jueves, 29 de noviembre de 2018

Chicos Afortunados


Hay veces que te llega la suerte de la nada, como si fuera un sueño maravilloso, hay veces que te cae de golpe como balde de agua fría la mala suerte, hay veces que sientes que eres el rey y poderoso dueño de un castillo en lo alto de la montaña más alta y otras veces simplemente tienes los pies sobre la tierra y te la vives sencillamente. 

Hay chicos con suerte, hay chicos con mala suerte, hay chicos atrevidos y acomplejados que se sienten superiores a los demás y por supuesto, están los sencillos, los que no se elevan ni por un segundo del suelo, echan raíces y se mantienen firmes como el más fuerte y enorme de los robles.

Cuando llegué al que sería mi barrio en plena niñez conocí a los que me acompañarían en mis aventuras de toda la vida, esas locuras y aventuras que jamás se olvidan; nos fuimos uniendo por afinidad de intereses o porque simplemente nos caímos bien y en ellos veíamos lo que deseábamos ser, así fue nuestra maravillosa niñez, un día aquella mazorca se desgranó debido a un desastre natural, para ser exacto un terremoto el cual mató a miles de personas de escasos recursos, claro, como siempre pasa y pasará, nada cambiará mientras existan gobiernos corruptos; dos hermanos de origen Español, hijos de madre soltera, quien aprovechó para tomar ese desastre y cogió a sus hijos y decidió retornar a España, Barcelona para ser más exacto, para mala suerte de ellos al llegar a su terruño por parte de madre, en pocos semanas les dio la bienvenida otro terremoto. 

Nos quedamos a medias, pero esto no importó, la vida nos empezaba y no había tiempo para lamentarnos, había que vivir. Hasta ahora, yo un pre adolescente, uno muy tímido, intentando sobresalir de la selva que me tocó vivir, observando cómo los mejor vestidos y a los cuales esto les daba confianza se llevaban a las mejores niñas, yo solo observante junto a los míos, mis amigos de infancia, deseando ser uno de aquellos suertudos, pero no encontrábamos la clave ni  la llave del éxito de estos chicos afortunados. Yo, mientras tanto me dedicaba a estudiar y mucho, pues se me exigía en casa ser el abanderado y no se me daban mal las notas, siempre obtuve la condenada y pesada bandera, la cual me tocaba llevarla en eventos cívicos, esto lo odiaba, mientras que para mis padres y familiares era algo que los llenaba de orgullo,
a mí me sudaba la gota gorda, odiaba ser el chico afortunado en los estudios y la envidia para otros, los huevones; yo deseaba cambiar todo este éxito por una de las chicas de uno de mis amigos de grado. 

Una linda chica de este clan, por un motivo que no viene al caso explicar, un día dijo delante de todos: "Ese no me gusta", esto hizo daños graves en mi autoestima, me degrado en mi incipiente inicio de vida social, pisoteado por el piso no encontraba como levantarme, pero el tiempo continuó y el ser el mejor en los estudios también me trajo consecuencias, tales como no ser aceptado por grupos de amigos que en su momento pudieron haber injerido en mi estado de ánimo y enseñarme sin querer hacerlo a salir del fango en donde aún estaba sumergido y cada vez como arena movediza me hundía más. 

Por fin pasó esta etapa de mi vida y mis amigos crecían a mi lado con todo lo que esto conlleva, licores, drogas, cigarrillos, mujeres, prostitución, etc. Sin embargo yo tenía otras metas, las mías eran superarme, al final de cuentas se me daba lo de la estudiada, no me interesaba el licor ni el cigarrillo, mucho menos las drogas. Quizá por mi personalidad tan seria, mi semblante de persona adulta, nadie me insistió, todos respetaron mi decisión y no se me excluyó del circulo, para ahora ya superada la sección académica básica y ya estudiando una carrera pre universitaria  y con nuevos amigos, unos que eran mucho más ágiles para los asuntos que me interesaban a mí; las chicas, pues, hacía unos años una de ellas me dejó sumergido entre las arenas movedizas de una eterna timidez, algo que el resto lo superaba con estupefacientes, alcohol, entre otras cosas, yo empezaba a "madurar" la que sería mi técnica de seducción, me pasaba observando cada movimiento de los más chicos más afortunados, pero ellos seguían teniendo una gran ventaja sobre mi persona, ellos tenían dinero y yo carecía de él, ellos tenían autos nuevos, regalos de papi y mami, yo solo recibía de mis padres lo necesario para pasajes en autobús y si deseaba refaccionar debería llevar mis panes con frijoles,  pero esto no me detendría, mientras tanto, algunos de los chicos que crecían conmigo, estaban decadentes, no eran lo que un día fueron, el alcohol los empezaba a atrapar en su redes y no se diga los drogos, pero nada que hacer con ellos, sin embargo, mi amistad para con ellos seguía intacta. Pero bueno, yo sumergido en la pobreza no me quedaba de otra que tratar de salir adelante en mi empresa, la de conseguir chicas como las de mis afortunados amigos, pero a mi manera, es decir, que no les importara, moverse en autobús, en solo comer un atol de elote, un helado, cosas que para muchas esto no era nada atractivo. Por supuesto, nunca abandone mis estudios, yo estaba claro que esta era una de las llaves que abriría las puertas del éxito para lograr lo hasta ahora solo deseado. 

