martes, 9 de mayo de 2017

Entre doctores te veas (Clínicas Oftalmológica)


Era ya tarde, cuando mi madre entró en mi cuarto, sobre su ojo, un pañuelo, yo al verla me exalté y le pregunté.

_¿Qué te pasó madre?
_Me duele mucho mi ojo. ¿No será algo grave?
_Deja ver.

La verdad se veía muy mal, yo coloqué un rostro de confianza, para dar valor a quien teme por algo que podría ser grave y la consolé.

_Mañana te llevaré al oculista, regresa tu cuarto, no veas tele y descansa.
_Gracias hijo, eso haré.

Mi madre se retiró a su habitación siempre con el pañuelo en su ojo. Yo quedé preocupado, pues se le veía muy mal.

A la mañana siguiente, mi madre amaneció peor que la noche anterior, la saludé con un beso y le dije.

_¿Cómo te sientes?
_Me duele mucho, no me siento bien, ¿me llevarás al doctor?
_Si madre, te llevaré, desayunemos, luego me baño y salimos al médico.
¿Qué quieres desayunar? -me preguntó mi madre, aunque estaba enferma ella se disponía a prepararme el desayuno-.
_No te preocupes, yo haré el desayuno hoy, siéntate.

Ella aceptó pues, sin duda se sentía muy incómoda. Luego de bañarnos, nos vestimos, ella como siempre, se colocó tan elegante, pues una enfermedad no vencería su vanidad femenina. Yo me sonreí al verla como para fiesta. 

_Bueno, ¿estás lista? ¿Nos vamos?
_Sí mi´jo vamos.

Salimos de nuestra casa, como un par de novios bien enamorados y abrazados. Subimos a mi carro y me dirigí a la clínica, una que le recomendó alguien. 
Esta se encontraba en un centro comercial muy bien ubicado y distinguido. Entré al parqueadero y me estacioné, luego pregunté a uno de los que cuidan y este me respondió.

_No se preocupe joven, al no más entrar la verá, es muy grande.
_Gracias señor.

Entramos en el lujoso centro comercial y efectivamente, al no más entrar se podían ver las clínicas, se trataban de varios locales usados cómo centro clínico de la visión. Era algo enorme y lujoso, entramos y cuando lo hicimos, las puertas automáticas se abrieron con solo sentir nuestra presencia, por adentro, docenas de señoritas con uniformes de la clínica, muy lindas de paso sea, una de ellas salió a nuestro encuentro y amablemente nos llevó hasta un lugar en donde nos acomodó, nos realizó varias preguntas, se percató que era la primera vez que llegábamos al complejo, luego nos pidió que permaneciéramos ahí, eso hicimos con mi madre.

_Bonito lugar no mi´jo.
_Y muy caro seguramente, pero no te preocupes, ese no es problema.

Le dije, pero si era de preocuparse, pues, si así como era el lugar eran los precios de las consultas, era para quedarse sin un ojo en la cara (valga la expresión, jejeje) Pero mi madre lo valía.

Luego llegó otra señorita y llamó por su nombre a mi madre y ella, muy atenta y amablemente le colocó un colirio en los ojos, luego nos dijo. 

_No se preocupen, que ya los atenderá el Dr. Tiene suerte doña Blanky la atenderá el mero, mero. 

Y sonrió. Esto entusiasmó a mi madre, pues quien mejor que el mero, mero.
Entonces salió otra señorita; muy guapa, como lo eran todas y nos dijo que por favor le siguiéramos, entramos en una oficina, la cual me dejó con el ojo hinchado por tanto lujo, aparatos que ni imaginaba existirían, aquello era de película futurista.

_Por favor pase por acá doña Blanky. Soy el Dr. Engelberth.

Así se presentó el impecable hombre de edad mediana, con un traje que creo valdría otro ojo de la cara (jejeje) Acomodó a mi señora madre enfrente a uno de sus maravillosos aparatos. Luego de un examen minucioso (lo que sea de cada quien). El galeno nos condujo hacia su escritorio, nos acomodó la señorita bonita y el médico desde el otro lado de su escritorio nos dio su diagnóstico.

_Muy bien doña Blanky, nada que no podamos solucionar, el problema en su ojito es algo que no se ve muy seguido, pero en los casos que nos ha tocado un paciente con sus sintomatología, le hemos logrado solucionar su problema con un éxito del 100%. 

Yo vi que mi madre respiró y el alivio y la tranquilidad le regresó al cuerpo. El médico siguió con su propuesta para solucionar el problema de mi madre...

_Para solucionar su problema mi querida Blanky, es necesaria una cirugía, nada del otro mundo, se opera por la mañana y ya por la tarde se va a su casita, luego, un par de citas y usted recupera la saludo total de sus ojitos. 
Señorita, por favor haga un apartado para la cirugía de la señora.

Yo, no muy convencido, pues, mi negocio tambien era de dar servicio al cliente, solo que por el lado de la electrónica, por tanto, ambos estábamos en el negocio pero en áreas completamente diferentes, más sin embargo, mi experiencia me decía que aquella situación no era tan así como la pintaba el galeno y menos, cuando ya estaba dando por echa la cirugía de mi madre. 
Ella con mucha pena preguntó al médico por el costo de dicha cirugía, pues para mi madre en cuestiones de la salud, ella no escatimaba en nada. Pero antes de que mi madre se adelantara a dicha observación, yo dije.

_Perdón que me entrometa, pero no podemos tomar una decisión sin consultarlo con mis hermanos (mi padre ya había fallecido). Así que por favor, que la señorita nos entregue un presupuesta de la cirugía para yo poder hablar con mis hermanos y entonces planificamos la fecha de la cirugía. 

