Un espacio de SergioRaga donde encuentras: Historias, Poemas, fábulas, artículos, humor, terror, biografía,ciencia ficción. De todo para el entretenimiento de quien le gusta la lectura.
sábado, 18 de abril de 2015
Calor en Cuerpo de Mujer
Él, la vió desnuda tomando un baño en el río
y de su caballo se apeó.
Ella, solo escuchaba los sonidos de la bella naturaleza,
digno cuadro para su natural belleza.
El río sonaba fuerte; pues, las aguas de río arriba
se desesperaban por llegar,
sentían las ansías por su cuerpo acariciar.
El agua que era calentada por la temperatura
de su sensual piel morena.
Y las azaleas arrastradas por la corriente del río,
esta vez, más fuerte y violento,
algo causado por su transpiración,
una tan sensual, quiza la más sensual
jamas bañada en aguas cristalinas de río sin contaminación.
Esas flores, se detenían y reposaban
sobre su desnudo y sensual cuerpo,
llenando de fragancias su piel brillante
por la luz solar, que al igual que aquel hombre,
la espiaba tras una nube blanca y casta
como aún lo era ella.
Los perfumes que las azaleas donaban a dicha piel
se confundían con las feromonas que ella expedía
cuando lavaba su feminidad.
El tipo, sentía que a sus fosas nasales
llegaban como vapores los aromas del amor
y quiso evitar, pero no pudo;
sentirse muy masculino en ese instante.
Las aves que realizaban sus tareas diarias
no pudieron más que acompañar
al río en su melodía y con un bello trinar
hicieron el coro majestuoso, para la morena hermosa.
Tras la vegetación, pequeños animales silvestres
trataban de pasar inadvertidos y maliciosos
se preguntaban de que especie será.
Las hembras que merodeaban el lugar
no dejaron de sentirse celosa.
Pero, al ver a tremenda mujer tan hermosa,
tambien se rindieron ante su porte espectacular.
Las hojas en los enormes árboles
que le daban frescura al lugar
no les importó morir
y desde lo alto saltaron a las aguas caudalosas.
Solo para verla de cerca y las más afortunadas
se pegaron a ella como sanguijuelas.
Ella, seguía limpiando su cuerpo
sobando sus manos por sus curvas pronunciadas
y caídas, hechas para eso,
para caer rendidas ante tanta majestuosidad hecha mujer,
elevaciones y hondonadas eran las que enmarcaban
los bordes del paisaje
formado por su cuerpo desnudo y mojado.
Terminó el baño y nadó hasta la orilla, mientras ella salía
su cabellera larga y negra se le pegó a su espalda,
queriendo ocultar un poco más abajo
pero deberían de crecer más, para hacer tal labor.
Las gotas de agua no querían dejar el cuerpo de la mujer
y se negaban a ser evaporadas por los rayos del sol
que llegaban raudos para ver por completo su desnudez.
Ella echó su cabeza para atrás
y de su pecho se elevaron sus feminidades
las más perfectas y aun vírgenes,
no mancilladas por manos de macho.
Su pelo ella exprimió regresando al río
muy desilusionadas a miles de gotas de agua
que juraron cerrar su ciclo lo más apresuradamente posible
para poder volver a disfrutar del calor
emanado por el cuerpo de la mujer.
El dichoso hombre que de casualidad pasó por el lugar
montó a su caballo y de ahí se retiró,
con las imágenes de la morena en su cabeza
y así su viaje más placentero hacer.
Cuando ella colocó las telas en su cuerpo
se veían muy molestas por estar lejos
del cuerpo que ocultaban a ojo perverso.
Hacían de nuevo su trabajo, uno tan dificil
pues, ellas pegadas a su cuerpo
no dejaban nada a la imaginación.
Tan solo evitaban, que sus poros
se contaminaran con el polvo
y con ojo humano que tanto la admiró.
Por ultimo, sus chancletas colocó
y sus hermosos pies de dedos largos y delgados
la condujeron por el polvoriento camino natural
con rumbo al pueblo que la vió nacer: Atescatempa,
en el oriente, justo en Jutiapa: la cuna del sol.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario