lunes, 20 de noviembre de 2017

La Sombra


_Acompáñame no quiero en solitario caminar.

Dijo a la sombra y esta se levantó y lo acompañó, por donde este fue, ella siempre como su sombra le acompañó, a ella le empezó a gustar verse a su lado y muy cerca de su corazón, él le hablaba y le contaba cosas de amor, largas caminatas siempre juntas bajo el sol, caminaban sin descansar, cuando quien le invitó al fin se cansó entró en un terreno baldío y en una duma de barro, escombros y hierbas malas se acomodó, extrajo un cigarrillo y lo encendió, ahí lo fumó, con el humo hacía figuras graciosas, las cuales le llaman su atención y la admiración por quien junto a él la llevaba siempre, este se durmió gracias al calor de aquella primavera y su sombra a su lado vigilante lo cuidó, su sueño veló y a la vez su belleza ella contempló y admiró. De pronto unas nubes taparon el sol ella se asustó pues perdió la fuerza y cuando casi desaparecía este despertó, pues, lo fresco lo trajo de regresó, se levantó y del lugar baldío él salió junto a él su inseparable amiga, quien a pesar de que las nubes le hacían daño ella feliz a su lado caminaba. Cuando los vientos alejaron a las celosas nubes, ella de nuevo apareció, lo hizo con fuerza y feliz se sintió.


_Ahí estás, creí que también me habías abandonado, ¿ya te he contado qué tuve a alguien que siempre a mi lado estuvo?, me acompañó, tomados de la mano caminamos, estábamos enamorados o al menos yo si lo estaba y mucho, pero un día de mi lado se fue y ya nunca supe más de ella. ¿Tú nunca lo harás, siempre a mi lado estarás?

La sombra emocionada dijo que sí, claro él no lo vio, pero si lo sintió, siguió su andar, nada lo detenía, pasaba por campos enormes, de tierra, otros con grama verde y fresca, otras veces sobre el caliente pavimento, llegaban a parques y otros mil lugares más, ella, su compañera nunca lo abandonó, muy orgullosa de no defraudar al que un día le invitó a caminar a su lado, la que hoy era su confidente, quien conocía hasta el más intimo secreto, feliz se sintió y mientras por su lado, otra veces por detrás y otras por delante muy orgullosa y feliz caminada a su mismo ritmo.
Algunas veces hasta fue el coro para las canciones que musitó mientras avanzaba hasta el atardecer y cuando les llegaba la noche ella, muy sigilosa se escondía para que nadie la fuere a criticar por verle entrar con él y dormir juntos en su cuarto, la sombra que un día fue, solo eso, una sombra sin más ni qué, de esas que son ignoradas por quien las lleva consigo y que nunca les presta la más mínima atención, es más, ni saben que existen, pero este no era su caso, ella era importante, ella era su confidente, la dueña de sus secretos, esto la hacía muy importante entre las otras que la veían tan feliz y la envidiaban por eso.

En uno de tantos días juntos, hablando del mismo tema, tarareando las mismas románticas canciones, el cielo se nubló y mucho, fue tanto lo que se nubló que este quedó solo, acompañando a aquel día frío y oscuro un ventarrón, este hasta los pies le llevó un lindo y pequeño sombrero, lo tomó y lo  levantó, mientras lo hizo la dueña del lindo y pequeño sombrero la que corría tras él se acercó y las gracias le dio, por detener al ventarrón ladrón, quien en un descuido su sombrerito le arrebató, ella llegó cansada pues tuvo que correr por varias cuadras.

_Gracias, me has salvado la vida, pues amo este pequeño sombrero.

El chico no sabía que decir, pues quien le agradecía era una hermosa chica, quien tomaba de las manos de él, el sombrero, pero este no lo soltaba por el asombro.

_Me das mi sombrero por favor.
_Eh, claro, perdón, que torpe, si es tuyo, cógelo. 
_Gracias.

