ¡Es tiempo de que éste sapo vuelva a las piedras lugar de donde un día lo saqué! 
Y, mientras el sapo dormía cómodamente, ella se acercó al sapo y sus labios enormes besó, en ese instante el rey se convirtió en sapo nuevamente. 
La reina la tomó entre sus manos y salió del palacio hasta el estanque, mientras el sapo aun dormía; cuando llegó al estanque, los peces, que era la única hora en que podían salir de su escondite, vieron como la reina colocaba al sapo bajo la piedra en donde un día lo encontró.
- ¡Por ser un ser tan egoísta y malvado, te regreso de dónde nunca debiste haber salido, bajos las piedras! _ ¡Sabio es Dios, por mantener a los sapos bajo las piedra! dijo y luego la reina se retiró del lugar, los peces esa noche hicieron fiesta al ver que ya no serían perseguidos por su enemigo, el sapo.
Al día siguiente. el sapo despertó y luego de estirar sus patas, quiso llamar a la servidumbre para que le llevaran su desayuno a la cama, pero lo que escuchó lo asustó mucho.
- ¡¡Croac!! ¡¡Croac!! el sapo, despertó del todo y vió que ya no era el rey; que de nuevo era un sapo común y corriente, él no se la creía, pero del estanque escuchó a los perseguidos por él.
- ¡Jajajaja! ¡Buenos días su majestad! ¡Jajaja! 
El sapo dijo nuevamente: _  ¡¡Croac!! y luego de eso, saltó y saltó y nunca más al estanque regresó.
Hay quienes dicen haberlo visto bajo las piedras, lugar de donde nunca debió haber salido.
El estanque volvió a ser un lugar hermoso, con aguas cristalinas y muchos butes y algunos cuantos renacuajos. Y, el reino de ese lugar, jamás fué mejor que ahora, gobernado por una bella y sabia joven reina.


"Dios sabe porqué tiene a los sapos bajo las piedras". Así sucede muchas veces con nosotros, los humanos, mientras nada han tenido viven en comunión con sus vecinos, por malos o buenos que estos sean, pero cuando la suerte les sonríe y se vuelven poderosos y ricos; sale de ellos, la maldad, la envidia, la petulancia y tantos otros adjetivos; los que se les suben a la cabeza, olvidando del lugar de donde un día salieron. "Debajo de las piedras". Por ello digo: _ ¡Dios sabe por que tiene a éstos personajes bajo las piedras! Por ello, un día son regresados ahí, lugar de donde nunca debieron haber salido y el retornar a ese lugar de dónde pertenecen, eso tampoco les cambia para bien. Siguen siendo lo que siempre han sido... ¡Unos arrugados y petulantes Sapos!




