viernes, 16 de noviembre de 2018

Abuso infantil


Llevábamos un año de habernos cambiado de colonia y por ende, yo llevaba dos años en una nueva escuela, lo bueno era que la escuela era nueva, la estrenábamos, también conocí nuevos amigos y me tocó olvidar a mis primeros compañeros de escuela. En esta escuela me sucedieron tantas anécdotas, las cuales en su momento les narraré, creo haber contado ya la de los "Barquitos de Papel". 

Yo estaba en el tercer año de primaria, por aquella temporada estudiaba en la jornada vespertina, les comento esto, porque me cambiaron a la matutina por una bola que decía se estaban robando a los niños, cosa común hoy día, no así en aquellos maravillosos años de inocencia y de respeto por la vida. 

Recuerdo que para ahora ya me había integrado al grupo, pues para cuando llegué a esta escuela ya las clases llevaban cuatro meses y eso fue difícil para alguien tan tímido como lo fui; este año me había tocado en el salón de una maestra que hasta el día de hoy la recuerdo, era una señorita de singular belleza de portada de alguna revista para caballeros, era una mujer veinteañera, de una figura, que hasta para un niño de corta edad le provocaba ya algo de morbo, en esos tiempos ya se usaba la minifalda y esa bella indumentaria femenina, ella la lucía muy bien, nadie decía nada, ningún padre de familia se quejó y menos sus alumnos, empero debajo de toda esa belleza de hembra, había una bruja muy bien escondida pues, era mala la condenada, bueno, claro, cuando la sacábamos de sus casillas, o cuando no dábamos la lección, o no llevábamos la tarea, pero todo se le perdonaba por su belleza, -esta no parece una historia de niños, bueno, ver el título-, para mí todos los días de clases eran lindos, el único día que me enfadaba y mucho, era el día que nos tocaba educación física, ese era el único día que yo sentía un dolor de estómago; y las primeras veces me salvé de no ir a clases, hasta que mi mamá se dio cuenta y a punta de chancletazos me hacía ir a la escuela, era obvio que ya en la escuela el dolor psicológico se desaparecía, yo no entendía por qué a mis compañeritos de grado les parecía un día genial, ellos llegaban felices; ese día nadie faltaba a clases, para todos era un día glorioso, menos para mí, esa clase nunca me gustó, y me acompañó por toda mi historia escolar, menos mal que en la universidad esa materia no existía. 

Todos los chiquilines llegábamos con nuestro uniforme de educación física, una pantaloneta blanca y playera blanca también, por nuestra espalda un bolsón, donde llevaríamos nuestros libros, cuadernos, lapices, etc. 
Yo caminaba con desgano, esa maldita materia era mi desgracia escolar, aunque debo aceptar que ya en la clase a veces me la pasaba bien, al termino de la clase en el patio, regresábamos al salón con una hediondez por el sudor y por las sienes los chorritos de mugre, en el cuello los anillos de color tierra mojada, las playeras completamente humedecidas, como si fuera concurso de playeras mojadas pero sin senos sexys, a nuestra mentora se le veía en el rostro el desagrado y ese día no llamaba a nadie a su cátedra para pedir lección, es más, por alguna extraña razón, los pupitres estaban más alejados de su cátedra, hoy sé por qué, a condenada y linda maestra del tercer año. 

Entre nuestros compañeritos y compañeritas siempre había más de uno o una huevona retrasada que no lograba pasar el grado y en nuestro salón no había excepción, pero en esos tiempos, yo ni enterado, pues carecíamos de la malicia de hoy día y para mí, todos éramos de la misma edad. 

Hoy, niños del cuarto año ya en las aulas o en algún lugar alejado entregándose lengua.

Pues bien, la semana pasaba muy rápido y cuando caía en mi realidad tocaba de nuevo colocarse el uniforme de educación física, de como 60 niños, yo el único que llegaba cabizbajo, el resto llegaban corriendo y felices por los dos malditos períodos de juegos y ejercicios. 

