martes, 22 de mayo de 2018

Triste Canción de Amor (las canciones de mi vida)


El poeta se despertó a media noche, lo supo pues escuchó las doce campanas del viejo reloj que tiene en su estudio y biblioteca, adormitado se sentó a la orilla de la cama, colocó sus pies adentro de sus finas pantuflas, se colocó sus lentes, los que tenía sobre un pequeño buró al lado de su cama y como autómata caminó con rumbo hacia su estudio en mente una poesía linda, entró justo cuando sonó la campanada doce, prendió la luz y se encaminó hasta su escritorio, no encendió su ordenador para no perder la inspiración, así que tomó una hoja de papel en blanco y cogió su pluma y escuchó lo que le dictaba su imaginación; pero, algo extraño sucedió, nada escribió; se repitió: -Es tan bello que nadie deberá leer esta poesía. Así estuvo por varios minutos sin poder escribirlo, por el contrario mejor decidió recordar a la mujer del sueño que lo despertó y lo inspiró, sin darse cuenta repitió: -Esta es una poesía digna de los dioses. Mentalmente la repetía y la repetía y cada que lo hacía se lamentaba no poder compartirla jamás, y así, se quedó dormido sobre su escritorio. Y en sus sueños a lo lejos de su estudio, el cual estaba con la puerta abierta y por afuera de ella una extraña bruma por la cual iban apareciendo dos personajes, la mujer con la que soñó y al lado otro un hermoso ser, ambos llegaron de un lugar diferente, de cada costado, ella llegó iluminada por la luz blanca de la luna llena y él salió de entre un océano azul y pacifico y mientras avanzaban se fueron uniendo y cuando estuvieron al lado se tomaron de la mano justo sucedió en el umbral de la puerta, ella desnuda, su larga cabellera le disimulaban a sus pechos y a su sexo una flor; él hombre corpulento y atlético, como deidad Griega que llegaba del mismo Olimpo, también con su desnudez en el dorsal pero una tela de oro y seda, la mejor le cubría su intimida, en sus rostros la eterna sonrisa. Entraron en la habitación y con amabilidad le saludaron, luego se acomodaron en un sofá, el anfitrión y poeta les ofreció algo de tomar y desdieron beber vino, los tres brindaron y el poeta casi muere al sentir la delicia de aquel vino barato que algún día en el supermercado se compró. Por toda la noche charlaron y a la vez le agradecieron al poeta el no escribir la poesía tan bella que aún tenía en mente, este les dijo: -Es extraño que no pueda escribir la mejor de mis obras, la más bella poesía, la mejor canción de amor.

Él, el dios dijo.

_Esa es nuestra condena, lo nuestro solo es una triste canción de amor. 
_Y eso, ¿por qué?

Ella respondió.

_Simple, él es un dios y yo soy una virgen, y los dioses nos obligaron a pecar y en la eternidad decidimos unir nuestras almas y en castigo nuestro amor se convierte en una triste canción de amor.
_Entiendo, pero por qué la sé yo. Dijo el poeta.
_Eso no lo sabemos, por eso hemos decidido venir contigo, para que conozcas nuestra historia y a pedir por favor que no lo escribas, nadie se debe enterar, pues de ser así, lo nuestro terminará por la eternidad.

El poeta lloró de dolor, ella lo consoló y él los observó y a la vez se lo agradeció. El poeta dijo entre sollozos.

_Que contrariedad, todos deberían de conocer su historia en esta bella poesía que me llegó en un sueño, jamás tuve la mejor inspiración.
_Pero si lo haces terminarías con nuestro amor. Dijo la virgen.
_Bueno poeta, no podemos obligarte a que no lo escribas, en tus manos queda nuestras vidas llenas de amor o condenadas a vivir separados por la eternidad.
_Me ponen en gran dilema. Dijo el poeta.

Tanto la virgen como el dios, se levantaron y con mucho afecto se despidieron del poeta, quien quedó asombrado y disgustado por haberle dejado a él la elección de escribir o no tremenda poesía, la mejor canción de amor. ambos caminaron hacía donde llegaron tomados de la mano y mientras se alejaban de la puerta y se introducían entre la bruma se soltaron de la mano y ella con la luz plata sobre ella cogió su camino. mientras que el dios caminó sobre las aguas que lo llevaron hasta ese lugar.

Al rato de aquel sueño el poeta se despertó y al verse en el estudio y en su mano la pluma, aliviado sonrió y se repitió: -Que bueno solo fue un sueño. El poma seguía gritándole entre las sienes intentando que este lo escribiera, y así lo decidió, pues sabía que con esta bella canción se haría famoso y con una tremenda fortuna, así que acercó la pluma al papel y cuando colocó la pluma sobre el papel para dar inicio a su poema de amor, lo detuvo el deseo de una copa de vino barato, se puso de pie y caminó hasta el lugar en donde guarda el vino para una vez concluido el bello poema brindar por el éxito que le llegaría y con él una tremenda fortuna, una que necesitaba con ansiedad, tomó la botella de vino barato y una copa, regresó al escritorio y decidió escribir el poema, de nuevo colocó la pluma pero sobre otra hoja en blanco pues, la anterior tenía un punto, producto de la huella dejada por la pluma cuando le quiso dar vida a su canción de amor; pero el aroma que de la botella de vino salía era irresistible no ponerle atención.

_Que delicia de olor, no puede ser este barato vino -dijo, mientras lo cogió y a su nariz lo acercó-; sí, el olor es del vino, qué raro, -se repitió y decidió probarlo-.

Al hacerlo sintió que sus sentidos se prendieron todos, el sabor era de un vino digno de los dioses, esto le hizo reflexionar.

_¡Noooo!, no es posible, es exacto al vino que tomé en mi sueño.

Lo bebió y lo bebió, era delicioso pero no era embriagador, con la copa en mano de un vino que jamás se terminaba de esa botella se acercó a la ventana y observó al cielo, alzó su copa para brindar, con aquella que existió solo en un sueño y con él que solo fue un poema que nunca escribió.

Ahora la virgen y el dios siguen amándose en la eternidad en cada noche de luna llena, hacen el amor sin descansar para aprovechar, pues solo pueden y tienen permitido hacerlo en las noches de luna llena. En cuanto al poeta cada noche sueña con lindas poesías de amor, las que lo han llevado a escribir mil libros, los cuales se venden como pan recién salido del horno y ahora tiene suficiente fama y fortuna. El poeta espera para cuando hay luna llena, esa noche no duerme observando a la luna y bebiendo el vino de una botella barata que jamás se termina.

A uno de sus libros lo tituló: Una triste Canción de Amor. Este es el libro más vendido después de la Biblia. 


Inspirada en la canción: Triste Canción. de Álex Lora.
Historia de: A. Lora y S Raga.



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