viernes, 6 de abril de 2018

Mi Primer Beso


Me encontraba jugando con mi prima, ella era mi mejor amigo, éramos dos chavales de apenas 6 años. De pronto ella se voltea hacia mí, yo la veo sin saber que sucedía, pero en su cara había una rara expresión una que nunca antes vi, ella se puso seria y sus ojos verdes se abrieron tanto que me asustó, una vez de frente a mí ella me dice: Ahora somos novios. Yo sentí que me asusté, de qué hablaba mi mejor amigo, qué era aquello de que ahora éramos novios, ella sin decir nada avanzó hasta donde yo me encontraba petrificado, paso que daba hacia adelante, paso que yo daba pero para atrás, el miedo me invadió y sin saber qué hacer, otro paso más, ella una felina coqueta y sensual y yo la presa indefensa y sin nada más que retroceder, así siguió aquello, ella avanzando con seguridad y yo retrocediendo con miedo intentando salvaguardar mi integridad, por fin dio otro paso más al igual que yo, pero vaya sorpresa mi espalda se encontró con la pared, presa sin escapatoria, ya no podía hacer nada, ella avanzó sin detenerse y cuando sentí su cuerpo se juntó al mío, yo petrificado, ella cerró sus ojos y se abalanzó hacia mis labios y los besó, yo sentí que era bueno, algo nuevo pero que me gustó, esa sensación me recorrió por todo mi cuerpo, ella no dejaba de besarme y yo deseaba que el tiempo se detuviera; mis ojos muy bien abiertos no había motivo para cerrarlos, y observaba todo al tiempo que sentía de todo.

Al tiempo llegó a casa un tío que siempre nos visitaba y con él su pequeña hija, por la noche nos encontrábamos los cuatro en el cuarto y mientras nuestros padres hablaban y hablaban, ella se metió por debajo de una sábana blanca y yo imité sus movimientos y nos tapamos, la sábana nos llegaba hasta el cuello, de pronto ella se metió por debajo de la blanca sábana y yo seguí con aquel misterioso juego, ya por debajo de la sábana solo escuchando la voz de nuestros padres los cuales estaban muy distraídos con el chisme, ella sin mediar palabra se acercó hasta mí y yo distraído cuando reaccioné ya era tarde, ella estaba con sus labios pegados a los míos, otra vez esa rara sensación; yo me preguntaba mientras disfrutaba de aquel beso, por qué cierran los ojos.

El tiempo pasaba y mi prima cada que podía nos besábamos, en el cuarto, en el jardín, en el auto, donde nadie nos viera. 

Para una navidad en la que nos llegó a la casa toda la familia de mi madre, después de las doce cenamos, yo al terminar dije muchas gracias y tomé mi plato y me dirigí para la pila, cuando deposité mi plato y cubiertos en el lavadero al dar la vuelta me encontré con mi prima, ella era de mi edad, era otra prima y sin que se dieran cuenta se había tomado unos tragos de licor, así que estaba desinhibida y muy atrevida, se dirigió hasta el lavadero se colocó dando la espalda al lavadero y con su cara dispuesta para mí, yo me preguntaba qué pasaba, aquello no era normal, era evidente que estaba tomada, pero esta vez no me moví, sabía lo que ella quería y yo también, entonces ocurrió lo de siempre, ella cerró sus ojos y entre abrió sus labios, yo vi para un lado y para el otro, como aquel que esta a punto de hurtar algo, entonces me acerqué a los labios de mi prima que me esperaban y los uní a los míos, ella al sentirme me abrió la boca con su lengua, la metió muy adentro, al principio fue raro, qué era esto, pero al rato supe que no estaba desagradable, por el contrario era una sensación muy agradable, seguimos besándonos hasta que apareció mi madre.

_¿Qué hacen, van a lavar los platos?

El tiempo siguió su ininterrumpido andar y para unas vacaciones llegué al pueblo, allá me esperaban mis primos, entre ellos la que me besó bajo la sábana, pero entre los ya conocidos se encontraba alguien a quien jamás antes vi, yo le digo a mi primo; quién es ella. Ella es mi prima, bueno alguien más con quien jugar, para esa etapa de mi vida ya era un pre adolescente de como trece años. A la mañana siguiente nos reunimos y todos entre risas maliciosas dispusieron que iríamos a casa de la chica nueva y así lo hicimos.

_Buenas doña Tulita, vamos a ir a jugar al cuarto de la Fulanita nueva.
_Pero no vayan a hacer travesuras, mucho cuidado eh. Dijo doña Tulita mientras atendía la tienda.

Llegamos al cuarto de la Fulanita y ella entró, se dirigió hasta su cama y se sentó, yo no entendía nada, mi primo me dice.

_Entra, ella dice que le gustas y quiere que la beses.
_¡¿Qué?!
_¿Qué pasa, acaso no has besado a nadie.

