miércoles, 22 de febrero de 2017

Noche fría, cálidos brazos.



Esa noche era fría, la más fría que recuerdo, no sé si por el enojo que traía en mí, era ya como la cuarta vez que para evitar más insultos me vestí y a la calle salí. 

Sobre el pavimento y las aceras la humedad del frío se me colaba por los pies y me llegaban hasta el corazón. 
Yo caminaba sin sin rumbo ni razón y mientras caminaba de mi boca, junto a maldiciones salia un vaho blanco, yo mis manos enrollaba en mi cuerpo para soportar ese frío que me sacudía el cuerpo y a mi corazón, mientras que a mi mente lo llenaban de pensamientos que jamás antes por ella sentí, pero aquello ya era insoportable, y lo nuestro se había salido de control, de aquel amor nada queda y mucho menos de aquella pasión que un día con tanto amor nos unió. 
Al cruzar la calle, en mi caminar sin rumbo ni razón, escuché que una voz dulce que me dijo.

_¿Quieres un poco de calor corazón? 

Yo seguí mi caminar, pues la cólera no me permitía pensar muy bien, en mis sienes aún resonaban los gritos de mi mujer, pero aquella dulce voz me seguía diciendo.

_Yo te puedo dar calor y amor, hacer que olvides de tu preocupación. 

Me detuve, justo en la esquina contraria y a mi lado, una muchacha con una sonrisa igual a la suya, le sonreí, pues me llamó mucho la atención, ella frente a mí modelo su bello cuerpo y lo juró, que en ella te vi, era tan parecida a ti. 

_¿Cuánto? 

Le dije, lo hice como automáticamente, pues, nunca antes estuve con una de ellas, pero esa noche estaba tan vulnerable y deseoso de compañía, de una que no le interesara nada de mí, de una que solo me escuchara y que no recriminara absolutamente nada, una mujer comprensiva de la cual no escucharía ni un solo reclamo, ya estaba cansado de tanta riña por celos sin fundamento, por cosas sin razón, las que llegan a casa sin motivo aparente cuando se termina la comunicación, la confianza, la pasión, cuando se termina la magia, cuando se acaba el amor; en fín. 
Ella me sonrió y me tomó de la mano y hasta un hotel cercano me condujo, yo me deje llevar por ella, pues eras tú quien me llevaba yo la veía y te veía a ti. 

_Paga aquí. 

Me dijo y yo. Pregunté.

_¿Cuánto? 

A quien estaba en la recepción, le pagué, luego le dije.

_Quédate con el cambio.

Y la chica me tomó de nuevo de la mano y me llevó a un cuarto en aquel hotel, uno que quedaba en el segundo piso.

_Aquí es, pasa y acomódate. 

Me indicó, allí estaba cálido, ya no sentía el mismo frío que en la calle sentí, frío que me helaba hasta el corazón, me senté, aun con ropa sobre la cama, ella me vió y me di cuenta de la tristeza en sus ojos al igual que en los míos; en eso nos parecíamos. 
Me quité la gabardina y luego la camisa, por ultimo la playera, ella también se quitaba sus ropas, me acosté en la cama de aquel hotel y le dije. 

_Ven a mi lado. 

Ella con tú sonrisa en los labios; me dijo. 

_Calma, me falta por desnudarme. 
_No te apures, solo ven acá.

Yo le insistí y ella obedeció y a mi lado se recostó, acomodó su cabeza sobre mi brazo, ella beso mi dorso y yo lo disfruté, cerré mis ojos, pero no pude engañar a mi corazón; ella se incorporó y a mis labios apasionadamente los besó, yo le respondí. Ella me dijo. 

_Me voy a desnudar, pues no tengo más que una media hora para acompañarte.

Yo la atrapé entre mis brazos y le dije.

_No te preocupes, pagaré por ti si es necesario toda la noche, ven que solo quiero hablar si no te importa. 
_Si es así, por mi está bien. ¿Qué quieres saber? Seguro ¿por qué estoy metida en este sucio negocio de la prostitución? 
_No, pero ya que lo mencionas. ¿Por qué estas en este sucio negocio de la prostitución? 

Ella de nuevo sonrió, pero la soledad seguía en sus ojos, como tambien en los míos.

_¿Te confieso algo?
_¿Qué será?

Le dije muy tiernamente y con plena atención. 

_Eres mi primer cliente, espero me des la bendición, pues necesito mucho el dinero.

Yo le dije con cara de sinvergüenza y sin asombro. 

_Seguro qué eso le dices a todos. 

Pero ella me dijo con mucha pena en su cara, de la cual se borró la sonrisa que me recordaba a ti.

_No, en serio, eres mi primer cliente. 
_¿Hablas en serio? 

Le respondí. 

_Y eso, ¿por qué? Me refiero, ¿por qué estas metida en esto?