miércoles, 25 de marzo de 2015

El cachorro y la perrera municipal


Un par de cachorros corrían por la calle, sin cordel ni ficha que los identificara, eran macho y 
hembra, de colores blanco y café, uno de ellos, seguramente la hembra, tenía los colores más vividos.
Sus lenguas casi rosaban el pavimento por la transpiración pues, hacia un tiempo que se habían escapado de algún lugar y sentían por primera vez la libertad de correr por las calles de una pequeña ciudad, a orillas de la gran ciudad.  Ellos, quienes ignoraban del peligro al que se aventuraban, seguían simplemente sus instintos de cachorros y éstos simplemente eran, correr, halarse de la cola, morderse las patas traseras, olerse el trasero, lamerse los hocicos, revolcarse en alguna verja del vecindario. Los vecinos disfrutaban de ver al par de cachorros jugueteando; para los humanos, pero entre ellos, amándose como el más grande amor de adolescentes. 
Pero, como el amor correspondido provoca envidias en algunas malas personas, sin darse cuenta y embelesados de amor llegaron a dar a una casa, en la cual, con sus juegos y arrumacos destrozaron a varios rosales de dicha casa, los dueños del lugar llamaron de una a la perrera municipal, quienes se hicieron presentes con correas, palos periscópicos, y redes, como si los animalitos fueran un par de maleantes, fueron atrapados y confinados a un encierro sin futuro, ambos, uno en cada celda a la par, seguían ladrándose y lamiéndose, sin presentir que su futuro no era del todo prometedor, pero para ellos la vida seguía siendo igual pues, se encontraban el uno con el otro. Sin siquiera tomarse la molestia de ver quien había abierto la puerta del pasillo, ellos seguían con sus caricias amorosas, mientras el carcelero enseñaba a una niña los animales que serían sacrificados sino encontraban pronto un hogar que los adoptara, cuando la niña vió los colores llamativos de la perrita, corrió hacía la jaula que la guardaba y gritó a su madre.
- ¡Ésta quiero madre, mira que hermosa! La niña acarició a la perrita, quien dejó de juguetear con su amigo de aventuras, mientras la niña la sacaba de la jaula y ella le lamía toda su carita.
- ¿Seguro que es ella la que quieres? Preguntó la madre a la niña, quien ya no soltó a la perrita, mientras que en la jaula de la par el perrito de color blanco y manchas cafés, pero de menor intensidad movía su cola y jadeaba con su lengua rosada, como diciendo: _ ¡Venimos en combo! _Llevennos a los dos! ¡Ella y yo nos amamos! 
Pero el perrito fué ignorado y luego de que la perrita salió del largo pasillo, el perrito quedó solo y empezó a gemir de miedo, un miedo no por quedar solo en el frió lugar, sino por el echo de no tener a su amada a su lado para simplemente olerla. 
El celador entró con palo en mano y le somató la jaula y luego le grito: _ ¡Te callas, perro del demonio! y el cachorrito enmudeció; se enrolló y luego empezó a tiritar y ahí quedó abandonado a su suerte, la cual ya conocemos, "si no lo adoptaban sería sacrificado".
El tiempo pasó y la perrita de colores brillantes tambien creció junto a la niña, quien la amaba tanto, dormía con ella en su cuarto, la bañaba, la perfumaba, la peinaba, pero sin que la ahora adolescente se percatará, la perrita por las noches veía a la luna, quien entraba por la ventana del cuarto de la señorita en el segundo piso de la casa, de la pequeña ciudad, lugar en donde un día corrieron libres los cachorritos, amándose como adolescentes. 
En esa noche mientras la jovencita dormía plácidamente la perrita suspiraba pensando y recordando a su amado, ella pensaba, _ ¿sería adoptado? ¿qué será de él, me recordará? 
Y, de sus hermosos ojos, lagrimas corrían por sus lagrimales, mojando su pelaje del hocico. En esta condición pasaba parte de las noches la perrita recordando a su amor de cachorros, al que nunca más volvió a ver y mucho menos, aunque se esmeraba por olfatear los aires que de algún lugar llegaban a su hogar, trataba de encontrarse con el olor del cachorro y cuando salían a sus caminatas con la adolescente, olía todo lo que le era posible, con la esperanza de encontrase con el olor del recuerdo, con el olor del amor. 
El tiempo continuó y la perrita creció y entró en celo la chica tambien maduró y se volvió una jovencita muy hermosa, muchos vecinos quisieron que sus perros se amaran con la hermosa perra, pero ella fue fiel a sus recuerdos y no aceptó nunca a otro perro, por muy bello y fino que éstos fueran.
- ¡Lo siento, pero no son compatibles, quiza para la próxima brama!
- ¿Si verdad nena? ¡ojalá pues, serían hermosos los perritos de su perrita y el mío! 
La chica simplemente sonreía, pero respetaba la decisión de su perrita a quien consentía mucho.
Una de tantas noches, la ahora jovencita despertó de una pesadilla y recordó con ella cuando conoció a su perrita, la vió viendo a la luna, se acercó a ella y la tomó entre sus brazos y esa madrugada observó el dolor de su perrita pues, le vió como corrían por los surcos que el tiempo y las largas noches habían hecho en el hocico de ella y sus lagrimales; la chica la abrazó y llorando le dijo, a su querida amiga, la perrita.
- ¡Ahora recuerdo que en la jaula de al lado había un perrito igualito a tí! ¡por él es que lloras! ¿verdad?
- ¡Yo era una niña y no pude ver que él era el amor de tu vida! ¡pues, si eso fuera hoy los habría adoptado a los dos! 
La perrita quien entendió y vió la sinceridad en las lagrimas de su amiga, le lamió el rostro salado y abrazadas durmieron esa madrugada, sufriendo por lo que fué la suerte del cachorro.
Al mes de aquel descubrimiento y de ahora ser más amigas que nunca, ambas regresaban en su cucarachita color morado de un viaje a la finca de los abuelos y cuando llegaron a casa y bajaron del auto, vieron que la cuadra estaba estrenando de hace días vecinos nuevos, la chica observó que en la casa de enfrente, un chico de su edad, buen mozo, la observaba y en un momento de astucia la saludo; ella, no supo que hacer por unos momentos más luego, respondió al saludo, él se acercó a la chica para presentarse y luego de él estar junto a ella, la perrita no paraba de oler los tenis y el pantalón del chico y su cola se abanicaba como queriendo despegar del suelo y volar por los aires.
- ¡Veo que le has caído muy bien a mi princesa! Ese era el nombre de la perrita. El chico le sonrió y le dijo.
- ¡Seguramente no es por mi! ¡ya verás! El chico se llevó los dedos a los labios y de ahí salió un silbido muy fuerte; luego gritó.
_ ¡¡Rocky!! ¡ven! De la casa del chico salió a la orden de él y su silbido, un perro hermoso de colores idénticos al de Princesa; Rocky, corrió y atravesó la calle y sin importarle su amo, él se dirigió de una hacia donde se encontraba la Princesa, revolcándose sobre la grama, gimiendo de felicidad; el Rocky le mordisqueó sus patas traseras, luego le halo sus enormes orejas y entonces ella rendida sobre la grama y él sobre ella, se lamieron sus hocicos, como alguna vez lo hicieron. El chico le dijo a ella.
- ¡Lo encontré en la perrera municipal, justo cuando iba a ser sacrificado!  Y, ¡ese día lo adopté! 
- ¿En serió?... ¿será entonces?... Ella, lloró solo de imaginarlo.
- ¿Será qué? dijo el chico, tomándola de la barbilla, mientras que los perros no dejaban de amarse.
Ella le contó la historia y las noches de insomnio de la Princesa, a lo que él dijo: _ ¡El Rocky tambien llora por las noches, viendo a la luna! Entonces, dijeron al mismo tiempo los jóvenes 
_¡¡Son ellos!! Y, los perros ladraron, corroborando lo recien descubierto por los jóvenes.
Meses después, nacieron de la Princesa y del Rocky, una camada de cuatro perros idénticos a ellos, dos hembras con colores brillantes y dos machitos muy inquietos.

