jueves, 25 de octubre de 2018

La fodonga (inspirada en una historia real)


Hacía como diez años que se habían mudado al vecindario una pareja de esposos con tres hijos, aún niños, dos niñas y un niño, el menor. Hoy ya hace un año y medio que se separaron. Esta es su historia, deseando sea un ejemplo para muchos.

Llegué a la tienda y en ella mi vecina a quien llamaré Hortensia.

_Buen día doña Horte.
_Hola muchacho... Y no se te olvide las cebollas. Agregó gritando al tendero.

Mientras esperaba por sus dichosas cebollas, a mi me llegaba un desagradable olor, me revisé las suelas de los zapatos por aquello de que sin darme cuenta me hubiera parado en algún recuerdo canino, ella me vio, yo le sonreí y ella solo me hizo una mueca, pensé -¿de dónde vendrá el mal olor? y como quien no quiere me acerqué a ella y aspiré, vaya bruto, era ella la que olía y muy mal, entonces me retiré para evitar la nausea y pensé -¿a qué hora le trae las cebollas este cabrón? Por fin, las cebollas llegaron y la señora se retiró y con ella el mal olor, la vi mientras se alejaba, iba con una bata, unas chanclas, el pelo recogido y vaya que estaba gorda, en pocas palabras; una señora fodonga. me despachó el tendero y regresé a mi casa. Le hice el comentario a mi madre y ella me comentó algo que yo ignoraba y era que estaban disgustados con el esposo de hace tiempo atrás, al parecer el señor a quien nombraré Lucas, quien era un repartidor a domicilio, seguro en una de sus entregas se encontró con una damisela necesitada de placeres y le valió madre que también este estuviera un poco menos fodongo que su mujer y empezó el idilio; esto los tenía al borde de la ruptura y en menos tiempo que lo que yo imaginé, se separaron, ella tomó a sus hijos y sus cosas y se marchó a casa de su señora madre, una viuda que deseaba un poco de compañía, creo que por eso no hizo nada por solucionar lo que ya no tenía solución. Para ahora las niñas habían crecido y se habían convertido en unas lindas señoritas, muy simpáticas en cuerpo y cara, pero nada atractivas para mí, su señora madre nos dejó con un mal sabor o mejor olor y aspecto, que pensábamos que pronto ellas serían como su señora madre y esa era palabra mayor, así que las lindas señoritas por el sector no eran bien vistas, lástima por que si que eran muy atractivas.  

El tiempo pasó y como siempre sucede nos olvidamos de la señora Hortensia e hijos, no así de don Lucas quien seguía siendo nuestro vecino, pero no se juntó con nadie, creo que le iba mejor como repartidor, pero eso sí, el único que lo visitaba era su hijo, las señoritas al igual que doña fodonga no le hablan hasta hoy.

Entonces un día que viajaba en autobús en busca de unos repuestos, más adelante, siempre en el mismo barrio hizo la parada una mujer, la cual se subió y luego de pagar su boleto se sentó unos asientos adelante del mío, yo no me había dado cuenta de la mujer que subió al bus pues iba con mis pensamientos locos, que quien diría con los años se convertiría en mi pasión y precisamente lo que hoy leen; fueron los comentarios de los que se encontraban sentados por mi lado, quienes hacían comentarios de que mujer más bonita y esbelta la que había subido al bus (claro lo hicieron con otras palabras más machistas) yo al escuchar aquello me puse en alerta y en modo conquista, en modo galán, y estiré el pescuezo para ver a quien levantó toda clase de piropos tipo albañil y otras cosas también, solo logré ver una linda cabellera, muy bien alisada la cual se mecía al ritmo del viento que entraba por el ventanal del autobús, era una mujer de muy buen ver, pero lo que me interesaba ver no lo podía ver pues lo llevaba sobre el asiento, así que me fui muy pendiente para que no se me fuera a bajar del autobús sin darme cuenta, pero nunca sucedió, si se bajaron los albañiles, jejeje, y lo hicieron por donde sube la gente para logra ver a tremenda mujerona, según dijeron con otras palabras, esto causó enojo en el chófer y las personas que subían al bus, se hizo una pelota por ese sector del bus, pero les valió mucha madre, el objetivo era ver a tremendo ejemplar femenino, el cual yo aún no lograba ver. si veía que cuando subía un caballero se quedaba parado al lado de ella, por más que el chófer repetía y repetía... ¡Córranse para atrás, atrás hay lugar nadie le hacía caso! y lo peor es que la visual ya la había perdido, me conformé y seguí con mis historias en mi cabeza, unas que las disfrutaba solo yo.