Yo veía el reloj que colgaba de la pared, este se burlaba de mí caminando muy deprisa, la segundera daba doble brinco la condenada y la minutera aprisa se acercaba al final e inicio del período, en eso se escuchaba puntual el timbre que anunciaba el cambio de período, en ese momento todo se me ponía en cámara lenta para mí, cuando veía a todos dar un brinco de alegría y con ese brinco la algarabía y el griterío y todos como una estampida salían para afuera como si hubiera un lugar en el campo para apartar, yo era el único que salía al último y con la cabeza y mirada observando al piso, la maestra me veía sobre sus espejuelos con una sonrisa en sus deliciosos labios, -esto lo digo hoy de adulto-, yo era el último en llegar al campo y no me interesaba cual fuere el lugar que me tocaba, pero como era un niño alto me tocaba los primeros lugares; maldición, el profesor nos indicaba dando un gogoritazos cada que hablaba, cada que daba una orden, un horrendo gorgoritazo, parecía árbitro vendido en u clásico de fútbol. 

Hoy recuerdo y les cuento esta escena y es por eso que narro esta historia que deseaba olvidar, pues solo de recordar esa clase me da hueva, jajaja. 

Ya todos en fila india, por un lado los niños y por el otro las niñas, aquello era un relajo, y cada instante el gorgorito sonaba llamando a la cordura, entre el relajo de niños, tal cual, caballos esperando se habrán las rejas para iniciar la carrera en el hipódromo, de entre la fila de las niñas salía una de ellas, que para esos tiempos no me di cuenta, aunque si supe que algo no andaba bien, cosa que para el resto de los chiquilines ni enterados, yo veía que la niña, la cual ahora que recuerdo, ya no era una convencional niña, como el resto de ellas, esta ya tenía senos y caderas, piernonas y su cabello arreglado, se acercaba al maestro y le decía entre la locura de los que no vieron lo que yo vi y si lo vieron, para ellos fue algo normal como lo fue para mí, pero la verdad, yo sentía que lo que veía no era normal.

_Profesor, ¿será qué hoy no puedo tomar la clase? Dijo la "niña".
_¿Por qué? Responde el maestro con gorgorito en boca y ceño fruncido.
_Es que me duele algo.
_¿Qué le duele? Preguntaba el hombre tostado por el sol.
_Me duele aquí. Decía la niña y se tocaba su vagina.
_¿Dónde? decía un lujurioso maestro al ver donde ella se tocaba.
_¡Aquí!
_¿Allí? Decía el maestro viendo donde ella tenía la mano.
_Si profe, y me duele mucho.
_¿Es aquí dónde te duele? Decía el maestro animándose a tocarle su parte.

La niña le tomaba la mano y se la colocaba justo sobre su vagina, es más, hubo algunas veces después de aquel día, el cual fue el último día de educación física para ella, nunca más después de la acariciada que el maestro le daba, volvió a tomar una sola clase más, ella se iba para una sombra y ahí se acomodaba, sentada se arreglaba las uñas hasta que terminaba el período, que ella le metía su mano por debajo de la pantaloneta. 

Cada día de clase, la niña salía de entre la fila de niñas y el maestro le decía mientras le metía la mano por entre su pantaloneta.

_¿Es aquí dónde le duele? Decía el dorado por tanto sol mientras la acariciaba.
_No, es aquí. Decía ella y le tomaba la mano y se la colocaba seguro donde ella sentía más cosquillas.
_¿Aquí? Decía el maestro.
_¡Sí, justo ahí! Respondía.

Aquello nos quitaba unos minutos de clase.

_Bueno, puede ser peligroso ese dolor, mejor se sienta mientras doy la clase. 

Para mí aquella escena no era normal, por el lugar donde le dolía a la niña, pero nunca le di importancia, por el contrario, me daba envidia que la niña no tomaba la clase y siempre la ganaba con la nota más alta, pero yo, de baboso me acercaba a decirle que me dolía la panza, pues para ahora ya el dolor psicológico había desaparecido.

Hoy que soy padre de familia y recuerdo mis clases de educación física, entiendo muy bien, del abuso del maestro hacía la huevona y calenturienta de mi compañerita, además me imagino lo que harán hoy día muchas jovencitas para ganar no solo esa clase, para ganar el curso completo y así, hasta graduarse en la universidad, pues, creo que puede suceder; pero esta es otra historia y además, alguno no me dirá que soy mentiroso y un levanta injurias.


SergioRaga 16.11.18


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