El tiempo, enemigo para muchos, avanzaba inexorable sin importarle si alguien lograba o no sus metas, y entre ellos yo. De pronto y para acabar de joderme la vida, a mis escasos 16 años me visita una maldición y me enfermo de ansiedad y depresión, esto trajo mucho dolor a mi casa y a algunos de mis más queridos y cercanos amigos, a otros les valió madre, ahora la vida se me ponía cuesta arriba, y, además, seguía sumido en el fango de hacía años, qué hacer, era la pregunta sin respuesta alguna. 

Entre idas a emergencias a hospitales y entre hospitalizaciones, un día un médico en una emergencia sugirió que me atendiera un psicólogo, aquello era sinónimo de estar loco, pero yo no lo estaba, mis padres se opusieron a tan descabellada locura, además, estas practicas eran nuevas en mi región, no era algo tan prolifero como hoy y claro no era tan caro como hoy, al final de cuentas no quedó más que conseguir a un profesional que me atendiera, pero cómo, y dónde, mi hermana mayor conocía a un amigo que era amigo de una extranjera y psicóloga, pero por ser extranjera trabajaba como enfermera en un hospital psiquiátrico y así conocí lo que era una terapia psicológica, la cual dio frutos de inmediato, claro, estaba joven y con una meta por cumplir, así que en termino de la distancia, una muy corta, ya estaba recuperado al cien por ciento. 

Retome mis estudios y los chicos afortunados seguían con el ritmo de vida que yo deseaba desde hacía mucho tiempo atrás, para ahora muchos de mis amigos estaban perdidos en las drogas, en la prostitución y al decir esto, me refiero a que se habían enamorado de una de ellas y la familia de este estaban muy preocupados con este problema, pues vaya que estaba muy enamorado aquel, quien por cierto hoy día nadie sabe donde esta y si esta con la prostituta quien era mayor que él. 

Pero bueno, yo seguía en mi estudio sociológico, es decir, seguía recopilando información en el arte de la seducción y ya para ahora podría escribir una enciclopedia, la información estaba recolectada y bien guardada en mi disco duro natural; era hora de ponerla en practica, ah, pero para ahora yo era el psicólogo personal de mis amigos, los que padecían de lo que yo padecí; timidez, entre otras cosas y les daba terapia, y crean o no, era muy bueno, hasta el día de hoy me encuentro con más de uno que me agradece el cambio y giro que dio su vida después de mis terapias (pero esta será otra historia). 

El momento de poner en practica todo lo recopilado había llegado, solo había un pequeño problema y era que, yo no tenía el acceso económico de los chicos afortunados, esa barrera no la había aun logrado superar, pero esto no me detuvo, así que me tire a la piscina de la vida sin salvavidas, es decir, sin dinero, sin ropa de marca, sin tenis de marca, hice lo que pude con lo que tenía y era muy poco, pero ya nada me detendría. 

Lamentablemente para ahora muchos de los que arrancamos en esta carrera de la vida adolescente se habían quedado en el camino, unos habían muerto en manos de la violencia, otros estaban atrapados en el alcoholismo y otros en las drogas, pero aún habían unos cuantos con los que podía contar, estos son los que me han acompañado a lo largo de mis historias que hasta hoy les he contado.

La aventura dio inicio y dio frutos, del chico tímido no quedaba nada más que un mal recuerdo, ahora ni los chicos afortunados me llegaban a las pantorrillas, ni con su dinero, ni con sus autos y ropa de marca, no, estos habían quedado rezagados, estos eran mi plataforma para llegar a las chicas que estaban a su nivel y no al mío, nadie entendió jamás como eso fue posible y para ser honesto, hasta ni yo me lo creo hoy día. 

Pero como decía en uno de mis capítulos mentales de mi investigación todos tenemos algo que el resto no lo tiene, algo innato, solo es de encontrarlo y explotarlo y yo sabía cual era el mío, además de esto, me encontré en mis primeros intentos de galán con una chica increíble, y ella, sin saberlo me dijo todo lo que yo o cualquier chico debía de saber de una mujer, algo como ese famoso manual para entender a las mujeres y que mejor que te lo diga una de ellas, por supuesto que ella no se daba cuenta de toda la información que yo le estaba extrayendo de su disco duro natural, y saben cómo logré esto, pues simple, acudiendo a mis desgracias anteriores, a los tropiezos que te da la vida, si la vida te da limones, pues has con ellos la mejor de las limonadas; y yo, era un experimentado psicólogo amateur, y ya con esa información en mi poder, el resto es historia; una historia que les he contado poco a poco y que aún falta mucho por contar. 

Por tanto, hay chicos afortunados, hay chicos desafortunados, hay chicos tímidos, hay chicos con miedos escondidos, hay chicos con complejos insuperables, y hemos otros chicos con los pies bien puestos sobre la tierra, como aquel ahora viejo y fuerte roble con su raíces bien enterradas. 

Les debo comentar como colorario que entre mis experiencias hubo chicas de diferentes edades, mayores a mí que me enseñaron cosas increíbles, solteras, casadas, chicas menores que me entregaron inocencia y ternura, hubo algunas bien putas, otras muy fresas, hubo chicas muy pobres, más que yo, otras como yo y también hubo algunas de mucho dinero, hubo reinas de belleza, hubo amigas de hijas de presidentes. 

Bueno, hubo de todo, pero lo mejor y gracias a esto y otras más que en su momento les contaré, fue que un día me encontré con quien hoy comparte mi vida.


Este capítulo es para aquellas personas que al leer mis historias de adolescencia tímida, me lo cuestionan, pero recuerden que todo tiene un principio, un por qué... Y este solo es un resumen de como empieza mi libro que lleva este nombre.


Tomado del libro: "Historias de un Adolescente Tímido" By SergioRaga


SergioRaga 29.11.18



No hay comentarios.:

Publicar un comentario