lunes, 21 de mayo de 2018

Save my life mujer


Cada instante pienso en ti, en cada momento te veo reflejada en mi espejo, en mi café, en los cristales al llover, te veo sonriendo, te veo llorando, te veo melancólica, te veo feliz y es que, has cambiado en mí todo con tu amor.

Has salvado mi vida con tanto amor, antes de ti: era desabrida, sin condimento ni sal, era sopa de agua con consomé.

En cada momento, en cada movimiento, en cada recuerdo, en cada pensamiento y no miento, me llegas como brisa suave, refrescante y reconfortante, esa que se espera con desespero en día caluroso, así de delicioso para mí es tu amor.

Voy caminando o conduciendo, escucho mi reproductor y siempre suena la misma canción, esa que te gusta tanto, esa que bailamos, esa con la que nos enamoramos, sonrío y me llega un escalofrío, pero me reconforta el recordar como tus brazos son mi abrigo, ese calor que emanas por cada poro, es puro oro, hace de mí una mejor persona, y me repito en silencio; que tu amor me ha salvado, no ha permitido que esta vida pierda sentido, ahora todo esta permitido, puedo gritar que no vivo por vivir, que vivo enamorado y esperando el momento en que nuestras almas se encuentren para demostrase e intercambien todo el amor que uno le tiene al otro.

Se me había hecho tarde para reconocer que eres la mujer que esperé, con la que cada noche soñé, esas noches fueron largas y hoy a tu lado son muy cortas, les falta horas para amar y le sobran segundos para que llegue el alba y nos descubra brillantes por sudor del otro en el cuerpo del otro, eso te causa risa y a mí me da felicidad, que curiosidad verdad, que ambos sintamos esta misma  felicidad.

Hoy podría jurar que me ha salvado tu amor, yo deseo que tu pienses igual y que des gracias a Dios por ponerme en tu camino y que al igual yo haya salvado la tuya, que haya sido tu brújula, la que le dio sentido y norte a tu amor, que tu vida tenga sentido, que yo sea la sal y pimienta, que sientas soledad cuando estás lejos de mí, que me veas reflejado en el espejo, en el café, en los cristales al llover y que solo conmigo te sientas mujer, que tus poros sientan ese frío y escalofríos y que sonriente los enfrentes sabiendo que con mis brazos son el abrigo que te darán el calor, ese aroma que escapara por cada poro, como señal de mi amor.

Eres la mujer y yo el hombre, somos la combinación perfecta, la más atinada receta, el medicamento que quita el dolor que causa la ausencia del amor, somos producto de la mejor creación, la que llegó del cielo, con el único objetivo; amar y ser amado, compartirnos nuestro amor, porque yo soy el hombre y tú la mujer. 

Eres la costilla que se me ha devuelto en forma de mujer, que maravilla, que imaginación extraerte de una parte de mi cuerpo, justo la que protege a mi corazón, esa es la costilla elegida por ello cuando siento que te pierdo me duele el corazón y es porque queda desprotegido, me haces falta mujer.

Ya se acerca el momento de que nos reencontremos, la cita es nuestra cama, oasis de amor, lugar en donde beberé de ti las mieles que las abejas del amor han logrado recolectar de cada flor de un lugar, llamado Edén, bendito jardín. 

Ven mujer que te espero con las ansias de aquel que muere en el desierto de sed, ya te veo acercarte, y veo también como se aleja la muerte, se va burlada como cada día, como cada atardecer cuando muere el sol, eres la luna que viene a rescatarme de la eterna oscuridad, el brillo plateado es el amor que traes contigo, el que has recolectado como abeja en mil flores, de mil colores, ¿qué sabores me traerás para esta noche?

Eres la mujer que salvó mi vida, que le dio sentido a lo que para mí no tenía sentido, que le dio orientación a mi velero que navegaba sin sentido por alta mar a la merced del bravo mar, océano de la desesperanza y sin esperanzas, así me has encontrado y entre tu regazo me has llevado hacia una playa que para mí estaba lejos, muy lejos, estaba deshidratado con mis labios agrietados y con mil besos los has aliviado, la insolación del destierro de un amor era mi condena, eran mis cadenas, que estaban atadas a las amarras y con las velas rotas seguía sin encontrar el rumbo sin rumbo, estaba dando vueltas a merced de las inclementes olas, sin alimento y con mucha sed, sed de amor, sed por ser amado por la mujer y esa mujer fuiste tú mujer. ¡Salva mi vida, salva mi vida!


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