Llegué a mi parada y toqué el timbre me puse de pie y me resigné a no lograr ver a la mujer que despertaba todas las pasiones habidas y por haber en el bus, caminé hacia la puerta de salida y bajé, caminé con rumbo hacia la tienda de refacciones electrónicas y mientras avanzaba los que en la calle estaban repetían.

_¡Qué mamacita mas rica! Y otras cosas más.

Yo pensé será la que venía en el bus, me detuve como todo un Bond, James Bond, en una venta de chicles y con disimulo experto voltee y efectivamente caminaba con rumbo hacia donde me encontraba una lindísima mujer, en todo el sentido de la palabra, cara, cuerpo, desde los dedos del pie hasta la punta de sus alisada y acaramelada cabellera, fue tanto mi asombro que le dije al chiclero.

_Quédate con el vuelto.

Menos mal que el vuelto era un misero centavo, que tal si hubieran sido unos billetes, ya no hubiera podido comprar mis repuestos, así de embobado estaba, la hermosa mujer pasó por mi lado y me llegó el olor de su perfume, esa mujer era un jardín ambulante y esos lindos ojos verdes, Dios que mujer tan bella, creo que mi chicle se cayó de mi boca; junto al chiclero y demás publico Bond la vio pasar. Dio unos cuantos pasos y se detuvo, mi corazón también, se dio la vuelta y me quedó de frente, Dios mío viene hacia mí, el chiclero se ensalivó los pelos parados, pues ambos asumimos que regresaba a comprar un dulce o chicle, pero no, ella había regresado por el irresistible de Bond, o sea yo, se paró frente a mí y yo estaba petrificado, inmóvil.

_¡Hola Sergio! Dijo efusivamente. 

Fue tanto mi asombro, que aun teniéndola a mi lado, justo enfrente voltee para ver si era a otro, pero no, era a mí, ah por cierto al chiclero no le duró detenido el pelo, ahora lo tenía otra vez parado y creo que alguna otra cosa también.

_¿Sergio no me reconoces? 

Como reconocer a tan jovial y hermosa mujer.

_Soy yo, doña Hortensia.

Esto debe ser una broma, la fodonga y hedionda, la chancletuda y gordinflona, no que alguien me pellizque porque este lindo sueño en cualquier momento se puede convertir en una horrible pesadilla.

_¿Cómo está doña Blanky y el porquería de mi ex?
_¿Doña Hortensia, en serio es usted, pero que se hizo? Disculpe pero según la recuerdo usted era...
_Sí, ni lo digas, ya lo sé una vieja fodonga, pero cuando me divorcié del desgraciado de Lucas, me di otra oportunidad, me metí al gym, hice dieta, me puse a la moda, me compre ropa, en fin, y este es el resultado. ¿Qué opinas?
_¿Qué, qué opino? !wao! y lo digo con el respeto que usted me merece.
_Vamos, háblame de tu, ahora soy otra mujer, una nueva, y ¿para dónde vas?

Así que ante el asombro y la envidia de todos incluyendo al afortunado chiclero que se quedó con mi vuelto y buen taco de ojo, caminamos juntos hasta un lugar en donde tuvimos que despedirnos, pero en mi mente y más por la noche en la intimidad de mi cama esa imagen de una diosa.

Hortensia, la ex fodonga y ahora una bella mujer en busca de aventuras y de vivir la vida al máximo, me comentó que para cuando Lucas la conoció era mucho más linda que hoy y era lógico, por ella habían pasado tres embarazos y una vida que solo ellos sabrán como fue, no dudo que si ahora ella levantaba polvo y fuego al pasar, de joven debió haber llegado del mismo infierno, en el buen sentido de la palabra.

Ahora yo me pregunto: ¿Por qué mientras estuvo casada se dejó llevar hasta el otroooo extremo, por qué era una mujer tan horrenda y hedionda, por qué no se mantuvo como ahora que la volví a ver, por qué dejar que sus hijas odiaran a su padre, por qué deshacer un matrimonio de años, por qué orillar a don Lucas a las manos de la traición y la infidelidad?

A partir de aquel momento me prometí que nunca dejaría que mi futura mujer se descuidara al grado de volverse una mujer fodonga.

Para cuando con el paso del tiempo me casé, le dije a mi ahora esposa; para cuando regrese del trabajo quiero encontrar a la mujer de la que me enamoré, arregladita, pintadita, bonita, pues, recuerda que afuera uno encuentra cada cromo de mujer en busca de una aventura o de quebrar un matrimonio feliz y yo no quiero que eso nos pase, quiero encontrar a una esposa aun deseada por su esposo, ese fue el trato y hasta el día de hoy mi esposa sigue tratando y luchando a pesar del paso de los años que no perdonan para mantenerse linda para mí, o para ella, o para cualquiera, como sea lo seguimos intentando, pues claro esto aplica para ambos, hago lo que puedo y ustedes me conocen bien. 


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