jueves, 27 de septiembre de 2018

La Medium


El tipo llegó como lo hacía cada cierto tiempo a ese lugar a por un encargo, parqueó su automóvil y se encaminó hacia el humilde lugar, uno apartado en las afueras de la ciudad.

_Hola, está tu mamá, abuela o; no sé. Dijo sonriente.
_¡Abuela te buscan! Dijo la niña, alejándose del tipo.

La vieja mujer lentamente apareció al fondo de la tienda, una que no tenía mucho por ofrecer, más parecía la fachada para ocultar algo clandestino, la anciana abrió la cortina que separaba la pieza del patio y del resto de la casa, al ver de quien se trataba la anciana como en otras veces sintió aversión por quien sonriente y amigablemente le saludaba por detrás del enjaulado que protegía la nada de la tienda; la vieja pensó: -Este hombre otra vez. ¿Qué quiere?, dijo con desagrado.

_Buenas señora, aquí molestando como otras veces, mi esposa le manda este encargo para lo de siempre, ¿sería tan amable de recibirlo por favor?

La vieja intentó avanzar pero al hacerlo se percató de algo extraño en el tipo, lo que la vieja veía aun era una cosa rara que se escondía por detrás del tipo, quien aún permanecía sonriente, la vieja, sintió correr entre sus venas un calor que le impidió dar un paso más, ella observó detenidamente para comprobar que no era un efecto de luz o alguna sombra u otra cosa, pero ella observó detenidamente y lo que vio había desaparecido y entonces ella avanzó, pero al dar un paso más para recibir el encargo, como si fuera un niño tímido que se esconde por detrás de las enaguas de su madre por un costado del sonriente rostro del tipo apareció de nuevo la cosa que la vieja vio, esto la detuvo abruptamente, jamás en su larga vida ella había visto algo tan terrible como lo que en este momento veía, la cosa al darse cuenta de que la vieja lo podía ver de nuevo y de golpe se escondió por detrás del tipo, para evitar que la vieja se asegurara de ver lo que veía. La vieja terminó de avanzar hasta recibir lo que el tipo le llevó de encargo, lo que siempre le llevaba de encargo.

_Gracias señora, yo vuelvo en un par de días por esto; que tenga un buen día.

La vieja no dijo nada, ahora comprendía el por qué el tipo le desagradaba, recibió el encargo y a través de las rejas lo vio caminar hacia el automóvil, mientras caminaba sin voltear, por el cuerpo del hombre la cosa se paseaba y al hacerlo veía hacia el rejado, lugar en donde seguía la vieja observando con ansiedad y mucha curiosidad al tipo, este como si fuera una bufanda o una serpiente amorfa se movía con tanta pericia sobre el cuerpo del tipo, como si llevara tiempo en el que hasta hoy era su hogar. 

El tipo se detuvo frente a la puerta de su automóvil y cortésmente dirigió su vista hacia al vieja, quien ahora estaba afuera de la reja, mientras introducía la llave para abrir la puerta del auto, la vieja dio unos pasos con rumbo hacia el tipo, ella seguía observando la cosa que él llevaba sobre su cuerpo.

_¡Espere!

Dijo la vieja al tipo, quien intrigado se detuvo, la cosa supo el por qué del interés de la vieja en hablar con el tipo, pero la vieja ahora estaba a pocos pasos de él, la cosa se sintió amenazada y de golpe separo parte de su ser del cuerpo del tipo sin abandonarlo y con feroz rugido amenazante en contra de la vieja como advirtiéndole que no diera un paso más, que no se atreviera a intervenir; la cabellera de la vieja se alborotó como si un torbellino feroz de viento fétido le llegó al rostro y sus ropas indígenas también se alborotaron, al tiempo las alarmas de los autos cercanos se activaron, eran loa autos de los pocos vecinos o de los que se detuvieron para algo, la vieja no se amedrentó por el contrario su coraje tomó fuerza ante tan espeluznante amenaza.

_¡¡Aléjate vieja o te arrepentirásssss!!

Le advirtió la cosa oscura y de horrendo rostro, pero la vieja no obedeció, ella tenía que, sentía que debía ayudar a quien era el portador de ese engendro diabólico.

_¿Qué quiere señora? Dijo el tipo, ahora no tan sonriente.
_¿Cómo se siente?

Dijo la vieja al tipo, este que para ahora no se sentía bien, la verdad que llevaba años sin sentirse bien, pero había aprendido a vivir de cierta manera bien, pero su vida se había quedado perdida en el tiempo y ahora era solo un instrumento de la maldad, el cual lo dominaba creando en él circunstancias tan desagradables, muy desagradables que más de una vez lo tuvieron en una emergencia de algún hospital y en dicha emergencia, él como muchos otros, fueron diagnosticados por la ciencia médica como un problema psicológico, pero la vieja hoy sabía que no era así, sin ella saber cómo había sido la vida del que hasta hace unos minutos no le agradaba y ahora sabía el por qué.

_Bien, ¿por qué?
_Lo veo pálido y creo que no se siente bien, es más, creo que desde hace mucho usted no se siente del todo bien. ¿O me equivoco?

El tipo se sintió descubierto y al tiempo desconcertado ante tal aseveración, cómo podía aquella humilde mujer saber como se sentía y que no era algo del momento; mientras la cosa lanzaba manotazos intentando hacer daño a la vieja y que esta se asustara y así se alejara, ella veía los manotazos los cuales no la alcanzaban, pero no le provocaban miedo, por el contrario ella estaba convencida en poder ayudar a quien sin él darse cuenta toda su vida gritaba por ayuda sin ser escuchado, hasta ahora.

_Bueno, para serle honesto, me siento un poco mal, pero nada que no pueda controlar, ya llevo así muchos años, mejor será que me vaya, gracias por su interés.
_Espere pro favor -dijo la vieja con autoridad-, creo saber que le sucede, creo poder ayudarle, pero solo si usted quiere.

La cosa al escuchar esto le hizo de las suyas, vaya error, pues creyó que al causarle daño este por temor se iría, pero no, esto le hizo aceptar la ayuda de la vieja, quien ahora lo conducía hacia su casa abrazándole. La cosa sin soltar a su victima, por el contrario se aferraba con mayor fuerza y cólera a él, se acercaba al oído de la vieja y le susurraba palabras ofensivas, le advertía que no se metiera en lo que no le importaba, pues de ser así, él, la cosa se metería con ella y lo haría hasta acabar con su vida, la vieja lo ignoraba, así llegaron hasta la casa, la vieja le pidió a su nieta que abriera el enrejado, la nieta lo hizo y luego al estar adentro de nuevo cerró, la vieja no se detuvo con quien a penas caminaba y lo llevó por detrás de la cortina de donde apareció y vio a esa cosa escondiéndose por detrás del cuerpo del tipo, lo condujo hasta un cuarto que llevaba un buen tiempo cerrado, esto llamó la atención de la nieta.

_¿Abuela vas a entrar otra vez a ese cuarto?
_Vete a atender la tienda y no te metas en lo que no te importa. Dijo la vieja con autoridad.

Luego de abrir la puerta entraron al lugar, una especie de santuario indígena, con imágenes, telas típicas, inciensos, una mesa pequeña en un algún lugar del cuarto, con dos sillas en una de las cuales sentó al pobre tipo, luego regresó a cerrar la puerta y después de ello, sin perder tiempo en limpiar el lugar abandonado, empolvado y muy oscuro, procedió a encender las velas, el incienso y tomo unas hiervas.

_¿Qué lugar es este señora?...


Continuará... 


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