Ella se recostó de nuevo sobre mí y me relató que su novio la usó y luego la abandonó. Que le robó sus cosas y que ya sola; buscó trabajo, pero nada encontró, entonces me dije: 

_Me volveré una puta, al fin y al cabo no soy fea y estoy joven. Y heme aquí. Y tú, ¿qué haces en esta noche tan fría vagando por las calles? ¿de qué huyes? ¿cuál es tu problema? Lo sé, por la tristeza que veo en tus ojos. 

Entonces le conté mi historia, mis problemas de hace unas semanas con quien creí amar por el resto de mis días. Pero que el destino tenía otros planes, que ella era una buena mujer pero que sus celos y su carácter habían abierto una enorme brecha entre nosotros, la cual, ya era imposible sortear, que hoy preferí salir a vagar por la calle con este frío, para no reñir más con quien un día, tanto amé.

_¿Ya no la amas?
_No sé, lo que si sé, es que ya no quiero una vida así para mí, ella no cambiará, la conozco bien, creo que ya no me soporta, ella sembró en mí ese horrible sentimiento. ¿Sabes algo? -ella no dijo nada, solo me observaba atentamente-. Tu risa es idéntica a la de ella, una que me transmitía paz, cómo tú ahora lo haces. Sí, con esa sonrisa me das la paz que salí a buscar a la calle. Hoy salí sin rumbo ni razón alguna, pero el destino me tenía justo a ti, para que me ayudes a pasar esta fría noche entre tus cálidos brazos. La chica cambió su sonrisa y por su mejía le rodó una lágrima, la cual yo limpié y sequé con un beso.

_Gracias, eres tan tierno. No entiendo como hay mujeres que no valoran lo que tienen. Yo amaba al desgraciado ese y mira, obtuvo de mí lo que quiso; él fue el primero y el único en mi vida, te juro que no ha habido otro, pero me traicionó, se quedó con todo y me echó a la calle y a otra la llevó a nuestro apartamento. Tonta que soy, me da rabia, saber que él esta disfrutando de lo que juntos hicimos, pero lo supo hacer, él me decía que todo lo que juntos hicimos estuviera a su nombre y yo, de estúpida y enamorada, confié en él, nunca imaginé que me haría esto. Seguro hará lo mismo con ella. Pobre ilusa, si aun es una niña, la usará como lo hizo conmigo y cuando se aburra de ella, la desechará, lo sé. Se lo dije, pero ella me dijo que era una vieja celosa y patética.
_Cálmate, ya le llegará su factura, me refiero a que un día le harán a él lo mismo, eso es seguro. Y dime, ¿eres profesional?, me refiero a; ¿estudiaste, te graduaste?
_Pues claro, ¡soy secretaria bilingüe!
_ Seriously?
_Of course!
_Ok, i bilive you. You passed the test.
_That youre talking about?
_Hablo de que estas contratada, de que no serás más una Puta, como tú dices.
_Pero. ¿No entiendo?
_Soy abogado y casualmente necesito una linda secretaria, pues la que tengo y por celos de mi pareja está por jubilarse, por tanto necesito una que la sustituya. ¿Te gustaría tomar el puesto de ella?
_¿Hablas en serio? Pero, si soy una Puta.
_Técnicamente aun no, no hemos hecho nada y además no te he pagado, así que aun no eres una.
_Eres un amor. Gracias, en verdad muchas gracias.
_Gracias a ti, por escucharme y comprenderme, además por entregarme esa maravillosa sonrisa, que al fin de cuentas, es lo único bueno que de ella me queda.

Amanecimos abrazados en aquel hotel, al despertarnos, nos bañamos y luego nos vestimos, le di dinero, como adelanto de su futuro sueldo, nunca como pago, además le dí un par de días para que se preparará y así finiquitar a mi actual secretaría, quien se jubilaría. 
Nos despedimos con un beso en la mejía y un delicioso abrazo, en él sentí la gratitud de alguien que desesperadamente buscaba un salvavidas en su vida. 

Debo agregar, que la situación con mi pareja no cambió, por el contrario, cada día fue mucho peor, algo insoportable. En mi oficina estaba mi salvavidas. 

Lo que terminó con nuestra relación, la que un día creí sería para siempre, fue cuando llegó a mi ella y ahí se encontró con una joven y linda secretaría, me armó la peor escena de celos que nunca antes me dio, esa fue la gota que rebalsó el vaso con agua. Además, para entonces entre mi secretaría y yo, había nacido justo aquella fría noche un vinculo, primero, de agradecimiento y de compasión entre ambos, este cambio a una rutina de trabajo, después a una linda amistad. Ahora estamos saliendo, intentando recuperar nuestras vidas. 

Nunca más, nadie habló de aquella noche de prostitución que no se consumó jamás, yo le creí, por qué no habría de hacerlo, si con el tiempo me lo confirmó, me lo demostró; sé que era y es, una buena mujer, una honesta y honrada y lo mejor, su hermosa sonrisa. 
Que bueno que su sonrisa seguía siendo mi refugio, cómo lo fueron sus cálidos brazos aquella fría noche cuando la conocí. Y que en poco tiempo, se convirtió en un eterno amor.



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