martes, 11 de septiembre de 2018

Si nos dejan (las canciones de mi vida)


Había llegado un domingo más para un poblado de pocos habitantes, en su mayoría vecinos de escasos recursos y un par de hacendados quienes eran los que tenían la economía del lugar ofreciendo trabajo en el campo a los campesinos. Ya eran las diez de la mañana, el día era increíble, el sol brillaba en todo su esplendor, José sabía que por la calle principal muy pronto aparecería el carruaje del mayor de los dos hacendados y efectivamente, por la larga calle que lleva al mercado, iglesia y parque, se veía siendo halada por hermosos caballos de pura raza, elegantes en su andar como el carruaje, en él los patrones y en medio de ellos una linda chica de nombre Paloma. Para José, cada cuadra que avanzaba aquel hermoso carruaje como sacado de un cuento de hadas se le agitaba su corazoncito, después de largos minutos, el carruaje pasó frente a José, quien tenía en una de sus manos una mercadería para ofrecer a quien deseara comprarla y la otra la tenía a la altura de su hombro, con la palma extendida, se encontraba como hipnotizado con el paso del carruaje, nadie se percataba de lo que acontecía, el carruaje pasó demasiado rápido para José y con la mirada lo siguió del carruaje, la pequeña Paloma le veía con una iluminada sonrisa en sus labios; José con el miedo en todo su ser a penas logró menear un par de dedos, lo hizo de una manera muy disimulada para no ser descubierta su osadía, mientras que Paloma sin pena le decía adiós con su mano envuelta en pequeño guante blanco y nunca dejó de ver a José hasta que llegaron al atrio de la iglesia, lugar donde dejaban siempre el carruaje, la madre de Paloma la llevaba a misa antes de ir de compras con su hija y el patrón tomaba camino a tomar una cerveza con su amigo, el otro hacendado, quien se encontraba con  Pedro, su primogénito; los tres, Paloma, Pedro y José rondaban los trece años.

Con el paso de los años, aquella atracción entre Paloma y el pobre de José junto a ellos también creció, por su lado Pedro andaba de flor en flor, con las jovencitas del pueblo, José siempre la esperaba para verle pasar, a pesar de que ahora ya se hablan, claro como patrona y hijo de campesino.

_Señorita paloma buenos días. Dijo el tímido de José a Paloma.
_Hola José, ya te dije que no me digas señorita, llámame por mi nombre, o ¿acaso no te gusta?
_Pos claro que me gusta, es muy bonito señorita, pero aún no puedo llamarle por su nombre, y para que vea que tanto me gusta su nombre le hice este poema.
_¿Para mí José? Gracias. Y Paloma le beso la mejía en gratitud.

La madre de Paloma le dio también las gracias a José, por tan lindo detalle, la señora no era una mujer prepotente como lo era su señor esposo, a quien no le contaron el atrevimiento del muchacho.

Por las noches, mientras otros jóvenes al igual que Pedro salían al parque del pueblo a divertirse y a ennoviarse, José se iba a un lugar apartado de la hacienda, una pequeña loma donde creció un hermoso árbol, lugar donde José lo tenía tatuado con el nombre de Paloma una "y" y luego en blanco para que nadie supiera que era él, ahí permanecía sentado con la vista clavada hacia el balcón, justo el del cuarto de Paloma y desde ese lugar observaba la silueta de su amor eterno, la chica que sabía del secreto de José por culpa de una de las empleadas, sabía que era observada en silencio bajo el manto del cielo estrellado y en noches de luna llena ella lograba ver su silueta. En una de tantas noches José empezó a repetir las siguientes frases: 

"Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida. Si nos dejan nos vamos a vivir a un mundo nuevo..."

Estas frases eran repetidas cada noche por José, sin saber que de ellas nacería una tremenda historia que solo existía, según él en su corazón, sin imaginar que en el corazón de Paloma también existía desde niña un sentimiento por él.
A la noche siguiente, agregó otra frase a las anteriores: Si nos dejan te llevo de la mano corazón y ahí nos vamos, y podremos ver el nuevo amanecer de un nuevo día. Yo pienso que tu y yo podemos ser felices..."

