Hubo una vez en mi vida, que creí
pero me equivoqué,
desde ese momento me dije:
¡No más, nunca más!
y así fue por un largo tiempo
viví, sin poder volver a creer.
Ésta vez, también me equivoqué
pobre de mi:
¡Creer y equivocarme!
el tiempo pasó y de nuevo creí
pero como era costumbre
de nuevo me equivoqué.
Me dije muy enojado:
¿Qué pasa conmigo?
debo dejar de creer
y así no volver a caer
pero como antes
de nuevo me equivoqué.
Que tonto que fui
volví a creer y de nuevo me equivoqué
ahora no se que hacer
creer de nuevo
sin miedo a equivocarme.
O, equivocarme una vez más
y arriesgarme a creer
en lo que yo debería de hacer;
¿qué debo de hacer?
me puse a pensar.
Y, seguí pensando
sin poder lograr converger
en lo que yo quería
sin evitar salir herido.
Cuando quise tomar mi decisión
los recuerdos volvieron a mi
y mucho miedo sentí
de tanto que en ello pensé
que una vez más me equivoqué.
Tal vez debí volver a creer
pero por tardado volví a perder
creo que me he vuelto a equivocar
pobre de mi, me dije.
Debo de tener fe y volver a creer
mil veces deberé de creer
aunque mil veces de nuevo vuelva a caer
y de nuevo equivocado quedé.
Pero la vida, sin poder creer no es vida
es un rumbo equivocado
¿y qué sería de mi experiencia personal
si no me volviera a equivocar?
Es la sal y pimienta en la vida del hombre
tropezar, caer y levantarse;
y otra vez un metro adelante
con lo que aventé al tropezar
me hará de nuevo caer.
Jaja, así es la vida,
entonces decidí volver a creer
aunque de nuevo,
con seguridad me equivocaré;
pero ésta vez, todo lo haré con fe.
¿Podré creer sin equivocarme?
SergioRaga
18/7/15
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