Demás, estaría contar que los chicos se enamoraron y ahora piensan en casarse y que nunca regalaron ni vendieron a sus cachorros, por más que los vecinos les ofrecieron buena lana por ellos. 
Ellos, los jóvenes y futuros esposos, no quieren separarlos nunca más. 
           
                                  FIN




Historia Universal del Amor


Desde que empezamos nuestra historia amor,
el libro de Historia Universal dejó de ser importante.
Se rompió en mil piezas, nadie quiso volver a leerlo.
Todos quisieron emular nuestra bella historia de amor.
Ahora es cuando o, el nunca llegará... ¡les grité!
pero nadie se animó, por temor a no amar tanto como yo
uno a uno se marchó, con la cabeza en bajo
el corazón arrastras y la vida en vilo.
Nunca nadie amó tanto como yo te amo.
Nunca nadie amó tanto como tú me amas.
Para muchos, es tan dificil por que anteponen 
viseras antes que el amor,
cuando lo que debe de gobernar es el corazón;
por ser él, el elegido para ésta rutina en pareja.
¡Ahora! o el nunca llegará.
Deja de lado: Orgullo, vanidad, superioridad, machismo;
y entrega sin reserva a tú corazón.
Y, pregunta: ¿O te quedas, o te vas?
Escribe tu historia de amor... 
Con tinta y sangre del corazón.
Escribe sobre pergamino, para que perduré por siglos.
Usa el latín, para que todos quieran traducirla y conocerla.
Usa la prosa, pues así se enganchan linea a linea.
Escucha al dictador y conocedor en la materia: ¡Tú corazón!, 
pues a él le pertenecen estos temas.
Deja de lado: El orgullo, la vanidad, el machismo, la mediocridad.
Pues, para seres así no hay lugar 
en el libro de Historia Universal del Amor.
¡Ahora, es cuando, pues, el nunca está a la vuelta de la esquina!
Permite que obre tu corazón sobre el corazón del ser amado... Y,
Ahora escribe tu Historia Universal de Amor.













martes, 24 de marzo de 2015

Las Cartas están Echadas!!