Así estuvo sin fallar nunca José cada noche, repitiendo aquellas frases como si fuera una oración elevada al cielo, por un amor que ambos sabían que era uno imposible, por esas cosas de las clases sociales, José pensaba que la única manera de poder amar a Paloma era en "un mundo raro" justo en un rincón en el cielo, juntitos los dos, cerquita de Dios, será lo que soñaba, según él ella no soñaba con esto. 

El tiempo a quien no le interesa nada más que caminar y caminar, en ese largo y eterno andar sin final, siguió sin importarle lo que a su paso dejaba y de pronto la gran noticia en el pueblo; la boda de la niña Paloma con su ahora prometido Pedro. Esto devastó al pobre de José, quien se consoló con escribir en un papel todas aquellas frases y mientras lo hizo las ordenó de tal manera que sin darse cuenta había escrito una linda poesía a la cual solo le faltaba música y con mucho cuidado, cómo si se tratara de un ladrón se fue acercando hasta el balcón de la ahora comprometida Paloma, José musitaba...

_Paloma. ¿Me escuchas, Paloma?

Paloma escuchó, pero creyó que era su imaginación y no le prestó atención a quien le llamaba escondido por debajo del balcón de la habitación de paloma, con desesperación en su corazón, José cogió unas piedras pequeñas y con mucho más cuidado las lanzó hacía la ventana del cuarto de Paloma, arriesgándose a que no estuviera ella en el cuarto o algo peor que estuviera acompañada de alguien, como su padre, su madre o quién sabe quien, pero era tanta su desesperación que se arriesgó y lo hizo tres veces a la tercera piedra, al única que dio contra el cristal, llamó la atención de Paloma, ella se encontraba peinando su larga y castaña cabellera, ella caminó con mucho cuidado y mientras lo hacía se topó con dos piedras más sobre la alfombra, ella pensó; qué o quién será, se asomó al balcón de su habitación y cuando José observó desde donde se encontraba escondido la silueta de su amor reflejada sobre la tierra, él supo que era ella, entonces salió de su escondite.

_Hola Paloma, soy yo; José. susurró.
_¿José, eres tú, que no puedo verte solo te escucho?

José se hizo más atrás y la luz de la luna le permitió a Paloma confirmar que sí se trataba de José.

_José ¿qué haces, si te ven te meterás en un problema?
_Lo sé, pero no me importa. Dijo un envalentonado de José.
_¿Qué quieres, ya sabes que me casaré?
_Es por eso que estoy aquí, le traigo su regalo de bodas.
_¿Qué dices José, acaso no estás triste por mi boda?, porque yo sí.
_Lo estoy, pero nada puedo hacer para impedir esa boda, ¿lo amas?
_No, me cae bien, pero solo eso, yo amo desde niña a otro.
_Yo amo a alguien también desde niño.
_Lo sé José, ¿qué haremos?
_Nada mi niña, toma tu regalo espero que te guste.
_¿Qué es José?
_Es un poema que llevo escribiendo por mucho tiempo y no sé si ya lo terminé, pero es la ultima oportunidad que tengo para entregártelo.

José subió por la enredadera hasta un lugar donde paloma pudo alcanzar el papel con la historia de amor que escribió para ella durante tantas noches solo observándola desde lejos. Sus manos hicieron contacto y la magia apareció, Paloma supo que no debía casarse con Pedro, que el amor que ella sentía por José era superior a cualquier diferencia entre ellos, por su parte José sintió haber tocado el cielo, con el roce de los dedos de Paloma; José decidió irse una vez le entregó el papel con su poema a paloma, pero ella lo detuvo.

_Espera por favor José, quiero leer el poema en tu presencia, quiero que lo escuches recitado con mi voz.

