jueves, 10 de mayo de 2018

El último café


Girando la cuchara en el café  
formando un torbellino 
me llega tu recuerdo con su aroma. 

Afuera la oscura fría tarde 
y su fuerte lluvia,  
el olor a tierra mojada 
me trae tu recuerdo también. 

Mirada en la nada perdida 
sintiendo en mi sangre ese frío,  
un te quiero sin querer, 
me trae tu recuerdo. 

Sin poder evitar 
nace una lagrima 
que recorre su camino 
al vacío.

Sobre los sombreros y paraguas 
otras mil gotas 
me recuerdan mi soledad 
y el olvido 
mientras se enfría mi café.

Sigo formando en la oscuridad 
de mi café todo un torbellino 
de recuerdos, 
en él tu imagen me sonríe 
y también yo contigo.

Y entre nostalgias y recuerdos 
pregunto por qué, 
por qué ya no estás aquí a mi lado 
como en tanto atardecer.

Fue aquel día, 
tarde maravillosa de una primavera, 
tomando un café 
cuando de mí te despides;
súplicas que espere, que volverás, 
pero eso jamás y heme aquí.

Sigo moviendo mi café 
uno que nunca tomaré
pretexto nada más, 
sigo en este apartado lugar 
preguntándome por qué.

Apartado y fuera de moda 
ya está este café, 
lugar que fue nuestro refugio, 
lugar que sin querer 
un día te encontré. 

Vestida con aquel vestido rojo
y el logo del café, 
sonriente me preguntas qué te sirvo.

Así empecé a beber café, 
de su aroma y tu sonrisa 
me enamoré, 
tantas tardes fueron este mi lugar 
hasta que te pregunté 
y me respondes que sí.

Después, cada tarde 
tomando mi café 
esperé a que terminara tu turno 
para salir a las calles tomados 
de la mano.

Disfrutar de tu linda compañía, 
sonrisas y largas caminatas en silencio 
sintiendo el calor de tus manos, 
debajo del farol, 
se endulzaron  mis labios 
y sentí tomar un delicioso 
y caliente azucarado café.

El tiempo pasó y el café se terminó 
(se enfrió) y vacía la tasa quedó 
así estoy hoy, moviendo la cuchara, 
endulzando mi amargo café. 

En torbellinos con imágenes 
me invaden de recuerdos, 
mientras afuera sigue lloviendo 
y mis lágrimas siguen muriendo en el vacío, 
pero tu recuerdo sigue tan vivo.

En uno de mil suspiros
vuelvo y pregunto por qué, 
en dónde estás, me recordarás, 
beberás tu café también. 

Sigo aquí en solitario 
moviendo la cuchara 
para endulzar un amargo café, 
amargo como es hoy mi vida. 

Me dejaste en el olvido 
sufriendo de este inclemente frío,
solamente moviendo la cuchara en mi café
y recordando aquel último café. 



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