- ¿Debe de ser aquí? Dijo el tipo con papel en mano, según él en silencio, pero las ratas del basurero lo escucharon y corrieron asustadas por el callejón húmedo; en los charcos, alumbraba la luna al tétrico escenario. Él, las vió huir lanzando sus chillidos y continuó viendo los números del lugar.
- ¡Sí!, ¿acá debe de ser? ¡6-66! Toco a la puerta.
- ¡Toc, toc! Al buen rato, se abrió una puertecita incrustada en la puerta grande ésta, se corrió y del lugar salió una nube de humo gris, y se alcanzó a ver un par de ojos, enormes con las venas reventadas, en ellos.
Antes de que el hombre dijera nada pues, la tos no se lo permitió se cerró la puertecita y se escuchó como los pasadores de la puerta grande se deslizaban permitiendo abrir la enorme puerta. 
Se escuchó un rechinido que erizó al gato negro que dormía sobre la cornisa y de ahí huyó, buscando un mejor lugar para pernoctar la fría noche. Cuando la puerta se abrió, de ella salió más del humo gris y el olor a azufre se mezcló con su loción, Hugo Boss, haciendo una combinación asquerosa.
- ¡Hueles rico! Dijo el portero, con un acento de ultratumba. _ ¡Pasa te esperan! 
El tipo lo vió y se extrañó con lo que le dijo el enorme portero, sí ni él sabía que llegaría, pues, aún tenía dudas de lo que hacía.
Entró al lugar y lo único que pudo ver, fué una mesa redonda al centro de la muy oscura sala, en el lugar tres bultos, los cuales ni se movieron, simplemente siguieron sacando humo de sus alargados cigarros o porros, de los cuales ni la ceniza se movía. 
El grandote lo invitó continuar hasta la mesa y éste con muchas dudas, caminó sin poder ver absolutamente nada a su alrededor, siguió hasta que llegó justo a la par de la mesa, en la cual solo había una silla vacía, los tres lo vieron y luego vieron la silla vacía, el hombre entendió la invitación y se sentó; ya acomodado en el lugar seguía únicamente la mesa y sobre ella una vieja bombilla la cual, por ratos se balanceaba como péndulo, y por otros instantes quedaba quieta, como si alguien la detuviera de su movimiento.
El tipo vió el rostro de los tres personajes sentados y solo vió de sus rostros lo que la bruma le permitió, en uno de ellos; unos ojos rojos como sangre, de otro un vacío profundo, y del tercero unos ojos azules con pepitas negras, muy negras. Los tres echaban humo, mucho humo. Uno de los tres dijo.
- ¿Traes tu ficha? sino, ¡vete! El hombre, con un temblor en sus manos extrajo de su gabardina una ficha de color blanco. Los seis ojos quedaron con un asombro que no pudieron evitar; el grandote, desde el fondo no pudo tambien evitar que se le escapara un gemido de asombro y de inmediato tapó con sus sucias manos a su enorme boca y vió hacia el cielo como si se pudiera ver algo.
- ¡Bien! Dijo alguien. ¡Empecemos el juego! Y se asomaron unas manos, que tomaron el mazo de naipes. El chico de la ficha blanca, dijo tímidamente.
- ¡Quiero otro mazo!, ¡uno nuevo, por favor! Entonces el tipo de los ojos, sin ojos saco su mano nuevamente, una huesuda con una uña larga y blanca con orilla amarillenta y la puso sobre el mazo negado y luego de darle un sutil golpe con esa uña larga que se extendía de una mano huesuda,  el mazo de naipes se incendió hasta que simplemente se convirtió en una pequeña nube de humo, el cual ascendió hasta el foco; de inmediato, otro mazo  fué colocado sobre la mesa. El de ojos rojos muy rojos, quiso tomar el mazo con su pezuña, pero el chico dijo _ ¡No! ¡Él! señaló al de los ojos azules con pepitas negras. Éste tomo el mazo y lo barajó como todo un profesional que era, hizo una serie de suertes con el naipe y la baraja le obedecía quedando el chico recien llegado, maravillado de lo que sus ojos veían. Por fin, el huesudo dijo_ ¡Ya basta! ¡Juguemos! Mientras que el de ojos rojos exhaló un gruñido como apoyando al otro. 
El de los ojos azules y pepitas negras, lanzo las cartas, estás iban cayendo con gracia y se colocaban de manera armoniosa frente a cada quien. Al terminar cada quien tomó sus naipes y el muchacho dijo, con la voz entre cortada. 
- ¡Las cartas están echadas! Como queriendo decir, no hay marcha atrás. Cada cual las tomó y vió lo que la suerte les había deparado, de la frente del joven corrían gotas de sudor mientras el resto solo movían sus ojos sin expresión alguna.