Mi madre me vio, cómo diciendo; de qué hablas atarantado, es mi ojo y yo, tengo unos ahorros. Yo vi la expresión de mi madre y conociéndola muy bien, le dije.

_Tranquila madre, ellos estarán de acuerdo con apoyarnos en lo económico, confía en mí. ¿Sí? 

Mi madre que de babosa no tenía una sola cana, me entendió y me siguió la corriente. El médico un poco molesto dijo.

_Bueno, cómo ustedes quieran, pero eso sí, esta cirugía es de urgencia pues, señora mía, puede perder su ojo. Y yo no me responsabilizo, pues, en la tardanza esta el peligro.
_No se preocupe Dr. hoy mismo me reúno con mis otros cuatro hijos y a más tardar mañana por la tarde regresamos. ¿Verdad hijo?
_Así es, es correcto Dr. mañana, lo más tarde por la tarde estaremos por acá para que la opere el siguiente día ¿esta bien?
_Bueno, por mí que se operé de inmediato. Pero permítame y reviso mi agenda para ver si estoy disponible pasado mañana. ¡Ummmm! está dificil, veamos, ¡ummmm! Bueno, que suerte tienen, tengo un lugar para su cirugía Blanky, pero después de ese día estoy con agenda full. Acompáñelos señorita. Y lo espero mañana por la tarde para que realicen su pago. La consulta de hoy,  por favor pagarla en caja, la señorita les acompañará hasta ahí. 
Que pase el siguiente paciente por favor Florecita.
_Si doctor con gusto.

Salimos de la clinica del Dr. y aquel lugar parecía hospital del seguro social, estaba full de pacientes, varias clinicas en donde seguramente estarían otros médicos haciendo su loable labor. Pagué la cuenta, la cual no fue nada barata, salimos del complejo de clínicas, yo le di un vistazo al enorme y lindo lugar, y claro, a las lindas señoritas pues, no encontré entre tantas una que fuere fea.

_Hijo, ¿qué pasó, y si, sí necesito la operación?

Me dijo mi madre muy preocupada. Yo le dije.


_Madre, si realmente la necesitas yo te la pago, pero siempre es bueno oír otras opiniones, ¿no crees?
_Pero mira este lugar, seguramente el Dr. es un especialista y sabe perfectamente lo que hace.
_Claro que sabe lo que hace madre, pero vamos a ir con mi compañero y amigo el Dr. Orantes, veremos que opina.
_¡Ah! ese es un médico cualquiera, no es un especialista en ojos.
_Si madre, pero es un médico y él nos dirá que hacer, confía en mí.
_Tú lo haces por tacaño, pero no te preocupes que yo pagaré la cirugía.
_No es eso madre, es que algo no me cuadra, siento que algo no está bien, vamos y si mi amigo esta de acuerdo con este médico yo regreso y que te opere. ¿está bien?
_Esta bien tacaño.


Salimos del lujoso centro comercial y nos dirigimos con rumbo a nuestra colonia, lugar en done tenía su humilde clínica mi amigo y compañero de Universidad. Llegamos y estaba tambien llena, pues, aquel era y es, un excelente médico. 
Esperamos nuestro turno, el cual, nos llegó como hora y media después.

_Hola Sergio, ¿cómo estás? Doña Blanky que gusto, pasen por favor.

Entramos, luego de darnos un fraterno abrazo, nos sentamos por enfrente de su humilde escritorio el cual, estaba repleto de papeles y muestras médicas. Él, se acomodó en su lugar y nos dijo.

_Los trae por acá su ojito malo ¿verdad? -Mi madre respondió-.
_Este tacaño me llevó al oftalmólogo y este nos dijo que de urgencia me debo operar, pero el tacaño me trajo acá con usted Dr. para que usted le diga que sí me tengo que operar. ¿Verdad?
_¡Jajaja!, ¿eres un tacaño no mi hermano? Pues creo que el tacaño de su hijo, hizo bien en traerla doña Blanky, pues está en lo correcto, lo que usted tiene, no necesita una cirugía, se soluciona con unas gotas, las cuales se las regalaré con mucho gusto y en unos pocos días estará como nueva.
_¡Pamplinas! usted lo dice para llevarle la corriente al tacaño de mi´jo.
_¡Jajaja!, no doña Blanky, ustedes hubieran sido estafados, pues lo que usted tiene, no es más que una conjuntivitis muy severa.
_Ya lo ves madre, yo decía que algo no andaba bien con ese Dr.
_Pues, yo no creo que sea lo que usted dice Dr., pero no me queda de otra.
_Vea doña Blanky, si en tres días usted no se siente bien, yo la opero o le pago esa operación ¿le parece?

Mi madre al escuchar aquello y ver la seguridad de mi amigo, aceptó el reto y efectivamente, en el termino de tres días, mi madre estaba como nueva, claro, al día siguiente las molestias le habían desaparecido y con el seguimiento del tratamiento se curó por completo. 
Desde ese día mi madre ya no quiso ir nunca a ningún médico sin antes, ir con el Dr. Orantes.

Con el paso del tiempo, unos años, pocos años después, pasé por aquel centro comercial y me dije; voy a dar una vuelta y de paso veo a las lindas señoritas. Me parqué y me dirigí hacia las clínicas oftalmológicas, pero me llevé la sorpresa, al igual que mi madre cuando le conté. 
Pues, la clínica seguía ahí, pero solo en un local, de las lindas señoritas, solo había una, pero nada agraciada. Yo sonreí y me dije; bueno, por eso mi negocio va en crecimiento, por ser honesto y justo con mis clientes. 






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