sábado, 12 de enero de 2019

MARIO FERNANDO


Mi hermana y yo nos preparábamos para cuando llegara nuestra cuñada, aquel sábado ella nos había invitado a almorzar a un restaurante de comida China, un lugar muy popular al cual jamás habíamos tenido la oportunidad de ir. Llegó mi cuñada, nos despedimos de nuestros padres y salimos con rumbo hacía el restaurante. Mientras viajábamos, ella nos hizo saber que también había invitado a unos primos y que deseaba nos conocieran, esta pareja de hermanos pasaban por un momento muy difícil, sus padres se habían separado y para mi cuñada Aracely era importante que nosotros le ayudáramos con el dolor de los chicos por dicha separación; mi hermana no tuvo problema, pero yo no me sentía cómodo con la idea.

_Bueno el es Mario y ella es Jacky. -Dijo mi cuñada-. Y ellos son Sergio Y Nory. -concluyó-.

Las chicas se adaptaron de inmediato, no así Mario y yo, él me veía con cara de no buenos amigos y para ser honesto a mí tampoco me simpatizaba lo más mínimo. 

Una vez en el restaurante, nos acomodó de tal manera que Mario quedó a mi lado, las chicas encantadas hablando quien sabe de qué, mientras que nosotros hablábamos porque Aracely nos sacaba las palabras a la fuerza. Mario era un chico más joven que yo y estaba muy afectado por su actual situación. Así fue como nos conocimos con Mario Fernando.

El tiempo pasó, mi hermano se casó con Aracely y después de tener a su primogénito, decidieron llevarse a casa a Mario, adoptándolo como si fuera su hijo, Jacky se quedó con su madre y abuela.

Nos hicimos jóvenes, un par de adolescentes y para estas alturas ya nos veíamos como si fuéramos hermanos, yo lo presentaba como mi primo y él igual. Con Mario íbamos a mañanas deportivas, kermes, fiestas, aniversarios de colegios. Recuerdo que una vez fuimos a una mañana deportiva de su anterior colegio, uno muy importante por cierto, uno donde estudiaban los hijos de papi y mami, me refiero a los chicos afortunados y de muchos recursos, ahora Mario estudiaba en una institución del estado, pues su padre le quitó el apoyo económico cuando se separó.

_Hola Fer. Dijeron un grupo de chavos.
_Hola que onda, ¿cómo están?... Les presento a mi primo Sergio.
_¿Qué hay? Dije, pero los condenados ni me pelaron.
_Supimos que tus papas se separaron, suponemos que por eso ya no seguiste estudiando acá.
_Sí, así es.
_Y ¿donde estudias ahora? Preguntó uno de los estirados y tarados.

Mario respondió de lo más normal y cuando estos escucharon el lugar donde ahora estudiaba estos se vieron las caras como quién dice: ¿Y esa babosada cuál es? Y después sin mediar palabra se alejaron de nosotros repitiendo el nombre del instituto donde Mario estudiaba ahora y mientras lo repetían se reían de una manera que me dieron ganas de partir la madre a uno por uno, Mario me dijo.

_¿Sabes algo Sergio? Me alegro de ya no pertenecer a esta vida, ¿nos vamos?
_Vayámonos a la mierda, acá hiede. Dije indignado y reímos.

Así era nuestra amistad con Mario, en vacaciones nos íbamos a casa de mis abuelos, allí, primos, tíos y hasta mis abuelos lo veían como uno más de la familia y es que sabía ganarse a la gente con su manera de ser. Fue allí que conoció a una prima, según dijo hasta el uno de noviembre del año pasado, la última vez que lo vi y la primera después de muchos años, que mi prima era y seguía siendo el amor de su vida.

Mientras Mario estuvo conmigo, fue in chico sano, me refiero sin vicios. Pero un día que regresábamos de una mañana deportiva, Mario me dijo.

_Sergio ya me aburrí de todo esto, me voy. 