- ¡Apostemos! Dijo el de los ojos rojos, muy rojos. Y, cada uno lanzó su ficha, el huesudo de ojos sin ojos, lanzó la de él, una negra toda demacrada, mientras que el colorado, de ojos muy rojos lanzó la de él, una roja que hizo que en el lugar donde cayó saliera humo, luego lanzó la de él; el de los ojos azules con pepitas negras, otra ficha blanca como la del hombre nervioso, solo que a ésta se le veía que había sido rehusada mucho, por muchos juegos. 
Por último, el muchacho lanzó la que le pertenecía y mientras esta volaba haciendo cabriolas por el aire, los tres tahúres la seguían con sus ojos, sin poder evitar la lujuria y deseo por esa ficha. Por fin, se hizo con el resto.
Todo quedo en silencio, mientras veían sus cartas, todos tenían un juego inmejorable, legal o ilegal, honesto o con trampas, quien podría decirlo. 
El muchacho vió la suerte que las cartas le deparaban y repitió, pensando que nadie lo escucharía.
- ¡Bueno, la suerte esta echada, que sea lo que sea! El resto, menos el de los ojos azules con pepitas negras, sonrieron, se escuchó un tronido de huesos y tambien somatar sobre el piso una cola bifurcada con mucha fuerza. El muchacho y el de los ojos azules con pepitas negras, se vieron fijamente entre sí, los otros dos no se percataron pues la emoción les invadía.
Cada uno de ellos pidió una carta, menos el chico, quien se repetía:  _ ¡La suerte ya esta echada! Ésto los emocionó más y se escuchó nuevamente los huesos y la cola. Mientras que la ficha del chico simplemente brilló en medio del resto de ellas.
- ¡Bueno! Dijo el huesudo, poniendo sus cartas sobre la mesa, nadie podrá ganarme esta vez y dirigió sus brazos huesudos hacia la fichas para tomarlas, como virtual ganador. Pero en ese instante dijo el de los ojos rojos, muy rojos _ ¡No! ¡yo gané! y colocó los naipes sobre la mesa y efectivamente su juego era mejor, el chico simplemente tragó saliva. Pero cuando el de los ojos rojos, muy rojos, quiso tomar las fichas con sus pesuñas, El chico dijo:  _ ¡Un momento! ¿Creo que ésto le gana a ambos?
Y colocó sus naipes sobre la mesa y sí, su juego era mucho mejor, el huesudo rió dejando escuchar a sus huesos vibrar, mientras que el de los ojos rojos, muy rojos ya enojado dijo: _¡Has hecho trampa! ¡Yo he ganado y tu ficha me pertenece! Se levantaron de golpe el huesudo y el colorado, tomando de un brazo cada quien al chico. Éste muy asustado repetía _ ¡He ganado honestamente!
A lo que entonces el de los ojos azules, muy azules y de pepitas negras muy negras se puso de pié y cuando lo hizo, todo aquel lugar se iluminó y la ficha del chico se elevo junto a la del los ojos azules y pepitas negras; todos quedaron inmóviles y dijeron al unisono. _ ¡Tú otra vez! Éste les respondió _ ¡Si! ¡tramposos! ¡El chico ha ganado y me ha ganado a mi tambien! ¡su hora no es aún! Irguió sus enormes alas y las agitó, provocando en el lugar un torbellino, el huesudo reviró por un lado y el colorado por el otro y la ficha del chico se elevó por los aires hasta que se posó en la palma de su mano derecha. 
Y, en ese instante se escucharon los instrumentos en el Hospital Central y el Dr. Marroquín, quien dijo
- ¡Lo recuperamos! ¡esta de nuevo con nosotros! ¡Se pondrá bien! ¡Que susto nos dió! El Dr. Marroquín, ordenó el medicamento y salió del cuarto de operaciones mientras que Lily, la enfermera, le dijo: _ Dr. no era su hora ¿verdad?  El Dr. Marroquín con una sonrisa en sus labios dijo  _ ¡No Lily! ¡No era su hora! ¡Aun le queda mucho por vivir!
Mientras que ésto pasaba un hombre vestido de enfermero de ojos azules con pepitas negras muy negras, abrió la mano del muchacho y tomo la ficha blanca, se la metió en la bolsa y luego sin que nadie se percatara de él, se retiró del lugar. 
Pero el chico, aún adormitado por la anestesia lo vió cuando se fue y dejó la sala. Pero, antes de salir de ahí con sus alas hizo desaparecer del lugar al huesudo de ojos sin ojos y al colorado de ojos, rojos muy rojos; quienes se hicieron nada cuando fueron tocados por las alas del Guardián de las causas justas, un Ángel, con los ojos azules y con pepitas negras, muy negras.

