miércoles, 29 de agosto de 2018

Entre maestros te veas 2


_¿En serio? Te debo una mi hermano. Dije, mientras este me llevaba a la dirección.

_Buenos días, pase por favor, siéntese justo ahí.

Dijo una señora sonriéndome, seguramente era la directora del instituto, a su lado otro, un señor alto, de rostro amable, con el cuello al revés, se trataba de un sacerdote, justo al lado mío mi ahora nuevo amigo y quien me recomendaba.

_Él es de quien les hablé. Dijo mi amigo y se alejó.
_¿Trae su hoja de vida?
_Sí, por supuesto, acá la tiene.

La señora, quien sí era la directoria, la tomó y la hojeó, pero fue el sacerdote quien la leyó con atención, mientras este hojeaba mi largo historial, la directora me hacía las preguntas de rigor, yo le respondía con mucha serenidad y confianza, pasaron varios minutos para que el sacerdote regresara a acompañarnos, se vieron y sin hablar el jefe de la directora, me dice.

_¿Cuándo puede empezar a trabajar?
_Bueno -dije asombrado-, soy una persona muy formal y desearía me dieran una semana para no dejar tirado mi otro trabajo, en lo que ellos consiguen mi sustituto, ¿hay algún problema?

Ellos se vieron y creo que lo que dije hablaba muy bien de mí, que no tuvieron inconveniente en darme esa semana para ordenar todo en mi hasta hace un momento mi actual trabajo.

_Bueno ahora hablemos del salario. Dijo el sacerdote.

Yo me acomodé para escuchar la propuesta, me ofrecieron casi lo que ganaba en mi actual trabajo, una miseria menos, con la diferencia de que acá solo trabajaría medio día, tendría vacaciones escolares, bueno todo lo que ser maestro conlleva. En mis adentros la felicidad deseaba salir por cada poro de mi piel, pero yo la contuve, como quien dice; bueno me parece un sueldo justo. Luego escuche las trompetas del cielo emitir su angelical sonido cuando me preguntan.

_¿Y no tiene algún amigo con un hoja de vida como la suya que nos recomiende?
_Y, ¿eso cómo para qué? disculpe la pregunta. Dije.
_Necesitamos a otro instructor para la jornada de la tarde. Dijo.
_¿Qué les parece si tomo esa jornada también, hay algún problema?
_No, nos parece excelente, pensamos que no estaría interesado. Eso significa que su sueldo ahora es el doble a lo que le ofrecimos.
_Magnifico, lo tomo.

En mis adentros yo brincaba de emoción, estaba a punto de ganar el doble de lo que por varios años había ganado y eso que mi sueldo no era malo, estaba que no cabía en mí tanta emoción. Pedí un permiso y me retiré a mi trabajo, me esperaban a unas cuadras de allí.

A eso del medio día llegué a mi actual trabajo y lo primero que hice fue dirigirme a la oficina de mi jefe; al entrar Maya me preguntó cómo me había ido, yo le digo ahora en el almuerzo le comento. 

_Hola Ingeniero, tiene un tiempo que me regale por favor. 

Este me vio por encima de sus lentes con su cara de amargura y me señaló la silla para que me sentara, lo hice, pero esta vez con los ases en mi mano.

_¿Qué deseas?, por favor sé breve que no tengo mucho tiempo. ¿Seguro traes problemas al departamento, como todo lo tengo que solucionar yo?
_Pues, no, solo vengo a presentarte mi renuncia.

Este quedó perplejo, se quitó sus lentes, se levantó y caminó hasta la puerta de su oficina y mientras regresaba.

_¿Estás seguro, mira que conseguir trabajo esta difícil?
_Sí, lo estoy, me voy, pero estaré una semana para que consigas mi reemplazo.
_Haber, si quieres un aumento de sueldo te puedo aumentar un cinco por ciento, ya sabes la situación de la empresa no esta para más, pero de esto tus compañeros no lo deben saber. ¿Qué me dices?
_Voy a ganar el doble de lo que gano acá, además el trabajo me queda a diez minutos de mi casa, es un trabajo relajado, creo que no acepto tu propuesta.
_¿Qué me dices un diez por ciento más?
_No, es un cien por ciento más el que me han ofrecido. Dije ya relajado y con sonrisa en labios.
_Eso no es posible, conozco a la competencia y nadie paga ese sueldo, estás mintiendo. ¿Para qué empresa de la competencia te vas?
_Para ninguna, si revisas mi hoja de vida encontrarás en todo lo que puedo trabajar, todos mis estudios. Voy a ser un instructor de electrónica en una institución de prestigio.
_¿Maestro?, jajaja. Ahí no pasarás de zanate a zopilote.
_Tal vez, pero por ahora dejaré de ser un zanate. Así que ya estás avisado, ocho días y me voy; ingeniero. Me voy porque tengo trabajo que hacer.

Salí de la oficina de mi jefe, un ingeniero que siempre manipuló a sus empleados, los cuales cuando se enteraron de mi osadía se alegraron y vieron la luz al final del túnel.


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