martes, 23 de enero de 2018

Cuando te conocí


Cuando por mi camino te vi yo sin querer te seguí, como ladrón me escondí de ti para que no te dieras cuenta de que detrás de ti iba como la abeja que busca a su flor para sobrevivir, para fabricar su miel, yo necesitaba acariciar tu piel, recoger de tus labios toda la miel.

Cuando te vi pasar a mi lado y me llegó tu aroma sin darme cuenta hacía ti volteé eras un ángel sin alas que del cielo a mi lado cayó para hacer de mi vida lo mejor, sentí miedo lo confieso, como el cachorro lastimado que teme a la más delicada caricia, pero que la permite porque la necesita, seguía detrás de ti y tú sin saberlo o si lo sabías sabías disimularlo bien.

Cuando te perseguía eras mi guía, mi lazarillo, quien me conducía hacia un cielo estrellado, de la mano a pasear por el lado oscuro de la luna para evitar malos entendidos con el lobo que cada noche desesperado le aúlla gritando cuanto la ama, ese era yo, como decir a quien no se detiene para presentar todo el amor que a cada paso que da nace hoy en mí.

Cuando por largo rato caminé ya sin esconderme, pues deseaba ser descubierto como si fuere el continente americano que frente a Rodrigo le dijo; mira aquí estoy esperando para ser descubierta y me ultrajes y tomes de mí todo los tesoros que escondo para compartir, ese era yo, esperando ser divisado y que supieras que existo para entregar todo el amor que tengo aprisionado esperando encontrar con quien compartirlo y esa sin duda eras tú.

Cuando por fin me ves, siento morir, siento que las piernas me traicionan, que me falta el aire y que mi corazón como cobarde desea salir de mi cuerpo escapando no por no querer ser amado, más bien asustado y no sabía que hacer para no desperdiciar esta oportunidad y que lo desilusionara quien en secreto ya seguro amaba.

Cuando te conocí ese día fue el más grande día de toda mi vida, como lo fue el día que a la vida llegué, busqué un pecho que me diera calor y alimento, ahora mi alma nacía a la vida y desesperado buscaba unos labios para besar y una piel para acariciar y esos labios y esa piel eras tú, la persona ideal para entregar el más grande tesoro que resguardaba con mi vida y ese tesoro te lo deseaba entregar, esperaba que recibieras en tu regazo y entre tus brazos todo mi amor.

Estas maravillas fueron las que sentí cuando a mi lado pasaste, cuando en mi camino te cruzaste, cuando como ladrón te perseguí para entregarte todo mi amor. 

Ahora a tu lado soy feliz... Tú no?



No hay comentarios.:

Publicar un comentario