¿Cuándo?, dime: ¿cuándo, cuándo?


Dime: ¿cuándo? ¡tú seras mía!
Dime: ¡cuándo, cuándo!
El saberlo me hace tan feliz,
cuando me dices que sí, y
me aseguras que pronto será.
Cada momento del día. 
Cada instante en la semana.
Emocionado te veo venir.
Y, pregunto: ¿Cuándo, cuándo?
Caminando muy sensual,
soltando a tú cabellera,
moviendo tus pestañas,
guiñándome tus ojos.
Mi corazón se acelera y pienso: ¿Cuándo?
Tú, te ríes y te vas.
Yo te grito: ¡Cariño! dime: ¿Cuándo, cuándo?
Y te vas, 
caminando como felina,
moviendo a tus caderas,
enseñándome tus muslos,
volteando para verme, con  tus ojos picaros,
soltando tu cabellera tan sensual.
Simplemente te veo ir y, yo quedo preguntando:
Dime: ¿Cuándo, cuándo?
Eres mala mujer,
jugando con mis sentimientos.
Despiertas en mí, cada poro sensual,
alimentando mi sistema porno.
soñando contigo muy sensual
y en el momento justo,
despierto bañado en sudor y deseo.
Y, solo pienso: ¿Cuándo, cuándo?
¡Oh cariño! dime ¿cuándo?
Cariño, dime: 
¿Cuándo seras mía?....
¡¡¿Cuándo?!!

SergioRaga 
24/3/15


Cuándo, dime, ¿cuándo, cuándo?

Dime, ¿cuándo tú seras mía? 
Dime: ¡cuándo, cuándo!
El saberlo me hará tan feliz, cuando me digas que sí y me asegures que pronto será.

Cada momento del día. Cada instante en la semana. Emocionado te veo venir.

Y te vuelvo a preguntar: ¿Cuándo, cuándo?

Caminando muy sensual, soltando tu cabellera, moviendo tus pestañas, guiñándome tus ojos, mi corazón se acelera y pienso, ¿Cuándo?

Tú te ríes y te vas. Yo te grito, ¡Cariño!, dime, ¿cuándo, cuándo?, pero te vas, 
caminando como felina, moviendo tus caderas, enseñándome tus muslos, volteando para verme con  esos ojos pícaros y soltando tu cabellera tan sensual.

Simplemente te veo ir y yo me quedo preguntando: ¿Cuándo, cuándo?

Eres mala mujer, jugando con mis sentimientos.

Despiertas en mí, en cada uno de mis poros  mi sensualidad, alimentando mi sistema porno, soñando contigo muy sensual, y en el momento justo, despierto bañado en sudor y deseo; y pienso, ¿cuándo, cuándo?, cariño, dime ¿cuándo?

Cariño, dime, ¿cuándo serás mía?...
¡¡¿Cuándo?!!

SergioRaga
9/3/24



inspirado en la cancion del mismo nombre de E.Humperdink

lunes, 23 de marzo de 2015

Los vendedores de libros


- ¿Hijo? Susurró mi madre en la puerta de mi cuarto, yo que me encontraba aun adormitado, pues, era un domingo por la mañana, a eso; como a las diez y media de la mañana.
- ¿Qué pasó madre? ¿Ya viste la hora? Dije algo molesto pues, mi semana había sido un poco pesada en la universidad, semana de exámenes semestrales.
- ¡Disculpe el señor pero lo buscan! me dijo con sarcasmo 
- ¡En tal caso, sácale la madre a quien te envió el mandadito! Sonrió mi madre con esa picaría que la caracterizaba, pensé _¡Debe ser algo especial pues, de no ser así los hubiera mandado mucho a la madre! Escuché cuando mamá dijo. _ ¡Pasen adelante, ya viene el haragán, siéntense! ¿Quieren tomar algo?
- ¡Un vaso con agua gracias!
- ¿Qué diantres pasará en la sala? Me apuré a vestirme y me arregle mi cabellera que aún tenía para lucir, me lave la cara y me embadurné desodorante y casi acabo con mi mejor colonia. Cuando salí de mi cuarto, me tope con el super tranquilo de mi padre.
- ¡Oye viejo! ¿quién está en la sala con mi madre? Mi padre ni se detuvo pues, llevaba prisa con rumbo hacia la cocina, pero escuche su vos tan suave, que dijo. _¡Son unos vendedores de libros!
- ¡¿Quéee?!
- ¡Lo que oíste! 
- ¡A la Vieja! ¡Vendedores de libros! ¿Pero quien fué el hijueputa, qué me envió a unos vendedores de libros y en domingo? 
- ¡Fué Jacobo! Dijo mi padre quien regresaba ya tranquilo de la cocina con su tasa de café en mano y se alejó al patio con una enorme sonrisa en sus labios. _ ¡Ve que hijo de cien mil prostitutas! ¡pero me va oír a hora mismo! Cogí la extensión del teléfono que había en mi cuarto y lo llamé.
- ¡Aló! Dijo Jacobo al otro lado de la línea
- ¡Vos cerote! le dije, en tono molesto.
-¡Ya llegaron! Dijo con emoción y agregó _ ¿Qué te parecen? _ ¿Qué me parecen? ¡Tú madre cabrón! Y le tiré el teléfono. 
- ¡Ésto no tiene sentido! ¡El cabrón, está emocionado, mi madre condescendiente y mi padre sonriente! ¡mejor salgo! 
Y así lo hice, salí a la sala y a la primera que ví fué a mi madre, quien al verme se puso de pié diciendo.
- ¡Bueno, por fin, acá se los dejo! Se levantó y se retiró a sus quehaceres; yo salí y al estar frente a los vendedores de libros, quede estupefacto; sin palabras, mi pensamiento repitió. _ ¡Bendito seas Jacobito, amigo mio, mi hermano!
Al estar parado frente a los vendedores de libros, se pusieron de pie y me extendieron sus manos para presentarse. Yo, que aun no me la creía, robóticamente extendí mi mano, con el cuerpo sin alma pues, mi alma andaba en otro lado en ese instante.
- ¡Hola Sergio, Me llamo Bety! Dijo la rubia, como de un metro setenta y cinco de estatura y medidas 90-60-90 cualquiera hubiera dicho: ¡¡Miss Venezuela!!
- ¡Hola Sergio, yo soy Verónica! Dijo la trigueña, un poco más alta que Bety y muy exuberante, al menos eso veía mi alma, quien les estaba dando vueltas al rededor de sus cuerpos, como escaneándolas. 
Eran perfectas. Verónica sería: ¡¡Miss Brasil!! No se, como pude, pero les dije 
- ¡Siéntense por favor!
- ¿Les ofrezco algo? _ ¡No gracias ya tu mami nos dió agua gracias! 
Me senté y ellas a lo suyo, empezaron su charla, yo las dejé que sacaran su arsenal y las veía sin escuchar nada, absolutamente nada de lo que se habían aprendido en su entrenamiento, yo seguía agradeciendo a Jacobito, a mi madre por no mandarlas a la chingada.
Al final, me dije: _ ¡Ya mucha charla, ahora les toca oírme a mí!