José, se quedó bajo el balcón y escuchó a Paloma leer su poema, el cual lo conocía muy bien, cada estrofa, cada verso, cada tiempo, pues le llevó años escribiéndolo para el gran amor de toda su vida.
Paloma dio inicio a la lectura, lo susurraba para no ser descubierta sin haberlo leído para quien se lo escribió...

"Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida.
Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo.
Yo creo podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día.
Yo pienso que tú y yo podemos ser felices todavía.
Si nos dejan, buscamos un rincón cerca del cielo.
Si nos dejan, haremos con las nubes terciopelo, 
y ahí juntitos los dos, cerquita de Dios, será lo que soñamos.
Si nos dejan, te tomo de la mano corazón y ahí nos vamos...
Y allí podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día.
Yo pienso que tú y yo podemos ser felices todavía.
Si nos dejan buscamos un rincón cerca del cielo.
Si nos dejan, haremos con las nubes terciopelo.
Y ahí, juntitos los dos, cerquita de Dios, será lo que soñamos.
Si nos dejan, llevo de la mano corazón y ahí nos vamos,
Si nos dejan, de todo lo demás nos olvidamos.
Si nos dejan."

_Es precioso José. 

Dijo Paloma llorando, pero José ya no estaba por debajo de su balcón, se había ido.

La noche de la boda llegó y a la hacienda llegaron muchos invitados, era nada más y menos que la boda de la hija del patrón, la boda del siglo, por adentro de la hacienda, la gente de alcurnia y en las afueras la gente humilde del pueblo, entre ellos José, quien se encontraba con un mariachi, al que le pidió que cantara una canción para la novia y el mariachi empezó a sonar sus violines y trompetas, mientras lo hacían José se fue al lugar de siempre, Paloma a quien la preparaban para su boda escuchó el sonido de la música, esto le alegró algo y su madre le dice.

_Alguien del pueblo te trajo de regalo una serenata, o a lo mejor el mismo pueblo, felices por tu boda te traen nuestra música. ¿No es un lindo detalle mi amor?
_Si madre, lo es. Dijo Paloma no muy contenta.

Luego de la introducción musical empezó el cantante con la letra y entonces paloma escuchó la letra, era la misma del poema que José le escribió, Paloma corrió hacia el balcón para ver a su amado José, pero nunca lo vio, no estaba entre los del mariachi. La noche que rea hermosa, de luna llena , la hizo ver justo hacia donde ella sabía que José estuvo cada noche, todas estas noches y gracias a la luz de la luna logró ver la silueta de José. La canción continuó y cuando esta termino, los aplausos y la algarabía fue interrumpida por el sonido de un balazo, Paloma observó desde el balcón la luz producida por la pólvora del arma que escupió el plomo y también vio como la silueta cayó sin vida al suelo; Paloma gritó, y corrió por el pasillo de la hacienda con rumbo hacia la habitación de su señor padre, todos en el lugar creyeron que eran balas de felicidad, solo Paloma sabía lo que había realmente sucedido.

_¿Hija adónde vas? La ceremonia dará inició, vengo por ti.
_Ahora papá.

Dijo Paloma entrando al cuarto de su padre; y de la habitación se escuchó otro disparo, era Paloma quien buscó el arma de su padre y se quitó la vida.

Lo que era una noche de fiesta, se volvió un velorio y desde entonces en el pueblo ya nunca más tocaron aquella hermosa canción escrita con el corazón por alguien que no pudo alcanzar a su grana amor, por asuntos de clases sociales, la misma condición que le quitó la vida a la hija del patrón. 

En el pueblo dicen ver a Paloma y José sentados y tomados de la mano sobre una nube de terciopelo, juntitos los dos, muy cerquita de Dios, lugar en donde si los dejaron ser felices y compartir su amor.



                         El Fin


Inspirada en la canción: Si nos dejan, de José Alfredo Jiménez.
Historia de J. A. Jiménez y SergioRaga.

 

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