Aquel fue un golpe bajo, del cual debía salir victorioso.

_No, claro que ya he besado.

Dije indignado.

_Entonces entrá y bésala, nosotros vigilamos aquí.

Dijo mi primo.

La Fulanita esperaba en la orilla de la cama con la vista puesta al suelo, yo caminé al patíbulo, en ese momento sentía que no avanzaba, que la distancia se había triplicado, mientras avanzaba escuché el rechinar de las bisagras lo cual nos daba privacidad, pero las risas pícaras de la concurrencia se escuchaban, también el Shhhhh, para no ser descubiertos por doña Tulita. Al fin llegué y menté al lado de la Fulanita y vi para todos lados, estaba asustado y emocionado. ¿Y si nos cachaba doña Tulita? Las bisagras sonaban de vez en cuando y por entre lo que la puerta permitía los ojos de la banda y las risas nerviosas, pude escuchar cuando alguien preguntó.

_¿Ya?
_¡Shhhh!

Bueno a lo que me enviaron, le coloqué mi brazo sobre sus hombros, ella seguía viendo hacia abajo, imagino que emocionada y asustada, recordé el beso de la navidad anterior, así que le tomé la barbilla y lentamente y sutilmente le fui levantando la cara hasta que ella quedó entregada recostando su cabeza sobre mi hombro y al hacerlo tenía los ojoso cerrados, vi sus labios y me acerqué lentamente coloqué mi boca entre abierta, mientras que la de ella estaba cerrada, al besarla ella no abrió la boca y eso fue raro, así que traté con mi lengua de abrir su boca pero esta estaba muy bien cerrada y por mas que hice no logré que la abriera dejándola toda ensalivada, yo escuchaba risas nerviosas y esto.

_Deja ver. Quiero ver.

En eso todos entraron como estampida y mi primo dijo muy asustado y nervioso.

_Viene doña Tulita.

Todos nos hicimos los locos, ella llegó y nos observó detenidamente, luego dijo.

_¿Por qué tanto silencio y risas nerviosas, qué están haciendo?

Días después ella ya había aprendido y los besos fueron mejores.

Para cuando tenía quince años, me invitaron a un viaje, así que nos fuimos, pero estuvimos en un lugar antes de cruzar la frontera al país, nuestro destino. Una noche uno de mis amigos por los cuales me invitaron al viaje me dijo que lo acompañara al campo de la feria y así lo hicimos, cuando nos acercábamos al campo de la feria se nos acercó una chica amiga de mi acompañante, este se le iluminó el rostro al verla y nos presentó, a mí me impresionó, era muy linda, ella al saludarme y yo extenderle mi mano, ella la tomó y mi mejía la besó, yo sentí una buena vibra, pero a mi amigo esto no le gustó, resulta que la niña posiblemente rondaba mi edad y andaba con una chaperona más o menos de la edad de nosotros, la chica dispuso que la chaperona fuera la pareja de mi amigo y yo la de ella para subir a las ruedas mecánicas a las cuales ella nos invitó, esto emocionó a la chaperona y por supuesto a mí, no así a mi amigo. Nos la pasamos increíble, menos mi amigo, al fin llegó la hora de volver a casa y la chica nos dice si la acompañamos hasta su casa, mi amigo dijo que no apresuradamente, pero yo dije que sí, y así lo hicimos, mientras caminamos ella me ofrece un chicle de mora o fresa, no lo recuerdo bien, pero era uno la pura miel. Cuando llegamos a un lugar al fondo se lograba ver una enorme casa, lujosa muy linda, ella dice hasta aquí, no quiero nos vean mis padres acompañadas pues no me dejarán salir mañana, está bien, la chaperona se alejó de nosotros con mi enojado amigo y una vez ellos alejados la chica se cuelga e mi cuello y me besa, yo de una me tragué el chicle, la chica era una experta en el arte del beso y creo que sabía lo que el chicle haría pues nuestra saliva tenía un delicioso sabor a miel, esa noche nos besamos largo y tendido sin desear separarnos uno del otro, hoy que lo recuerdo se me hace agua la boca, una de mis mejores experiencias en esto de los besos.
De regreso mi amigo no me hablaba, pero con forme avanzamos este me dice.

_¿Cómo besa?
_Muy rico, muy rico.

Para las vacaciones de ese año como era costumbre regresé para con mis primos, solo que esta vez todos habíamos crecido, ya no éramos los mismos. Para la mañana siguiente llegó mi prima la de las sábanas blancas convertida en una belleza de mujer, recuerdo que me invitó a salir a un corredor largo y solitario, yo me acomodé sobre una cómoda silla, ella se sentó sobre mis piernas y me dice.

_¿Recuerdas las sábanas blancas?...


Continuará...



Tomado del Libro: "Historias de un Adolescente Tímido" de Sergio Raga.

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