martes, 14 de noviembre de 2017

Las Ocurrencias de Muma 1


Habíamos llegado a casa de Muma con mi hermano Juan, este nos recibió con el mismo cariño de siempre, tan es así, que nos invita a una fiesta a la cual él asistiría con su esposa, amigos y familiares de la cónyuge. Mi hermano Juan me ve y con una mueca me hace la pregunta, la cual era, si íbamos o no, yo que era un adolescente de unos 16 años, me entusiasmo la idea, pero teníamos el pequeño problema de la indumentaria que cargábamos, Muma que era alguien muy inteligente, nos vio y dijo.

_Por los tacuches (trajes de gala o noche para caballero) no se preocupen que yo tengo muchos. 
_Bueno, entonces veamos que ropa tienes. Dijo Juan. 

Y caminamos hasta su guardarropa y efectivamente el mueble estaba lleno de ropa par esa ocasión, Juan no tuvo problemas con el tacuche, el del clavo era yo, pues los trajes eran par adultos de complexión normal, mientras que yo era un culicagado y flaco. Ambos se rascaron la cabeza, pues había un problema y era yo, sin embargo Muma dijo.

_No te preocupes, al fin y al cabo lo que importa, es el santo no el hábito. Y luego se sonrió con esa característica sonrisa que erizaba la piel, no porque fuere diabólico, sino por que aquel era de temer, por sus ocurrencias; y es que, si te agarraba de su mula, te llevaba la chingada. Ni modo, no respondí solo me puse el hábito y al verme en el espejo casi me cago de la vergüenza y es que parecía espantapájaros.

_Te ves como mierda entacuchada. Dijo Muma.

Y tanto Juan y esposa soltaron la carcajada, pero Muma seguía serio (así era él) mientras que yo me quitaba el tacuche muy decepcionado.

_Mejor me voy para mi casa. Dije muy desilusionado, entonces mi cuñada dijo.
_¿Por qué no te probas un traje de cuando Muma estaba muy flaco? 

Abrieron una bolsa con ropa que obsequiaban y de ahí sacaron lo mejor que encontraron, con lo que de allí sacaron ya parecía gente. 

Pues, ya solucionado el problema nos subimos al carro Datsun 1200 de Juan y nos dirigimos para la zona 11, al salón de Los Agentes Viajeros, por aquella noche de otra época no tardamos nada en llegar, las calles parecían estar desoladas, como si nadie viviera por el sector. 
Juan acomodó su auto sobre la calle principal, justo a un costado del arriate, donde ubicó un lugar pues, ya habían muchos autos por el sector. 
Entramos al salón y dio inicio la saludadera; era el casamiento de una familiar de mi cuñada y en el lugar, la familia y amigos de mis hermanos y algunos conocidos míos. Mis ojos deseaban ubicar a alguien con quien pasar una noche agradable, la verdad que no estaba mal el catálogo de adolescentes en el salón. 

Una vez el baile de los novios, después las palabras de agradecimiento y el tradicional brindis dio inicio la pachanga (el baile), el salón se vio invadido de una, el combo tocaba una melodía pegajosa y de moda, yo di inicio a mi caminata para observar quien podría ser mi pareja de aquella noche y luego de varias vueltas al salón y otros viajes al baño para observar como me veía y a otras cosa, tome valor y le pedí a alguien que bailara conmigo y esta aceptó encantada, pero esta será otra historia. Así transcurrió la noche y entonces fue la hermana mayor de mi cuñada quien dijo.

_¿Alguien me acompaña al baño?
_¿Para qué, acaso necesitas quien te limpie el culo? Dijo Muma; y la sonora carcajada. 
La Tony dijo.
_¡Su madre! Y se retiró al baño en solitario.

Mientras laTony estaba por el baño, llegaron los meseros y nos sirvieron la cena, se trataba de un tamal (comida típica de masa y carne de cerdo, gallina envuelta en hojas verdes). Entonces alguien se extrañado del regreso tan rápido de la Tony, debido a la rapidez con la que regresó la Tony del baño a sabiendas de lo tardada que son las mujeres cuando van al baño. Se acercó hasta la mesa y exclamó.

_Puta muchá, no pude hacer del dos, ni del uno, porque no hay papel en el baño. 

Para todos esto fue de lo más normal y lógico que ella regresara molesta a la espera de que llevaran papel higiénico al baño; pero Muma, el eterno ocurrente, de una sin dejar respirar a nadie dijo.

_¡Tenga esta hoja de tamal para que se limpie bien el culo!

Y en el salón resonó tremenda carcajada incluyendo la de Tony, pues ella bien sabía que si hacía una replica a Muma, saldría más jodida de lo que ahora estaba. 

Mientras, todos veían para nuestra mesa, nadie se extrañó, pues todos sabían muy bien que donde se encontraba Muma era para cagarse de la risa y con la pobre Tony, Muma se la tomó toda la noche y esta se la tuvo que aguantar.




Hasta la próxima ocurrencia de Muma...


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