lunes, 30 de abril de 2018

La Casa Grande: Lalito y El Asalto


Cuando era aún un chico escuché un día a uno de mis hermanos contarle al otro una particular historia que hoy ha vuelto a mi mente, ese día era caluroso y ellos estaban sentados en una piedra que se encontraba entre el jardín de mi madre, ahí se aliviaban del calor, yo por mi cuenta estaba jugando a unos pocos pasos de ellos, el jardín era propicio para miles de aventuras y ese día yo era Tarzán, así que ellos continuaban hablando mientras yo seguía gritando colgando de un cordel, fue entonces que una de las lianas me llevó justo por atrás de los enormes simios sobre aquella enorme montaña y yo debería de encontrar la manera de vencerlos para traer la paz a mi selva, me acerqué hacia ellos con la sutileza de un felino y me coloqué justo por detrás de ellos sin que estas dos enormes bestias se percataran y cuando estuve justo atrás de ellos con mi filoso cuchillo entre mis manos y les daría muerte escuché lo que hablaban y esto les permitió vivir por otro tiempo.

¿Entonces les robaron toda la quincena?
_¡Sí! Pero lo más importante es que estamos con vida.
_Obvio, eso es lo más importante, que están bien y, ¿ya se lo dijiste a nuestra madre?
_Pues sí, lastimosamente esta quincena estará un poco limitada en su presupuesto al igual que yo.

Yo al escuchar esto dije para mis adentros.

_¡Diablos!

Pues los caramelos estarían limitados, debido al atraco en la quincena para mi hermano, por eso seguí escuchando antes de asesinar a las bestias.

_Pero -dijo mi hermano a mi otro hermano- lo que también me llamó mucho la atención fue lo que pasó con el Conejo.
_¿ qué pasó con el Conejo?
_Mejor te cuento toda la historia...

...Estuvimos frente a la oficina de don Güicho hasta que al viejo se le dio la gana de pagar la quincena, una vez este decidió hacerlo, salimos con el Conejo a tomar unas cervezas y entre tertulias, fumar y beber cerveza se nos llegó la noche, entonces decidimos salir con rumbo a nuestras casas, yo me guardé lo que siempre doy a la casa, el Conejo se quedó solo con los gastos para la siguiente quincena; caminamos por los lugares de siempre, pero esa noche decidimos tomar otro camino debido a una mamita que se metió por aquel lugar, eso fue una mala idea, pues cuando nos dimos cuenta la chica se había desaparecido caminamos otro tanto más y fue entonces que nos coparon unos chavos, de esas pandillas, ladrones con cuchillos y cadenas, nos rodearon y quedamos en medio, se fueron acercando hacia nosotros, y ya bien jodidos se acercó el líder y nos pidió nuestra quincena...

_¿Y qué, les robaron la quincena?
_¡No! Esto es lo raro, lo que yo ignoraba, el Conejo habló y estos nos dejaron ir con todo y nuestra quincena.
_¿Qué dijo? Esos mal paridos no dejan a nadie ir fácilmente y menos con su quincena, vaya que no los puyaron.
_Exacto.
_¿Entonces?
_Te sigo contando.

...El Conejo habló con el líder, y esto dijo_ "Tranquilo carnal, somos lobos de la misma loma" El tipo respondió: "Está bien hermano, nos vemos al cacho para aullar con lo que hagamos hoy"...

_Y como llegaron se fueron. ¿Te das cuenta?
_Pues, esta claro.

Yo dije: ¿Qué es lo claro, no creo que el Conejo sea un coyote? 

Así que seguí permitiéndoles vivir a las enormes bestias para seguir oyendo su interesante historia.

_Cuando estuvimos solos y nos regresó el color y el alma al cuerpo, le digo al Conejo; ¿cómo es que sabes su jerga?
_Es que soy muy amigo de uno que pertenece a estas pandillas y me dijo que si un día me veía en una situación de estas dijera precisamente eso.
_¿Quién es, lo conozco?
_Creo que no, -Dijo- pero yo creo que fue para que yo no lo supiera, bueno eso no importa, lo importante es que ya sabemos que decir cuando estemos en esta circunstancia, ¿no crees?

_Seguramente. pero, ¿quién los asaltó entonces?
_Te sigo contando.

...Te imaginarás que quedamos con el cuerpo todo aguado, así que no podíamos ni caminar, decidimos sentarnos en la banqueta y allí estuvimos un buen rato, nos fumamos un cigarro y cuando los encendimos se iluminó parte del lugar y vimos a un par de chontes (policías) Sentimos un gran alivio, los chontes nos dicen: ¿Qué hacen aquí? este lugar es muy peligroso, es parte del territorio de la pandilla de los Caníbales. ¿Los asaltaron? _No, gracias a Dios no nos asaltaron. -Dije yo-. Unos de los Chontes dijo: Que bueno. _Sí. -dijimos con el Conejo-, bueno ya nos vamos. Entonces el otro Chonte dice: Esperen. Y esperamos. El otro Chonte nos dice: Así que aún tienen su quincena con ustedes. _¡Sí! Pues, entonces nos la dan. _¿Quéeee? -Dijimos anonadados- los de la pandilla nos dejaron y estas lacras corruptas nos estaban pidiendo nuestras quincenas. Apurence o los llevo al bote por pertenecer a la pandilla del Caníbal y estar asaltando. _¿Pero? Ya dale tu dinero dijo el Conejo resignado, le entregamos nuestro dinero a esos malditos y desaparecieron...

_A la puta, ¿la policía los asaltó?
_Sí, dos miembros de la seguridad fueron quienes nos asaltaron.

Mis hermanos quedaron callados, uno asimilando lo que le sucedió a su hermano y el otro recordando con cólera y el increíble asalto. Entonces decidí que era justo el momento para matar a las enormes bestias y les introduje mi filoso y enorme cuchillo por la espalda.

_¡Ayyyyyy! Gritaron.
_¡Hijo de perraaaaa! Gritó el otro. Y yo grité mientras me pegaban y ellos sangraban.
_¡Mamáaaaaaaaaa!


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