viernes, 2 de junio de 2017

Enchanté Mademoiselle


Enchanté de verla hoy por aquí, 
me éblouir su belleza. 
Se lo dirán siempre mademoiselle.
Es usted como aquella flor,
la cual se siente ahora opacada
por su presencia. 

Enchanté de apreciar su esplendor de mujer.
Si me lo permite me llevaré esta flor
que le hace sombra a su belleza.
Además, mírela, ya hasta se ha marchitado
gracias a su presencia; mademoiselle.

Para quienes la han visto llegar es todo un placer, 
hace mucho que no veían a tan linda mujer,
su presencia le da colorido, calor y luz a este viejo café.

¿Le sirvo lo de siempre mademoiselle?
Usted tiene un gusto tan exquisito.
Quizá por ser mujer, seguro eso ha de ser.
O tal vez, por ser toda una mademoiselle de la alta élite.

¡Ah qué aroma tan délicieuse! 
Esa mezcla de su perfume con el de nuestro café.
Ambos tienen un rico olor, delicado cuerpo y sutil color. 
Exquisito aroma que se le escapa por cada poro de su linda piel,
con un color particularmente bronceado, 
se nota que el sol se ha disfrutado sobre su delicada piel, 
mademoiselle.

Observarla beber sorbo a sorbo su café caliente,
tan humeante, que se confunde con su tabaco.
Los colores que hoy a elegido, le hacen 
marco idóneo al lienzo, que sería usted.

Enchanté como cada viernes de tenerla a usted por acá, un placer para nuestras pupilas poder observarla, verla caminar es embriagante, no se diga cuando cruza sus piernas para acomodar 
a tan lindas caderas. 
Hoy ha traído suelta su cabellera, eso la hace ver tan sexy, mujer que emociona con solo verla, 
mis hormonas mueren y vuelven a la vida una vez que me sonríe, ver sus labios gruesos y pintados de color carmín. Además, con cada parpadeo se siente la misma emoción de cuando da inicio la función en el Moulin Rouge. Perdone mi atrevimiento, pero así es usted mademoiselle. 

Espero con ansías cada viernes, me asomo con desespero a las ventanas para ver el movimiento de su cintura al momento de bajar de su carruaje, mi corazón se acelera y mis ojos se dilatan, se me aprieta la garganta, para que mi voz sea la de un falso Francés, seguro que usted ya se dio cuenta y eso le causa gracia, pero tambien le emociona. Sé que usted es toda una dama y que solo podré apreciarla cómo obra de arte en el famoso Museo Del Louvre, Francia, con letrero que dirá: Por favor no tocar

Ahí llega ya, su chofer se acomoda el traje, se dirige con elegancia hacia la puerta del lindo carruaje, esta se abre y en él, aparece tan linda perla, su movimiento de caderas es perfecto, la mano le toma a su sirviente y este la levanta y luego una reverencia e inicia tu andar. Corro hasta la puerta para abrirla y recibirte con un enchanté mademoiselle. Recibir de ti una linda sonrisa mientras te acompaño hasta el lugar que una tarde de primavera, la primera vez que llegaste a este humilde café elegiste para acomodar toda esa belleza de mujer fatal, pero con la gracia de una majestad. 
Me preguntó: ¿Dónde vives? 
Que camines por delante de mí casi me detiene el corazón, fanfarria escuchó con cada pisada que das al andar hasta llegar a chica mesa, donde esperas a que acomode la silla; para que tan rustico mueble tenga el privilegio de sostener por una hora tu linda figura. 
Me pregunto: ¿Será natural o ya tiene algún cirujano algo que ver en ella? 
Eso a quien le importa, a mí no. 
Me paro a tu lado esperando me des la orden de traer tu humeante y caliente café, con una de azúcar, pues claro, si se le dan dos, sería una grosería, pues nada más dulce que tú bella mujer. 
Nunca me has hablado, solamente me has mirado y en cada parpadeo que lubrican a tus hermosos ojos verdes me das la vida y si a eso le agregamos una linda y delicada sonrisa es toda una alegoría para mi triste vida. 
Hasta la próxima semana mi bella mademoiselle.



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