miércoles, 31 de octubre de 2018

La Señora Gloria


Recordarán el carro de Raúl(+) en el cual salíamos a divertirnos siendo unos chavales; en una de tantas salidas, una linda tarde mientras Raúl manejaba su modelo antiguo, un clásico, por la acera caminaba una hermosa mujer, la cual sus muy bien colocadas curvas llamaban la atención de cualquier caballero y no se diga de un grupo de adolescentes calenturientos.

_¡Miren que culito! Dijo el más caliente del grupo el Oveja.
_¿Culito? ¡Culón! diría yo dijo mi primo Rollmy.

Yo solamente observaba el movimiento de esas caderas, aquella diminuta cintura, y el grosor de sus torneadas piernas las cuales aun no comprendo como logran entrar en un jeans sin romperlo, con la paciencia que siempre me ha caracterizado, pensaba como abordar a esa chica, entonces le dije a Raúl.

_Acerca el carro, pero por favor no la asustes.

Dije con autoridad, pero aquello era casi imposible pues, el auto era enorme, sin embargo nuestro chofer lo hizo y esta vez lo hizo bien, cuando parecía que el carro aparcaría por delante de ella, Raúl se asustó al darse cuenta de que no se trataba de una chica cercana a nuestra edad, se trataba de una mujer joven pero madura, yo creo que su edad oscilaba entre los 27 y los 30, para nosotros culicagados, era una mujer inalcanzable, pues que mujer de esa edad podría hacerle caso a un cuarteto de chavales, sin embargo cuando Raúl hacía el movimiento para huir del lugar yo le ordené que hiciera lo que le había pedido y una cuadra más adelante este se parqué, pero la mujer con experiencia cruzó la calle y se nos perdió.

_¡Sos un hueco! Casi le gritamos a Raúl.
_No ven que era una señora.
_¿Y eso qué? Dijimos casi gritándole.

Seguimos dando vueltas solo gastando gasolina, pero en mi mente y seguro la de los demás seguía la bella mujer madura, fue tan grande nuestra atracción para esa mujer que ya no nos percatamos en ver a otras chicas de nuestra edad. Al llegar la noche y en mi cuarto, aún pensaba en ella, en eso entró mi hermano mayor, con quien compartía el cuarto.

_¿Aún despierto hermanito?
_Sí, no tengo sueño.
_Que nalguita te tiene sin sueño picarón. Dijo mientras se desvestía.

Yo le comenté lo que nos sucedió y este como mi hermano mayor, me dijo que tuviéramos cuidado pues podría ser una señora casada y con un marido celoso y eso era peligroso. Yo pensé que el consejo de mi hermano estaba correcto, este quien llegó de la universidad, luego de un día de trabajo apagó la luz y en santiamén estábamos dormidos.

A los día de aquella aparición espectacular en mi mente el vaivén de las nalgas de la señora, esa tarde me encontraba en el Árbol de don Mario, no podía sacar de mi mente a esa mujer, era tanta mi obsesión que creí verla de nuevo, pero no era mi imaginación, ¡era ella!, esta vez bajaba por la misma calle, nuestra calle, pero ahora venia con una falda, una de esas holgadas, pero sus nalgas resaltaban la belleza del vestido, no le conocía su cara pero si su cuerpo, pasó a mi lado sin pena ni gloria, yo me dije; -tiene que ser ella. así que sin que ella se diera cuenta la seguí, la seguí a una distancia prudente, la vista era la mejor, el movimiento de sus caderas por debajo de su falda me confirmo que era ella, no había duda de que era ella.  



Continuará...


Tomado del libro: "Historias de un Adolescente Tímido" by SergioRaga


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