domingo, 19 de octubre de 2014

Hombre

Una gran creación, la mejor jamás planeada, algo o alguien jamas puesto sobre la faz de tierra, dotado de una tremenda inteligencia, con gran imaginación, una que no tiene limites ni fronteras, como contra parte a su inteligencia, un exceso de desorden en su personalidad: Egoísmo, prepotencia, narcisismo, vanidad, maldad, in misericordia, rebeldía, arrogancia, deseo desmedido al poder, etc. 
También, poseedor de enormes virtudes: Amor, compartir, unidad, amistad, compasión, etc.
A realizado hazañas que otro habitante del planeta tierra, no podrá jamás igualarlo: Aprendió a volar, sin tener alas; visitó las profundidades de los océanos, sin tener branquias, a visitado luna y el espacio sin ser alíen, extraterrestre; a entrado en las entrañas de la tierra, sin ser un topo. 
Sus habilidades son dignas de una deidad, pero le teme a la muerte y ésta es su Kriptonita. 
La inteligencia que la experiencia, la observación y la investigación le han dado durante millones de años, pues, posee una curiosidad enorme que le ha llegado a disparar su vanidad y narcisismo, a tal grado de sentirse como un dios. Un dios, quien decide, que especie vive y cual se extingue, a esclavizado a los de su misma especie por ser de características diferentes a los que se creen deidades. 
Ambicioso, al extremo de matar por las riquezas ajenas; carece de escrúpulos, a la hora de robarle la mujer a su hermano, solo para satisfacer sus bajos instintos. 
Pero, el peor de sus pecados ha sido y será, negar la existencia de aquel que un día le heredó el planeta con todas estas maravillas. A negado a su creador, pues, en su mente retorcida no cabe la posibilidad de que alguien lo haya creado y mucho menos que le haya hecho, un lugar maravilloso para que se regocije en él y ha puesto sobre su cabeza una enorme y maravillosa ventana, llena luces y galaxias.  
Éste ser, que ha llegado a tenerlo todo y que se le entregó el mejor de los obsequios, a parte de los ya mencionados y de los que son tácitos. Él, le entrego un cuerpo perfecto, hogar de una alma maravillosa y no siendo ésto suficiente, le obsequió el maravilloso don del libre albedrío. Le permitió tomar decisiones sobre el futuro de su hogar, su hábitat, de disponer de todo lo que existe sobre él, hasta saciarse, pero eso no le fue suficiente.
Éste ser tan hermoso, con virtudes y defectos, hacedor de artilugios maravillosos e increibles, hacedor de brebajes que le han permitido alargar su tiempo de vida, arrancándole muchas veces de las propias manos de la muerte, su némesis, su kriptonita; la vida de un ser humano. 
Éste ser, con grande inteligencia, una tan enorme, que jamás se imaginó que llegará a poseer, es la misma que lo a vuelto un inútil ("De tanta inteligencia se volvió un bruto"
Hombre, le fue llamado, a ese ser, hecho a imagen y semejanza de su Creador. Quien después, el mismo hombre, "demostró científicamente que no existe" Creyéndose él, uno; vaya paradoja; ¿cómo puede, un simple mortal, llamado hombre, creerse Dios, si él ha demostrado que Éste no existe?
Éste ser, arrogante, con gran inteligencia -les decía- ha sido capaz, en una cresta de estupidez colectiva y de poder desmedido; ha sido capaz de arruinar y destruir, el único lugar para su sobrevivencia, su hogar. Ha sabiendas, de que no existe otro lugar, en donde la humanidad pueda sobrevivir, ni pueda continuar, con sus aciertos y sus desaciertos la vida como la conocimos en un tiempo, ese cuando se nos fué entregada a todos, no a un grupo selecto. Ese mismo que decidió que el planeta le pertenece y, que el resto, la gran mayoría, somos sus inquilinos, unos a los que cada día nos incrementan la renta para vivir con decoro, en este lugar que se nos heredó a todos: hombres, animales y plantas, para vivir en armonía y misericordia y compartir entre todos nosotros, sus habitantes, sus residentes, las mieles y las maravillas, que sobre él existen. Algo que es nuestro; no es de unos pocos, que con lujo de fuerza nos despojo... ¡es de todos! 
Es hora de un juicio final, ¡qué venga y que juzgué! que le quite el trono a quien se lo adjudicó y que se nos devuelva al resto de nosotros, lo que nos pertenece por derecho ¡nuestro planeta, ése de color azul y verde! ¡nuestro hogar! ¡ese que ahora muere! en manos... del que un día fue nombrado: ¡El Hombre!   
  






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