martes, 1 de mayo de 2018

La Cuñada (Erotismo de SergioRaga)



A penas estábamos desayunando cuando entró mi cuñada, entró como si entrara a su casa, se sentó entre nosotros que desayunábamos y se sirvió, ella vestía como siempre muy provocativa, y la verdad que era una tremenda hembra, una que hacía lo que deseaba con cada hombre que se le cruzaba en el camino, los usaba y los desechaba, para mí ya era normal, no me provocaba nada, sí reconozco que era muy sensual, atrevida y atractiva, además de posesiva.

_¿Y esta vez qué te trae por aquí?

Preguntó mi esposa sirviendo algo de nuestro desayuno.

_Nada en particular. Bien, bien, que cabeza la mía, una tubería se rompió y tuve que cerrar la llave principal para que no se desperdicie el agua, pero no me puedo bañar.
_Bueno, báñate aquí. Dijo mi esposa a su hermanita.
_Está bien, gracias, pero mañana y después. No debo reparar esa tubería.
_Entonces llama a tu fontanero de confianza. Dije sarcástico.

Ella responde con desagrado.


_Ese mal parido ya lo envié a la chingada.
_Seguro ya no te satisfizo su trabajo. Dije otra vez sarcástico.
_No, para nada, ya no me sirve para nada, ese cabrón. Respondió sin dar importancia.
_¿Por qué no se lo arreglas tú mi amor? Dijo mi esposa.
_No, no, noooo, jejeje, es qué tengo mucho por hacer.
_No te robaré mucho tiempo cuñado, hazme el favor. síiiii. Dijo con esa cara de ángel diabólico.
_Está bien. Lo haré.

Así que salimos con rumbo hacía su casa, la cual quedaba a unos veinte minutos de la nuestra, ella a mi lado enseñando esas bellas piernas, su ombligo desvirgado por una linda joya, la cual, pendía coqueta de él, sus senos enormes y firmes solamente sujetados por su camisa amarrada de la parte inferior y por ahora descalza, ella aprovechaba para pintar las uñas de sus lindos pies. La verdad no era alguien que me hiciera cosquillas de malicia, pues era gemela de mi hermosa esposa, una mujer de hogar, sensata, madura en sus emociones, las dos caras de la moneda, mi esposa un ángel que cayó del cielo, madre amorosa y esta un demonio sensual que brotó del suelo. Luego de que ella pintaba el dedo más chico de su pie izquierdo, los cuales quedaron lindos me parqué y ella colocó sus sandalias y yo descendí de mi camioneta. Ella que siempre quiere tener el control caminó por enfrente mío dejando a la vista sus hermosas nalgas, las cuales se salían de su jeans maliciosamente cortado por ella para dejar al aire sus nalgas y esa cintura que mi esposa ya no tenía. Para que mentir, a mi esposa le había calado en su figura los estragos de las cesáreas y la amamantada de nuestros hijos, esas cosas que les suceden a las mujeres que son madres y amas de casa; ella, mi cuñada seguía dura y bien formada, decía que no deseaba tener hijos para que no le pasara lo mismo que a su hermana.

_Pasa adelante cuñado.
_¿Dónde está la tubería quebrada? Pregunté con ansias, para terminar pronto e irme.
_Sigue, es por acá. Es esta.

Efectivamente, ahí estaba, coloqué mi caja de herramientas para empezar con mi trabajo; al poco tiempo estaba concluido mi trabajo y decidí irme.

_Bueno Ericka, es todo te mando la factura más tarde.

Ella solo sonrió y dijo. - Mejor te pago de una, no me gusta deber nada a nadie. Y me besó la mejía, ella era una experta en las cosas de la sensualidad y creo que sin ella quererlo logró ruborizar mi piel y otras cosas, luego de esto sonrió, yo sentí que fue el demonio quien lo hizo y dijo.

_Por qué no revisas si hay otra por reventarse y así lo reparas de una para no molestarte más, ¿te parece? Mientras me bañaré, pues estoy echa un asco.

Yo pensé que era algo cuerdo y accedí así que mientras ella tomaba su ducha yo revisaba el resto de la tubería, esto me llevó unos minutos y la verdad, la tubería muy pronto colapsaría, yo iba marcando y haciendo un plano para dejarle todo el trabajo a quien lo llegara a hacer pues no estaba dispuesto a hacer ese trabajo para solo recibir otro beso en la mejía, además tenía que atender mi negocio y supervisar a mis empleados. Por fin me faltaba el ultimo tramo y comencé a revisarlo, pero al hacerlo esto me condujo hasta su habitación, la ventana estaba plena, de par en par, no creo que lo hiciera a propósito, la verdad que le gustaba exhibirse y esto seguro lo hacía para que más de un vecino se deleitara la pupila con su desnudez, pero esta vez fue a mí a quien le tocaría deleitarse con mi bellísima y sensual y diabólica cuñada.


Continuará...


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