Y se fue. Esa fue la última vez que Mario y yo salimos, nunca más volvimos a salir a mí me dolió mucho, pues era mi compañero de toda una vida. Mario se unió a un grupo de nuevos amigos los cuales, fumaban, bebían y quien sabe que más, esa fue la vida que él deseaba cuando llegó a una edad la cual pensó, lo que hacemos con Sergio son cosas de niños.

A finales de la década de los ochenta y empezando los noventa, Mario llegó a la que fue su casa, mi casa acompañado de su mamá (q.e.p.d) para despedirse de nosotros, pues se iban a los USA, Mario se disculpó conmigo por haber tomado aquella decisión de no ser más mi amigo y hermano y yo lo entendí, para estas fechas yo había recaído en mi problemas de depresión y ansiedad, fue tal vez como me vio que sintió pena y por eso me dijo todo aquello, dijo: que la mejor parte de su juventud la vivimos juntos y que jamás la olvidaría. Después de esto, a los años Mario regresó y en un par de viajes me visitó, siempre con un regalo de los USA, cosas para mi profesión que no podía comprar en mi país. Después de aquellas dos visitas no supe más nada de aquel, salvo por comentarios de mi hermano y cuñada.

Hace un año, sonó mi celular y en el identificador de llamadas un número desconocido, respondí y alguien dijo.

_Hola mi hermano, ¿cómo has estado?
_¿Quién habla? Dije, pues no reconocía la voz.
_Soy yo mi hermano, Mario Fernando.
_¡Hola! que alegría escucharte Mario. ¿Y ese milagro?
_Milagros que dan las enfermedades mi hermano, ya sabes cuando estamos bien sobran los amigos, pero cuando estás mal se van, pero sé que tú sigues ahí para mí.
_Pues claro. ¿Y qué tienes?
_Pues, estoy bien jodido mi hermano, me volví diabético y esto me dañó mis riñones, estoy algo cegatón, tengo problemas con el corazón, si me ves, no me reconoces, estoy bien avejentado, en pocas palabras hecho mierda mi hermano, pero recordando nuestros tiempos de juventud.
_¡Wao!, ¡vaya!, no sé que decir.

Después de esa charla, mis sobrinos me contaron de que Mario era un alcohólico desde hacía muchos años, que tuvo problemas con su esposa y que tuvo que regresar al país, pero que su alcoholismo lo dominaba y este, según los médicos lo tenían muy mal. Fue una noticia que me dolió mucho enterarme y a mi mente regresaron sus palabras: Sergio ya me aburrí de todo esto, me voy.  Y entristecí.

Para el uno de noviembre del 2018, en una reunión familiar alguien llamó a la puerta, yo me encontraba hablando con alguien y de pronto me tapan los ojos por atrás, yo ni idea de quien era.

_¿Adivina quien soy? Dijo.

Pero la voz no era familiar, entonces agregó.

_Adivina mi hermano, ¿ya no me reconoces?
_¿Mario Fernando?
_Sí mi hermano.

Nos abrazamos y algunas lágrimas se nos escaparon a los dos, esa tarde se nos hizo noche hablando y recordando, yo con un refresco y más tarde una taza de café, Mario aprovechó para brindar con licor el reencuentro, lo clásico del alcohólico que no acepta su enfermedad. Después de ese día de noviembre ya no supe nada de Mario, fue hasta ayer 11 de enero, que recibí una llamada de uno de mis sobrinos, este me dijo.

_Sergio, tengo malas noticias... Mario Fernando murió hoy en la madrugada...


A la memoria de mi hermano Mario Fernando Roca +11-01-19


 "En menos de un año se han ido dos amigos, que más que amigos, fueron mis hermanos. Pero que vivirán mientras yo viva; con mis historias, y es qué, aunque ya les he compartido algunas quedan muchas buenas historias y aventuras con estos dos personajes tan especiales para mí. No sé si supieron al amigo del que una vez se alejaron y que siempre los estuvo esperando con los brazos abiertos".



SergioRaga 12-01-19




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