Dijo la chica, y una vez con el sombrero en sus manos, siguió su camino, pero el chico reaccionó, no podría dejar pasar la oportunidad que la primavera le daba.

_¿Perdón por qué dices que te salve la vida?, solo es un sombrero.

La chica se sonrió.

_Bueno, no es para tanto, solo era una expresión, me gusta tanto mi sombrero.
_Es muy lindo, pero no tanto como la dueña. Ella se sonrojó y respondió.
_Gracias, eres muy amable. ¿Eso crees?
_Sin dudarlo un instante.
_Bueno, debo irme.
_¿Por qué, alguien afortunado te espera en algún lugar?
_¡No! nunca ha habido un afortunado, eso creo. La verdad nunca he buscado y si lo ha habido nunca lo he sabido. Adiós y gracias.
_¡Espera! ¿Me acompañas?
_¿Adónde?
_Te gustaría un helado, yo tengo ganas de uno.
_¿De chocolate?, amo el chocolate.
_¡Sí! Yo también, muero por el chocolate.
_Bueno, esta bien, lo acepto, vamos.

Para cuando se dirigieron a la heladería, la oscuridad de aquel raro día, se desaparecía, los vientos se morían, y entonces, apareció llena de energía la sombra. 

_¿Me extrañaste? ¿raro día no? ¡Oye! ¿tú quien eres?
_Hola, tranquilízate soy la sombra de ella. Dijo la otra sombra.
_¿Qué me tranquilice, pero cómo podría tranquilizarme si esta me esta robando el amor y la compañía de él?
_¿Por qué tanta alharaca solo eres su sombra?
_Eso lo serás tú. Yo soy su amor, su confidente, su corista, quien le cuida el sueño, soy su compañera.
_Eres rara, ¿no estarás loca?
_Loca tu abuela, o mejor, esa que ahora va con él.
_Respeta abusiva, que ella es como si fuera yo.
_Eres tú idiota. 
_Oye debes de tranquilizarte, solo somos sombras, eso nada más, tú eres la idiota.
_No, nosotros somos más que eso, somos un equipo, somos una linda pareja, somos confidentes, que no lo puedes entender.
_Qué raro, pues a mí nunca me ve, no me habla, ni sabe que existo, así que no te lo puedo creer, para mí que eres una loca.
_¡Hum! Le volteó la cara, muy molesta.
_Oye, ¿por qué no lo aceptas?, no creo que después de este helado y de chocolateeee, mmmm, te vuelva ni siquiera a ver. ¿Sabes qué deberíamos hacer en lugar de estar peleando por algo que es nuestra vida, ser una sombra? 
_¿Qué genio?
_¿No te das cuenta? Será una cita doble, ellos, tú y yo.

La sombra quedó en silencio y observó a su confidente, su cantante, su amado, el que un día le pidió que lo acompañara y al verlo vio que era feliz, tan feliz como un día lo fue, antes de que se diera cuenta de que ella existía y lo amaba tanto que se resignó a su realidad, al fin de cuentas quien le hacía ver su realidad no estaba del todo mal.

_Bueno, acepto, pero no creas que lo olvidaré, él fue tan especial conmigo.
_Claro que no los olvidaremos, ahora somos cuatro, no es genial. Debemos de estar atentos para que no se aparten, pues, si lo hacen nosotros tendremos que alejarnos también.
_Oye ¿qué haces?
_Nos tomamos de la mano.
_Pero ni siquiera me has pedido que sea tu novia.
_Yo creo que alguien ya lo hizo. Mira.

Los chicos después del helado y de hablar se hicieron novios y ahora juntos los cuatro todo el mundo recorrerán, la sombra ya se enamoró también, los cuatro son felices y al parecer esta historia va para largo, pasará mucho tiempo para que se separen; los cuatro estarán hasta el final, cuando ya no sean cuatro, serán ocho o a lo mejor más; pero esta es otra historia.





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