- ¡Vean Bety y Verónica! No estoy interesado en comprar absolutamente nada de lo que me ofrecen y no es que no me interesen, pues, son maravillas literarias, pero ahora simplemente soy un estudiante y mi presupuesto no da para meterme en una deuda. Y agregué.
- ¿Qué les parece, si guardamos los libros? hoy es domingo y el día está muy bello, ¿me aceptarían qué las invite a almorzar? ¡para conocernos mejor!
- ¡Bueno yo no puedo! Dijo Miss Brasil, pero Bety, ¿tú si puedes, no es así?
- ¡Bue...no! Dijo una sorprendida Bety por su hermosa amiga y yo al verla titubear aproveché.
- ¡Bueno no se hable más! ¡Hoy Bety y ¿Verónica, quedamos pendientes?
Así empezó mi hermosa amistad con Bety, la hermosa rubia vendedora de libros, la Miss Venezuela. 
Pasó un tiempo prudente y Bety pasó de ser una simple vendedora de libros, a ser la flamante novia de Sergio. La pasamos muy bien durante varios meses, yo ni me la creía y es que era una mujer bellísima, aún hoy me pregunto, _¿por qué Jacobo me las envió?, a lo mejor se sintió menos y pensó _¡Estas pulgas, jamas brincaran en mi petate! Y seguro dijo: _ ¡Sergio nunca piensa de esta manera, que le aprovechen!. 
Y, si que aproveché pues, si algo me caracterizó siempre, fué mi exceso de confianza y la casaca que no me falló nunca, con lo de los discos viejos de mis padres. Pero como toda buena aventura o historia tiene su fin, un día se terminó mi historia de amor con la vendedora de libros rubia. 
- ¿Y, Bety hijo? preguntó mi madre, le comenté que llevabamos varias semanas sin saber nada el uno del otro. _¡Qué lastima! muy bella la vendedora de libros ¿no? 
- ¡Si madre!, pero pronto vendrá la sustituta ya me conoces, que no puedo estar solo mucho tiempo.
- ¡Pero, como Bety no creo mijo! Yo suspiré y pensé _Pues, tiene razón mi madre; pero algo bueno aparecerá pronto.
Mientras, seguí con mis idas y venidas a la universidad, dedicado a mis estudios pero siempre recordando a mi hermosa Bety.
Recuerdo muy bien que un día salí algo tarde de la universidad, y no me sentía con ganas de regresar a casa, desdí tomar un bus con rumbo a la zona viva, lo abordé, pagué y me dirigí al lugar de costumbre hasta el asiento de atrás, siempre lo hacía pues, era un buen lugar para chequear a todos los que se subían al bus y si en una de esas se subía una hembra en todo el sentido de la palabra pues, me arreglaba mi melena, la cual extraño tanto, y como fiel pirata con sable entre los dientes, ¡al abordaje! sin aceptar nunca una respuesta negativa, siempre insistía hasta conseguir minimo, el número de teléfono del prospecto, para continuar con la faena en otra oportunidad si en ese instante se hacía algo dificil la chica. Pero nada de ello sucedió pues mientras iba hacía mi lugar preferido, como dije antes, sin percatarme de los pasajeros que ya iban en el bus agarrándome de los asientos para no hacer el ridículo así iba con mi mentón en lo alto muy erguido el señor, cuando alguien me tomó del brazo y escuché ésto.
- ¿Sergio eres tú? baje la vista para ver quien me tenía tomado del brazo y me hablaba con una melosa vos.
- ¿Me recuerdas, soy yo?
- Y, según recuerdo, ¿me debes una invitación a almorzar?
- ¿Cómo olvidarlo? ¡hoy es el día!, ¿no te importa si te invito a cenar y luego a bailar?
- Esa idea es inmejorable ¡acepto!
Era Mis Brasil, sí, la trigueña mas alta que Bety, con un cuerpazo exuberante, claro, era Verónica.
Y allí empezó una nueva historia de amor con la otra vendedora de libros, ¡Bendito Jacobito!
....Pero, ésta es otra historia....


Tomado del libro: Historias de un adolescente tímido, de Sergio Raga